La extraordinaria novela
sobre Sor Juana
de Mónica Lavín
de Mónica Lavín
Yo, la peor es una novela de la mexicana Mónica Lavín publicada en el 2009. No se confunda con la película de Bemberg de 1990 –Yo, la peor de todas– que protagonizan Dominique Sanda y Assumpta Serna, basada, según se dice, en el deslumbrante libro de Octavio Paz "Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe", pero con una lectura que subraya un componente lésbico apenas sugerido como una lectura posible por Paz.
La novela de Lavín (México, D. F., 1955) aparece catalogada por la editorial Grijalbo como “novela histórica”, si bien su composición difiere marcadamente de otras novelas históricas por la construcción de varios universos paralelos desde los cuales se contempla la vida de la célebre monja de fines del siglo XVII. En ese sentido, cabe decir que en esta novela Lavín imagina, a partir de hechos históricos ciertos, la vida íntima de una serie de personajes, casi todos mujeres, que tuvieron relación directa con Sor Juana. Este boceo en la subjetividad de los personajes son los que distancian esta novela, en mi opinión, del arquetipo que define una novela histórica, y mueven a los editores a calificarla en la nota editorial de presentación como “novela intimista”. No obstante, gracias a estos personajes, aflora ante los ojos del lector la experiencia de la vida misma de las diversas mujeres de diferentes posiciones sociales, de modo que en estas páginas el lector se sitúa y contempla la vida en el Valle de México de fines del siglo XVII con una riqueza y una proyección incomparables. Sólo por esta razón cabe calificar a esta novela como verdaderamente notable.
Desfilan por sus páginas la visión de la madre y de la abuela, de sus hermanas, sus sobrinas, su maestra Refugio, su tía, la querida de su tío, las virreinas, otras monjas del convento, hasta la propia Sor Filotea, disfraz del obispo de Puebla. A ellas se añade la aportación fundamental del punto de vista de dos esclavas negras. A partir de las voces de estos personajes, que ofrecen en primera persona sus puntos de vista sobre ellos mismos y sobre Sor Juana, se construye poco a poco la historia de esta escritora monumental.
Lavín luce además, en beneficio de la novela, de un particular talento en la narración que descansa en una lengua de muy felices y audaces giros, plenos de lirismo y henchidos de imaginación para plasmar y concretar ambientes, situaciones y sentires.
La investigación histórica luce muy completa. No sólo a través de la narración, sino en un anexo que incorpora al final en el que explica cómo concibió y concretó la historia. Un dato importante que no pudo adivinar Octavio Paz se descubrió en fecha más reciente, y se publicó en el 1994. Se trata
de las redondillas tituladas Los enigmas de la Casa del Placer, libro compuesto no sólo por las redondillas, sino por otros textos que parecen haber sido compuestos después de habérsele impuesto la renuncia a las letras y al estudio como consecuencia de la celada misógina de obispos y arzobispos. El libro, editado en complicidad con monjas portuguesas, debió salir en el 1695, el año de su muerte. Con esa publicación Sor Juana abofeteaba el empeño inútil de silenciar y apagar su inteligencia y creatividad. De manera que la Sor Juana de la novela de Lavín no es la monja acorralada, humillada y derrotada que estudiamos en Octavio Paz, sino una monja que de un modo aún más contundente que Galileo, se yergue sobre la censura inquisitorial para afirmar que la inteligencia y la creatividad no pueden ser apagadas. La novela de Lavín (México, D. F., 1955) aparece catalogada por la editorial Grijalbo como “novela histórica”, si bien su composición difiere marcadamente de otras novelas históricas por la construcción de varios universos paralelos desde los cuales se contempla la vida de la célebre monja de fines del siglo XVII. En ese sentido, cabe decir que en esta novela Lavín imagina, a partir de hechos históricos ciertos, la vida íntima de una serie de personajes, casi todos mujeres, que tuvieron relación directa con Sor Juana. Este boceo en la subjetividad de los personajes son los que distancian esta novela, en mi opinión, del arquetipo que define una novela histórica, y mueven a los editores a calificarla en la nota editorial de presentación como “novela intimista”. No obstante, gracias a estos personajes, aflora ante los ojos del lector la experiencia de la vida misma de las diversas mujeres de diferentes posiciones sociales, de modo que en estas páginas el lector se sitúa y contempla la vida en el Valle de México de fines del siglo XVII con una riqueza y una proyección incomparables. Sólo por esta razón cabe calificar a esta novela como verdaderamente notable.
Desfilan por sus páginas la visión de la madre y de la abuela, de sus hermanas, sus sobrinas, su maestra Refugio, su tía, la querida de su tío, las virreinas, otras monjas del convento, hasta la propia Sor Filotea, disfraz del obispo de Puebla. A ellas se añade la aportación fundamental del punto de vista de dos esclavas negras. A partir de las voces de estos personajes, que ofrecen en primera persona sus puntos de vista sobre ellos mismos y sobre Sor Juana, se construye poco a poco la historia de esta escritora monumental.
Lavín luce además, en beneficio de la novela, de un particular talento en la narración que descansa en una lengua de muy felices y audaces giros, plenos de lirismo y henchidos de imaginación para plasmar y concretar ambientes, situaciones y sentires.
La investigación histórica luce muy completa. No sólo a través de la narración, sino en un anexo que incorpora al final en el que explica cómo concibió y concretó la historia. Un dato importante que no pudo adivinar Octavio Paz se descubrió en fecha más reciente, y se publicó en el 1994. Se trata
Hay que aplaudir, como aplaudo, esta novela importantísima de Mónica Lavín.
Marcos
Reyes
Dávila
1 comentario:
Yo la leo en estos dias. Es genial.
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