lunes, 19 de diciembre de 2016

Bolívar, Waldo VFrank y el Nacimiento de América



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BOVAR, 


Waldo Frank y el Nacimiento de América
 

Waldo Frank (1889-1967) fue un norteamericano amante del mundo hispano. Narrador, ensayista dramaturgo e historiador, dio a luz lo que a primera vista, y a rasgos generales, es solo una biografía de Simón Bolívar. Su título, “Nacimiento de un mundo”, sugiere sin embargo de inmediato que su propósito desborda la mera biografía del Libertador.
    El libro que hemos leído fue editado por Aguilar en el 1959, versión en español de Amando Lázaro Ros. El subtítulo también da seña de su verdadera intención: “Bolívar dentro del marco de sus propios pueblos”.
    Se trata de un libro extenso de cerca de 560 páginas. De estas, diez corresponden a una abundante bibliografía, y 18 a un índice alfabético de nombres, temas y lugares. Incluye también veinte ilustraciones y diez mapas del escenario de campañas y batallas.
    “Nacimiento de un mundo” es una amplia biografía de Bolívar escrita con un atractivo lenguaje, ágil y poético por ratos. Incluye extraordinarias descripciones del escenario natural en el que se desenvolvió la vida del Libertador, así como profundas semblanzas de algunos de los protagonistas de la historia. Mas la narración fluida y feliz de los hechos no se reduce a las peripecias extraordinarias: el libro explora, desde el inicio, como va creando Bolívar un mundo nuevo, con conciencia de estar haciéndolo. No se trataba solo vencer militarmente la tiranía española y su orden monárquico en las américas, sino de ir estableciendo en cada espacio las nuevas estructuras políticas de un sistema republicano. Su afán republicano lo concibe como una gesta de liberación que deseo llevar no solo a los confines todos del continente, incluidos naturalmente Cuba y Puerto Rico, sino incluso a la propia España. Pero Bolívar se percató muy pronto, tras las primeras victorias y reveses, que el éxito de la liberación de su América dependía de ir despertando en nuestros pueblos la noción, la conciencia, de ser un mundo diferente al español: el nuevo mundo de las repúblicas americanas: el enemigo está dentro de nosotros mismos. Pueblo nuevo: hombres nuevos.

    Las batallas contra los ejércitos españoles de aquí y allá, tras la “Campaña Admirable” que culminó con la primera victoria del dominio español en Venezuela, constituyen seguramente la parte más conocida de su biografía. Pero detrás de ella se impuso la tarea de crear la conciencia de un nuevo pueblo americano que no existía. Las meras victorias militares sobre la tiranía española no podían despertar en los hombres y mujeres la conciencia de que no eran españoles. Solo esa conciencia de ser diferentes, de ser un pueblo americano y no español, podría perpetuar las victoria y afirmar la  independencia.
    La historia narrada por Waldo Frank destaca de manera prominente, que una vez consolidada la independencia de la Patria Grande frente a España, y a las otras potencias que no disimularon su apetito, se desataron las intensas luchas entre los caudillos americanos para ocupar los vacíos de poder. Esas luchas protagonizaron la primera historia de este mundo. Fue precisamente el afán por constituir un nuevo orden republicano, articular la armonía entre los pueblos, y fraguar en los pueblos la noción de la “patria grande”, donde arraigó su gloria mayor y su fracaso, pues la verdadera finalidad de su gesta desbordaba la conquista de la independencia de todo el continente para pretender fraguar además su porvenir y su libertad.  Mas Bolívar tiene el mérito gigantesco e inédito de haber concebido, proclamado y predicado una utopía que estuvo al alcance de la mano. De la punta de su espada y su palabra no solo se cristalizaron cinco naciones de una masa informe, casi como de la nada, sino el plano y diseño, la arquitectura, la armazón misma de un continente unido al que llamó y por el que clamó repetidamente. Toda corona de rey o emperador rechazó, como rechazó todas las riquezas que los pueblos pusieron a sus pies. Esa hazaña, aunque fracasada en vida, fue un sueño eterno, una utopía perdurable –como hemos dicho antes– que orientó victoriosa las luchas del porvenir. Bolívar vio muy claramente que no se debía confundir libertad e independencia.
    En las proclamas de Bolívar difundidas y sembradas por todas partes emergen a la luz las ideas fundamentales de los grandes próceres sucesivos, fueran héroes militares o políticos, pensadores o poetas. Bolívar se abstuvo de ser un sanguinario enemigo de los españoles. Sus perdones se repitieron incansablemente. Bolívar fue en su tiempo el héroe de mayor estatura no solo para la América nuestra, sino para la del norte, e incluso Europa. Mas América era demasiado grande para dominar las riendas recorriéndola a caballo por las intrincadas sierras y selvas, y las casi inaccesibles alturas de los Andes. Además, Bolívar se abstuvo de sacar su espada contra los caudillos americanos que se rebelaron por todas partes.

    La imagen de Bolívar que se desprende del libro de Waldo Frank, sin dejar de ser ponderada y crítica, es deslumbrante. Frank se empeña en comprender la naturaleza e intríngulis de cada uno de sus actos y sus palabras. Tras la lectura se comprende porque Martí en “Tres héroes” nos alecciona con las manos quemadas que debemos “perdonar”  sus “errores”. “Los desagradecidos no hablan más que de las manchas – nos dice–. Los agradecidos hablan de su luz”.
    Aunque escrita y publicada hace más de medio siglo, el libro de Frank gozó y aun goza de una bibliografía extraordinaria para su tiempo afincada en fuentes primarias. Seguramente incompleta, seguramente ajena a la infinidad de textos, interpretaciones y visiones que el tiempo ha ido revelando, basta para dejar en el lector una idea completa e íntegra de quien fue el americano más grande de todos los tiempos. Ya se ha dicho que “todo llevará su nombre”.  Y nuestro Eugenio María de Hostos acotó sobre Bolívar  una expresión inexpugnable:
    “Para conocer la deslumbradora personalidad del Libertador hay que comparar a Bolívar con Bolívar. En realidad fue único...”       




Marcos
Reyes Dávila
¡Albizu seas!

viernes, 9 de diciembre de 2016

Trígesimo Aniversario de EXÉGESIS





El 30 ANIVERSARIO 
de EXÉGESIS                               
Si tenemos en cuenta cómo el viento del tiempo se lleva todo como una hojarasca; si tenemos en cuenta cómo, lo que aluza un día, se apaga otro; si tenemos en cuenta cómo limita, nuestro comentado insularismo, el eco lejano de nuestra voz, ya sea como país, o ya sea como cultura; y si tenemos en cuenta cómo los bonistas han saqueado las arcas del banco de fomento y las aportaciones al presupuesto de la universidad...  30 años de taller constante es algo que merece notarse, tanto en nuestra revista como en el desempeño de los compañeros docentes y no docentes.
    EXÉGESIS fue, y aun es, una revista de la facultad del Recinto de Humacao, comprometida con hacer un diálogo, de alto nivel, entre nuestra facultad, y la comunidad cultural puertorriqueña y también del extranjero. Por esa vía nos dimos a conocer de Canadá a la Argentina, y de México a Japón, pasando por Europa. Así lo hizo EXÉGESIS durante estos 30 años. Un trigésimo aniversario, que es la parte sustantiva de la vida productiva de los seres humanos, es ocasión adecuada para hacer balance de los quehaceres, y para ofrecer un informe de tareas cumplidas.   
    La obra ha sido voluminosa. Una revista como la nuestra tiene en su acervo una gran cantidad de autores y temas. Gracias a Lilia Méndez y a Sergio Rodríguez esto se comprobará muy pronto. Una revista como EXÉGESIS acoge una gran cantidad de visiones y de perspectivas de la realidad. Es decir, un diálogo privilegiado de múltiples voces muchas veces eruditas. Esa es sin duda una de sus grandes riquezas.
    Repasémoslo muy brevemente para ustedes. EXÉGESIS, en cuanto a su formato y su presentación, fue un ave rara en el mundo de las revistas académicas. Sus páginas, profusamente ilustradas, rechazaron el formato uniforme y rígido de los uniformes para optar por presentaciones diversas y más atractivas.  EXÉGESIS se ocupó de nuestro mundo nacional, pero además de los otros. Se ocupó de nuestra actualidad, pero también la de los tiempos pasados y de los espacios lejanos. EXÉGESIS dio espacio a todas las disciplinas académicas, no solo las de “letras”, como filosofía, historia, educación y literatura. EXÉGESIS publicó también trabajos de física, astronomía, matemáticas, biología, química, administración de empresas, sociología, política, sicología, comunicación, entre otras. EXÉGESIS conmemoró centenarios y cincuentenarios  como el de Betances, de Martí, de Hostos, de la guerra hispano-cubana-norteamericana de 1898, del quinto centenario del encuentro de dos mundos, del bicentenario de la independencia de los países de Nuestra América, de la primera guerra mundial, de Luis Palés Matos, de Miguel Hernández, de Pablo Neruda, de Juan Antonio Corretjer, de Julia de Burgos, y paro de contar. En ocasiones publicamos números monográficos, sencillos, dobles y triples; en otras, portafolios o dossieres más o menos extensos. EXÉGESIS no se olvidó de honrar póstumamente a Josemilio González, ni dejó de llorar la muerte de Manuel Maldonado-Denis o la de José Luis González. EXÉGESIS honró la memoria del fundador de este recinto, don Águedo Mojica.

    EXÉGESIS publicó, por otra parte, números en combinación con los poetas de Uruguay, con los escritores de Cuba y de Paraguay, con la Sociedad de Escritores de Chile, con los narradores de Centroamérica. EXÉGESIS contó con aportaciones de Isabel Allende y de Iván Illich.  EXÉGESIS se ocupó de los poetas y narradores puertorriqueños... en el exilio. EXÉGESIS se ocupó de las artes plásticas, ya fuera publicándolas o ya fuera haciendo exhibiciones. EXÉGESIS se ocupó incluso de la comunicación social de las ciencias. EXÉGESIS auspició seminarios, simposios de historia y de filosofía, y conferencias magistrales ofrecidas por algunos de nuestros departamentos. EXÉGESIS, por otra parte, llegó a gran parte del mundo. A innumerables bibliotecas y universidades, a centenares de autores e investigadores de Estados Unidos, pero también de Chile, de Cuba, de Argentina, de toda Nuestra América, lo mismo que de España, sin olvidar Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Rusia, Israel y hasta Japón, entre otros.
    EXÉGESIS fue la primera revista arbitrada de la UPR en tener una versión en internet gracias al talento y la dedicación del compañero José Sotero Esteva. EXÉGESIS agrupó bajo su techo, en el Simposio de Revistas Culturales, Nilita Vientós Gastón, del 2005, a todas las revistas culturales de Puerto Rico, con invitados de Uruguay, España, República Dominicana, Cuba, Costa Rica y México. A iniciativa de EXÉGESIS, y organizado por EXÉGESIS, con la cooperación del Departamento de Español y de la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades, la Universidad de Puerto Rico, en Humacao, se estableció como la sede donde se conmemoró en Puerto Rico el centenario de la muerte de Eugenio María de Hostos. En esa ocasión EXÉGESIS entregó al pueblo de Vieques, la Medalla de la Solidaridad Eugenio María de Hostos, una medalla enorme acuñada y donada por el célebre escultor puertorriqueño José Buscaglia que se exhibe en el museo de Isla Nena.
     EXÉGESIS realizó cinco simposios de gran envergadura, cuatro de ellos con carácter internacional. Me refiero, en primer lugar, al simposio dedicado a Francisco Matos Paoli; en segundo lugar, el de la conmemoración de la muerte de Hostos antes mencionado; el de las revistas culturales –impresas y electrónicas–, en tercer lugar; en el cuarto, el de la generación del sesenta; y en quinto lugar, el del centenario de Julia de Burgos.
    Además, EXÉGESIS abrió las puertas del recinto al Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico que ha tenido ya 8 ediciones. EXÉGESIS, en varias ocasiones, ha sido anfitriona, en nuestro recinto, de autores de Argentina, de Uruguay, de Chile, de Paraguay, de Bolivia, de Colombia, de Venezuela, de Ecuador, de Perú, de Panamá, de Costa Rica, de Honduras, de Nicaragua, de Guatemala, de México, de Cuba, de la República Dominicana, de España y de Estados Unidos.
    Como se evidencia, EXÉGESIS mantuvo un intenso intercambio con autores y obras de muchas partes del mundo. En una ocasión, como expresión de agradecimiento ante la acogida recibida más allá de los mares, EXÉGESIS publicó un número compuesto exclusivamente por obras llegadas del extranjero que ilustramos con una portada compuesta de los infinitos sellos postales en los que nos llegaron.
    EXÉGESIS, cierto es, defendió algunas causas particulares, pero causas de enorme importancia, como no lo ha hecho ninguna revista académica del sistema. Así lo hicimos, por ejemplo, con la defensa, reiterada, del pueblo de Vieques en su lucha contra la Marina de guerra. Esa defensa llegó a todos y cada uno de los países mencionados... y de varios más. La causa de Vieques se conoció también a través nuestro hasta la Patagonia.
    EXÉGESIS promovió la candidatura al Pemio Nóbel de Literatura de nuestro Francisco Matos Paoli. EXÉGESIS defendió también a algunos de nuestros presos políticos, ya fuera el enorme pintor Elizam Escobar, o ya sea Oscar López Rivera. EXÉGESIS defendió la necesidad, y el deber de existir, del Instituto de Estudios Hostosianos. Finalmente, EXÉGESIS defendió, como la leona defiende su cachorro, a EXÉGESIS, cuando comenzaron a actuar las fuerzas de su desmantelación hace demasiados años.
    La consistente verticalidad de EXÉGESIS le ganó la incomodidad temprana de algunos que se erigieron como patrocinadores del silencio y la marginación, y que llegaron incluso a impugnarla en más de una ocasión. A pesar de que alguna vez contó con alrededor de un 90 % de aprobación, dentro y también fuera del recinto, en los últimos 7 años sufrimos un ahogo insostenible cuando se redujo en casi un 80% el presupuesto de muchos años, y se nos bloquearon además recursos, apoyos e instrumentos. Aun así hemos llegado aquí, como hemos llegado.
    ¿Y cómo se ha hecho todo esto? Naturalmente, gracias a la colaboración y al gran aprecio que disfrutó la revista de parte de la facultad y de los compañeros no docentes. Gracias a los compañeros de Artes Gráficas, de la oficina de Correos que tuvimos en el recinto, de Transportación, del Centro de Cómputos, de Presupuesto, de la Oficina de Asuntos por Pagar, de los departamentos académicos, de la biblioteca y otros. Particularmente le debemos su despegue al artista gráfico Ángel Vega, al fotógrafo Félix Berberana, a Eneida Rodríguez Delgado, al auxilio difícilmente prescindible de María Socky Claudio, y al director de impresos del recinto de Río Piedras, Alcides Ortiz. Algunos rectores nos dieron un respaldo realmente importante. Otros... no tanto. De modo que se impone dar unas gracias inmensas a todos ustedes, de todo corazón.
    Queda aun, no obstante, una cola de león, una clave secreta. Y esta fue, como tenía que serlo, la Junta Editora de EXÉGESIS. Junta nombrada originalmente por la rectora Elsa Berríos, a instancias de Andrés Candelario, quien concibió una revista de toda la facultad. Para construirla reunió compañeros profesores de diversos departamentos académicos. Y no, como podría parecer, solo de Letras –es decir, Español, Humanidades, Educación, Ciencias Sociales– , sino también de Matemáticas, de Física, de Biología, de Administración de Empresas y hasta de Química. Durante muchas semanas, a fines de 1986, esa Junta se dio a la tarea, dirigida por Andrés, de definir todos y cada uno de los aspectos de la revista que deseábamos publicar, y a redactar en consecuencia un reglamento para institucionalizarla. Por disposición de la Junta Administrativa, la revista quedó bajo la supervisión directa de Rectoría. Más luego se integraron otros profesores de primera línea, seleccionados por sus propios pares, y entre los cuales, y como señal de su excelencia, figuraron varios que hoy son profesores eméritos de la Universidad de Puerto Rico. EXÉGESIS contó además con compañeros que ocuparon la dirección de algún número de la revista, como lo fueron Carmen Alverio, Rogelio Ruiz y el propio Carlos Rojas.Todos ellos crearon, en las reuniones de la Junta Editora de EXÉGESIS, momentos de plácidas luces y de un compañerismo que nunca podremos olvidar.
    Los eméritos de nuestro recinto que trabajaron en esa Junta y la apoyaron notablemente tienen su propio testimonio que dar. Hemos querido celebrar con ellos este aniversario, a nombre de todos los que colaboraron y cooperaron con la revista, porque EXÉGESIS contó con la suerte que otorga, conforme a la leyenda, el trébol de cuatro hojas.  Y en este caso, como vemos, este trébol lleva en su pecho nuestros laureles.

NOTA PERSONAL
    Después de haber vivido a EXÉGESIS por 30 años;  después de haber escuchado el testimonio de estos compañeros sencillamente extraordinarios; después de haber tenido la oportunidad de dar forma sobre el papel a tantas voces, de lanzar a espacios muy diversos y muy distantes el trabajo de nuestro esfuerzo y nuestros saberes; después de haber auspiciado tantos diálogos, después haber crecido juntos, llorado y reído, agradecido muchas veces y desgradecido alguna; después de la alegría de haber servido como portavoces de tantos... ¿cómo darle a la gratitud la magnitud que en este caso merece?
     Yo me retiro de estas lides con el año que se va. La revista EXÉGESIS que fue mi refugio y mi sostén durante estos mismos 30 años, yace al borde de la extinción. Despojada de gran parte de sus haberes, recursos e instrumentos desde hace más de cinco (5) años, ha sobrevivido como ha podido sobrevivir de sus ahogos desde entonces. La Junta Editora de la revista que fue a veces a modo de ágora griega y en otras soviet de hermanos, ha quedado poco a poco deshabitada. Aunque como dice Juan Antonio Corretjer: “En la vida todo es ir a lo que tiempo deshace”, no debemos resignarnos y sentirnos derrotados. No podemos abandonar nuestro deber para con una revista que es nuestra, ni tampoco con un país que es nuestro país.
    La pérdida que supone para la Universidad de Puerto Rico toda, la del sistema grande, no es hueso de poca monta. Toda universidad debe contar con una revista, no porque así lo requieran las instituciones acreditadoras, sino porque una revista académica es parte sustantiva de nuestro deber fundamental con la búsqueda interminable de la verdad para lo cual es imprescindible este instrumento de diálogo con el que compartimos de modo más directo e inmediato nuestro saber, nuestras investigaciones y nuestra creatividad. Una revista es nido de heterodoxias porque descubre nuevos vínculos, abre nuevas puertas y amplia nuestro conocimiento por espacios desconocidos. Toda revista es como el ojo de una abeja en el que convergen y se aúnan las aportaciones de todos, tanto las de quienes escriben como las de que quienes leen. No podemos reducir nuestra tarea ni entregarle nuestro deber a los fuegos fatuos de los doctorados en facebook y wikipedia. En la revista EXÉGESIS no colaboraron solo autores de nombre y aun de renombre. EXÉGESIS ayudó a formar y hacer nombre, y aun renombre, a unos cuantos, dentro y fuera de Puerto Rico. De ello dará cuenta el índice general que gracias a Lilia Méndez y a Sergio Rodríguez publicaremos próximante.
    No puedo evitar hablar de mí en este momento. Tampoco debo dejar de pedir disculpas por mis insuficiencias. Pero EXÉGESIS fue para quien habla un hogar que habité y que me habitó durante tres décadas de mi vida. Cualquiera que me conociera un poco, cualquiera que vinculara mi nombre con la revista, debió inferirlo sin esfuerzo. Perder a EXÉGESIS, como la perdí, fue como un exilio, por decir lo poco. 
        Me urge repetir otra vez mi expresión de gratitud, porque permitirme abrazarme a EXÉGESIS fue una gracia recibida que no tiene nombre. Cada página, cada línea, cada imagen y cada letra, fue una flor podada con mis propias manos, y una tierra liberada de mi alma. EXÉGESIS no fue una revista que dispusiera todos sus materiales conforme a una plantilla única, al molde que configura todo vaciado. Coloqué cada letra en cada página. Le di forma y posición a cada imagen. Ideé cada portada y cada número. Cada número fue un cuadro pintado a través de muchas semanas de dedicación intensa que había que crear de la nada, de la página –un lienzo– en blanco.
    EXÉGESIS fue también una fiesta de compañeros alrededor de la lumbre de una hoguera y una botella de buen vino, como nos decía jocosamente el poeta Francisco Matos Paoli. Lamento no estar aquí ahora que se ciernen sobre nuestra universidad, y sobre el país, amenazas muy graves. Ante ellas, EXÉGESIS aun puede ser un instrumento de batalla. EXÉGESIS, nueva época, ya sin mí, aun tiene mucho que aportar, si logra mantenerse en la brecha de la que hablaba José de Diego: “Resurge, alienta, grita, anda, combate / vibra, ondula retruena, resplandece!”... No celebremos de EXÉGESIS solo su pasado. Más importante es celebrar un cumpleaños cuando se mira al futuro.
    Me acomodo en esta imagen del cartel para acompañarme con los
compañeros de la Junta Editora que fueron investidos como profesores eméritos, y disfrutar del calor de esa vista. Estos merecieron su investidura de eméritos, pero otros compañeros de la junta también, y aun otros no quedaron muy a la zaga. Es decir, que por regla general la junta estuvo constituida por compañeros que los demás compañeros consideraron que tenían su altura y gozaban de su respeto. Me llamaron "sub-comandante" cuando aquel Marcos de Chiapas. Pero eso no pasaba de ser una broma de amigos como lo de llamarnos "el soviet de Humacao". Es cierto que la responsabilidad era mía, y eso no podía olvidarlo cuando las cosas tenían que estar hechas a tiempo. Pero el consenso cuando era lo aconsejable, y la mayoría cuando era lo aconsejable, siempre prevaleció. Tengo para mí que fuimos camaradas y hermanos, y que por eso la junta duró tanto tiempo.
   
Marcos
Reyes Dávila
¡Albizu seas!
8 de diciembre de 2016

(Versión editada del texto leído en la celebración del trigésimo aniversario)


lunes, 5 de diciembre de 2016

4 Eméritos


EXÉGESIS 30 Aniversario


lunes, 28 de noviembre de 2016

Fidel: revolución, dictadura y democracia

Fidel:  
Revolución, dictadura y democracia

 

Insistentemente oímos hablar de dictadura, revolución y democracia respecto a la obra, no de Fidel, sino la del pueblo de Cuba que lideró Fidel. Pensar que el pueblo cubano fue dictador sobre sí mismo es absurdo.
    Fidel dirigió una revolución que tomó las armas contra la dictadura de Fulgencio Batista desde el 26 de julio de 1953, y que tras la previsible derrota, retomó con más bríos, madurez y esperanza de éxito tras su desembarco del Granma, el 2 de diciembre de 1956. La lucha de Fidel Castro y sus compañeros desbordó siempre el mero derrocamiento del dictador Batista. (Dictador porque tiranizaba a un pueblo del que no tenía entonces –antes lo tuvo– arraigo ni apoyo alguno.) El derrocamiento de Batista no se hacía para sustituir una dictadura por otra. El inmenso valor que requería que un pequeño grupo de jóvenes pretendiera vencer un enorme ejército apoyado por Estados Unidos fue de por sí una de esas hazañas increíbles y temerarias que solo practican los más abnegados. Pero, ¿para qué lo hacían? Para liberar al pueblo. La tarea de liberar al pueblo cubano no terminaba con Batista. Terminaba con el régimen que lo hizo posible y que lo mantuvo en el poder. Ese régimen, neocolonial, estaba cimentado sobre la clase burguesa cubano-norteamericana. La liberación del pueblo cubano requería entonces destruir esas bases para bloquear la posibilidad de su regreso al poder y a la tiranía.
    La verdadera revolución que encabezó Fidel Castro no fue por tanto la de la Sierra Maestra que culminó con la toma de La Habana el primero de enero de 1959. Ese día apenas empezaba. Comenzó con las leyes que pusieron fin a los latifundios para devolverle al pueblo cubano la propiedad de sus suelos. Terminaron con la abolición del analfabetismo, los derechos plenos de salud y educación, y sobre todo, con ese sentido de soberanía y poder propio, anticolonial, que le permitió al pueblo cubano ser ejemplo de solidaridad y amparo para el mundo entero.
    Esa revolución tuvo que ser armada y requirió, por tanto, del ejercicio de esa política fuerte que practican todos los pueblos en tiempos de guerra. Todos. Cuba era entonces una muy pequeña nación, tercermundista y pobre, que tuvo, tuvo que batallar por su derecho a ser libre y ejercer su propia determinación y soberanía contra los poderes más grandes del planeta y en medio de una guerra feroz entre las superpotencias de entonces. En estado de guerra permanente ha vivido Cuba desde entonces. De modo que Cuba no ha podido ser todo lo que hubiera querido ser. Pero sí ha sido lo que ha podido ser.
          Contra la revolución, nada; con la revolución, todo. Esa ha sido la consigna de la vida política cubana. Toda revolución trae consigo violencia, por definición. Pero no es que la revolución la desee: es condición impuesta por los que resisten los cambios revolucionarios, es decir, los que desean conservar y mantener un status quo edificado por ellos para su beneficio privado y personal. La revolución americana tuvo que vencer la resistencia monárquica inglesa, y la hispanoamericana la monárquica española. La revolución francesa que pretendió construir una república tuvo que recurrir a la guillotina aplicada a miles de aristócratas para intentar impedir la restauración de la monarquía. Aun así no lo logró. La revolución bolchevique asesinó al zar y a su familia inmediata, no por crueldad, rencor ni venganza, sino para tratar de impedir el reclamo de familiares al trono ruso.
    Los que reclaman que un régimen pluralista es condición indispensable para la democracia y la libertad, o no saben de lo que hablan, o buscan resquicio para penetrar con las garras absorbentes de los poderes neocoloniales. Los que hablan de pluralismo significando con ello la legalización de políticas coorporativas burguesas, solo pretenden que una revolución socialista permita la entrada a juego de los grandes poderes económicos que traen consigo las dictaduras de derecha. Si Cuba permite que la penetren los poderes económicos del capitalismo internacional, dejará de existir para retornar a la sumisión de la vieja Cuba. Regresarán los grandes latifundistas y dueños de empresas a reclamar sus derechos de propiedad, sus latifundios, sus industrias. Así ocurrió con la Rusia postsoviética. Cuba tiene ante sí dos opciones: o mantiene la revolución en estado permanente de guerra, o se deja vencer y ocupar por los poderes occidentales que la neocolonizarán... con rencor.
    La democracia de Cuba tiene su base en la libertad de elección del pueblo cubano, desde la base hasta las cumbres del estado. En las “democracias occidentales” los grandes capitales controlan los medios de comunicación, dirigen desde las agencias de publicidad la vida política y permiten que el más ignorante y vicioso alcance el poder con los votos ciegos de relativas mayorías. En Estados Unidos el juego político lo dirigen las más grandes corporaciones, de modo que el gobierno norteamericano es siempre su gobierno y no el “gobierno del pueblo y para el pueblo”. En Cuba se eligen libremente los organismos de base, que son, en efecto, la base de todo el poder del estado, y partir de ahí, de forma escalonada, se eligen organismos cada vez menores que responden a los anteriores hasta la elección del presidente y jefe de estado. El sistema asegura que no llegue a presidente un incapaz, ignorante, una marioneta del capital –siempre corrupta– y de las agencias de publicidad. Ese sistema es por definición, anti capitalista.

    Fidel Castro se consolidó como la figura política de mayor calado y altura de las américas del siglo XX. Esa inmensidad suya que hizo posible lo imposible la mide el hecho de que tras su enfermedad, y disminuido por ella de manera visiblemente significativa, no dejó de ser el ícono de la revolución y el freno ante los empeños agresivos de ese capitalismo occidental que nunca, nunca, trae consigo ni libertad ni democracia. Hasta el último día de su vida mereció el respeto y se ganó la admiración del mundo entero.
    Hostos redactó en el 1876 un programa para los "independientes" que pretendió establecer los “prolegómenos”, es decir, los fundamentos que debían regir la vida política de los estados tras conquistar la independencia. La independencia no era pues, de por sí, la meta a lograr, sino la estrategia a seguir para construir sociedades libres. Ese trabajo era el fundamento de la libertad, y solo esa empresa de liberación constituye el hacer patria. Mucha patria, mucha y frente alta, tiene en sus manos el pueblo cubano gracias, al liderato de Fidel.


Marcos
Reyes Dávila
¡Albizu seas!








 


sábado, 26 de noviembre de 2016

El Granma te espera otra vez esta mañana



El Granma 
te espera otra vez 
esta mañana

 





Dime cómo hablar de ti
sin hablar contigo. 

Dime cómo decir,
aun escasamente,
que Fidel era el alma en la bandera.
Mira que la multitud tiene tu rostro.
Y aunque no estuvieras ya en la multitud
la paloma se posa aun
sobre tus hombros.

El día lleva tu nombre.
Lleva tu nombre el viento de la luz,
la noche recogida sobre todo,
y hasta el aire del aliento.
Por eso para hablar de ti
urge contar con la luz de los caminos.
Que la luz se hace guerrilla
en la noche más oscura.
Algunos nacen luz de las auroras.
Otros mueren con las luces de la tarde.
Pero pocos nacen en el rojo resplandor
de una mañana
que se desplaza impávida a la tarde.
Esa luz tiene su tránsito en el cielo.
Esa luz tiene su sierra maestra.
Esa luz tiene una historia
poblada del valor de las campanas.

En ti el siglo se hace chico.
Pues como Martí
hiciste lo imposible.
Mas tu vida hierve aun
como el agua en la caldera.
Si un siglo en la trinchera
hace palomas
para ti el siglo
nunca tuvo abismo.
Por eso pudiste marchar
predicando a Cuba por el mundo.
Por eso un cubano
no se siente menos
ni en palacio ni en arena.


Durante tu memoria
en mi memoria
conspiraste con la tinta en las imprentas.
Y en medio de un siglo de galeras
fuiste una inquietud
que ni encalla ni zozobra.
En medio del vapor
y de las máquinas,
y en las letras libres del teclado,
la palabra abre el pecho de su aliento
y las portadas del mundo entero
hacen con tu nombre justo su bandera.

De Santiago a La Habana
pasaste como la luz de una bengala
y ahora regresas
de La Habana a tu Santiago,
como la columna vertebral
de un país hecho canción de amor,
o un fuego que abraza y que no arde.
Nada dudo
que aun pueda hacer la luz
si amanece mañana.
“Los agradecidos hablan de su luz”
dijo quien puede.
A veces ante la luz
hay que interponer las manos ciegas.
Y es que a veces
llueve en la luz,
y a veces la luz llora.
La luz tiene hambre de espacio
y de universo.

                                                                       Marcos Reyes Dávila
                                                                                ¡Albizu seas!
                                                         26 de noviembre de 2016


sábado, 29 de octubre de 2016

Eleciones en Puerto Rico -2016 : Votar por quién



Votar, ¿por quién votar?
 
       Pedro Padilla hace su reflexión, y yo la mía, sin afán de 

controversia.

      Puerto Rico es una colonia que hoy está devorada más que nunca por buitres que, más que estadounidenses, son miembros de una pequeña elite extranacional, la del mundo financiero internacional. En ninguna colonia hay democracia, cierto es. Sencillamente porque no hay soberanía y por tanto el voto no decide absolutamente el rumbo del país. PNP y PPD son dos caras de la misma moneda: ambos representan la misma clase, y por tanto los mismos intereses con la variante de ofertas de status nulas: ni hay ELA ni habrá nunca estadidad. Ambos lo saben: pero viven, como mayordomos, del engaño y del presupuesto.

       El PIP promueve la independencia. Aunque no representa una clase distinta de los anteriores, sectores de la otra clase se le arriman, porque la independencia, como bien lo pensó Hostos, es condición indispensable para poder construir la libertad, y porque en su seno hay un sector importante con ideas más “liberales” y nacionalistas. El nacionalismo no es, como muchos piensan, una ideología retrógrada. Se ha planteado mucho como sinónimo de chauvinismo y antítesis del internacionalismo proletario. Pero eso es más fácil decirlo desde países independientes, y no desde una colonia. Es fácil, mas aun no es cierto. No en un mundo en el que la corriente nacionalista sigue despegando unas zonas de otras, quebrando unidades políticas y reivindicando los derechos e intereses de diversas regiones. No en un mundo en el que la confrontación entre países es fuego y humo de todos los días. Sostener la tesis antinacionalista es ponerse a merced de los otros. Se puede ser nacionalista y mantener a la vez una política de cooperación y solidaridad.
 

       El PPT es la opción que mejor se sostiene como alternativa anticolonial y como propuesta política y económica afín a la clase trabajadora. No tiene opción de triunfo, como ninguno de los partidos “pequeños”. Pero su interés es llevar un mensaje liberador, abrir camino, hacer florecer una esperanza, mantener una trinchera de lucha abierta, porque no es opción la retirada ni mantenerse sumido en la derrota y la pereza que es lo mismo que desaparecer.  

      Entonces, ¿qué hacer?
 

     Organizarse y lanzarse a la calle, sin duda alguna. Pero ante el colegio electoral las inclinaciones son: abstenerse y desaparecer del mundo político, es decir, quedar como inexistente; cooperar con Bernier porque Rosselló es más insufrible que el otro; votar por el PIP porque al menos se vota por una independencia que mantenga la idea visible, y se tiene la oportunidad de tener una representación en la legislatura que disminuya algo la apabullante retórica colonialista; votar el PPT porque representa mejor nuestros puntos de vista políticos y de clase, y aflora en alguna medida la existencia de esa política de clase que es más revolucionaria de lo que parece; hacer un voto mixto que intente combinar y expresar propósitos. 

       ¿Votar por quién? 


       ¿Cuál fue mi respuesta? 


Marcos Reyes Dávila
¡Albizu seas!

http://www.80grados.net/por-que-me-abstendre-de-votar-en-las-proximas-elecciones/

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Premio Internacional de Poesía Vicente Rodríguez Nietzsche




BASES DEL CERTAMEN

1. Podrá concursar todo y toda poeta que lo desee, sin importar su nacionalidad, siempre que sus obras se presenten en español.

2. Cada participante presentará un (y solo uno) conjunto de poemas de no más de 300 �versos de tema libre en total. La participación con más de un conjunto de poemas o mayor �extensión conllevará la descalificación de él o la participante.

3. Todos los poemas serán originales e inéditos, escritos en lengua española que no hayan participado en otros certámenes.

4. El o la participante deberá certificar por escrito que la obra presentada es inédita y que no ha sido premiada en otros certámenes o concursos, declaración que estará incluida en el archivo de datos personales del participante.

5. Los poemas estarán escritos en letra Arial o Times New Roman, tamaño 12 a doble espacio.�

6. Los poemas se enviarán mediante correo electrónico a la dirección:

premiovrn@yahoo.com

7. El asunto del correo dirá claramente PREMIO VICENTE RODRÍGUEZ-NIETZSCHE

8. El correo contendrá dos archivos distintos y separados.

9. El primer archivo llevará como título el seudónimo del autor o autora y al abrirse deben aparecer los poemas concursantes con sus respectivos títulos y el seudónimo con el que participa. No podrán usarse seudónimos previamente utilizados en otros certámenes o concursos.

10. El segundo archivo llevará como título el seudónimo de el o la participante y la palabra Autor o Autora, según aplique. Al abrirse deben aparecer los siguientes datos:

Nombre del poeta y
Dirección física
Número telefónico
Datos biográficos resumidos

En este mismo archivo se adjuntará la carta certificando que la obra es inédita y que no ha sido premiada en otros certámenes o concursos.

11. La fecha límite para el envío de obras será el 30 de noviembre de 2016.

12. Se concederá un solo premio. Si el o la poeta a quien se le adjudique el premio viviera fuera de Puerto Rico se le notificará vía correo electrónico tan pronto el Jurado emita su fallo pero sin derecho a divulgar la noticia hasta la lectura del Laudo. En caso de vivir en Puerto Rico será notificado en la Ceremonia del Laudo.

13. El Premio consistirá de una placa que llevará el nombre del o la poeta a quien se le adjudica el premio y la distinción de haber ganado el Premio Vicente Rodríguez Nietzsche. Asimismo, el o la poeta premiada podrá optar por participar del Noveno Festival Internacional de Poesía, bajo las mismas condiciones que los y las poetas del exterior. Esto es, que se le ofrece hospedaje, comidas y transportación terrestre, no así la transportación aérea, en caso de vivir fuera de Puerto Rico.

14. La obra premiada podrá ser publicada de forma virtual o impresa, en una colección que reunirá una muestra de la obra de los poetas participantes del Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico.

15. El Laudo se llevará a cabo en el contexto del Noveno Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico del 27 de marzo al 01 de abril de 2017.

16. El participar en este Certamen implica que la obra premiada así como el nombre del autor o de la autora pueden ser utilizados para propósitos promocionales y o publicarse en aquellos medios de comunicación escrita o electrónica que el Festival Internacional de Poesía de Puerto Rico (FIPPR) estime pertinente.

17. Se honrarán los derechos de autor de los participantes.

18. El jurado estará compuesto por poetas de reconocida trayectoria. No se revelarán los nombres hasta el día del Laudo.

19.El jurado podrá declarar desierto el Premio, así como descalificar cualquier participación en la que, a su entender, se haya incurrido en plagio o faltado a las reglas aquí expuestas.

20. No podrán concursar los miembros de la Junta del Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico, el Jurado, ni las personas relacionadas con la coordinación de este Premio ni sus familiares.

21.El simple hecho de enviar trabajos a este certamen supone la aceptación de todas y cada una de sus bases. El incumplimiento de cualquiera de las reglas aquí expresadas será motivo para la descalificación automática del trabajo sometido.

jueves, 1 de septiembre de 2016

HISTORIA DE POLLITOS



HISTORIA DE POLLITOS

Estos son los  
ROSTROS SIN MÁSCARAS
de la JUNTA FISCAL DE EEUU 

en Puerto Rico,
 

los PROCÓNSULES ROMANOS,
 

los Tenientes GENERALES de la COLONIA,
 

los nuevos RIGGS asesinos,
 

LOS NUEVOS TIRANOS
DEL IMPERIO DE EEUU EN PUERTO RICO
,

 

los BUITRES QUE VIENEN A SAQUEAR
MÁS MÁS MÁ
S MÁS MÁS MÁS a Puerto Rico.





´
Violencia NO ES
la del que defiende su casa, 
SINO LA DE QUIEN
VIENE A ROBARLA !!!

miércoles, 27 de julio de 2016

Rubén Darío y el Modermo puertorriqueño



Rubén Darío 
y el Modernismo puertorriqueño 
El presente texto es un compilación de tres alocuciones presentadas en la apertura del FIPPR-8, (2016) escritas, sin más aspiraciones, como homenaje del FIPPR al poeta con motivo de su centenario.

El modernismo dariano
 
Para hablar de Rubén Darío acaso no fuera imprescindible hablar de modernismo. Pero, en todos los sentidos, incluso el biográfico, el trabajo de su vida y lo que en vida fue no puede enajenarse de su obra más significativa para sí y para el porvenir. En las siguientes líneas repasamos algunos de los juicios conocidos sobre Rubén Darío y sus legado.   
    Darío, conocido con razón como el “Poeta de América”, vivió 49 años. Antes de los 21 había publicado ya la mayor parte de su obra en verso, anterior a Azul. Iván Schuman sostiene con razón que Darío es un fenómeno sociocultural, algo así como el mascarón de proa de esa modernidad que había arrancado desde el Martí que reclamara la necesidad de conocernos. Para Gutiérrez Girardot, el modernismo representa el espíritu que inicia la disolución del siglo XIX y el germinar del nuevo siglo. Juan Ramón Jiménez, el nóbel español que tanto debió a Darío y que editó para él en 1905 sus Cantos de vida y esperanza, opinaba que el modernismo iba más allá de lo estético para configurar una actitud de encuentro y libertad que diera la espalda al espíritu burgués del siglo XIX. Collentes de Terán sostiene que el libro citado oscila entre el horror ante “la mandíbula del yanki” y el angustioso enigma, meláncolico y nostálgico, de una existencia otoñal con algún brote de esperanza.
    La obra de Darío representa esa fuerza aglutinadora y sincrética que capturó las voluntades estéticas de ambos continentes y dejó su impronta a lo largo de varias generaciones. La difundida idea que lo encarcela en el exotismo, el preciosismo y el afrancesamiento, es un mito que recorre más como un iceberg que otra cosa su poesía y su prosa. Pues lejos de ser el modernismo una “grieta desnutridora”, como lo expresó Marinello, Max Henríquez Ureña vio en su exotismo y su galicismo más una técnica que una ideología. Schulman, como la fractura y convergencia de presencias antiguas y nuevas, cercanas y lejanas, es decir, como un haz de luz pleno de sensorialidad. Y, además, como una cultura fugitiva que pujaba por expandir sus perímetros y no un mero esteticismo decorativo. De ahí que podamos ver su exotismo como la concreción de afanes vedados por la realidad cotidiana. A fin de cuentas, nada hay más afín a la modernidad que la desorientación, la incertidumbre y la deconstrucción. El sincretismo dariano se nutrió de muy diversas fuentes, más imaginadas que vividas. No se explica la torre de marfil en función de los elefantes de la India. Detrás del preciosismo estaba la pobreza real de las comunidades, la ausencia de libertad y la marginación de un arte refugiado en el sueño. Su cosmopolitismo fue inducido por la expansión comercial e imperialista de la sociedad burguesa y las migraciones masivas a las grandes ciudades. Pero, en Darío, cada palabra tiene un alma. Aunque Darío represente para muchos la independencia de la literatura de Nuestra América, como lo demuestra la historia, no olvidemos que esa libertad tiene que lucharse cada día.

El legado

 
    Si como apunta Blas Matamoro, el modernismo fue una reacción de rechazo más que una afirmación de credo, entonces la cuestión es determinar si esa actitud se proyectó a lo largo del siglo convulso. Alguno ha sostenido que puede decirse qué poesía es anterior a Darío y cuál es posterior. En Cuadrivio, Octavio Paz afirma que, del escenario despoblado, roto o detenido, que azotó a la cultura desde el siglo 18, de repente, a fines del próximo siglo, el idioma español se puso de pie, reanimando el idioma de tal modo que la vanguardia misma y la poesía contemporánea quedaron íntimamente ligadas a él. Por eso puede decir Schuman, que Octavio Paz consideró al modernismo como el campo de entrenamiento de la poesía contemporánea.
    Partamos del hecho importante de que la poesía modernista de Darío se escribió en el exilio: Chile, España, Francia. Quizás por eso Anderson Imbert apunta que, así como su poesía se nutrió de diversas fuentes, así derivó también por muy diversas puertas. En efecto, la perdurabilidad de Darío estuvo siempre en esa libertad que le permitió absorber como antropófago toda suerte de tendencias. Y así como se alimentó de raíces plurales, así enfrondó en plurales ramas. Significativo, me parece, es que el Darío que se apropió de todo lo ajeno, no dejó de regresar los ojos a su América, ni de morir en su tierra.
    Aquello de “tuércele el cuello al cisne”, la tan exitosa imagen de González Martínez, no refleja el verdadero tránsito hacia la contemporaneidad. El poeta mexicano se refería a la secuela que pretendió imitar, desgastada, a Darío. Pedro Henríquez Ureña, por su parte, señaló que el modernismo se bifurcó, ya fuera en los fines puramente artísticos, o ya fuera en los fines de perspectivas sociales. En este último grupo colocó a Chocano; en otro al grupo de Borges. Otros derivaron a través del romanticismo exaltado de Miguel Ángel Osorio, e, incluso del primer Neruda, o del famoso cuarteto de primas: la Storni, la Ibarbourou, la Agostini y la Mistral. Aun otros, se nos dice, se atrincheraron en la predicación de un nuevo patriotismo, como Azuela en la narrativa y nuestro Corretjer en la poesía. Otro grupo, según Henríquez Ureña, llevó hasta el límite las tendencias modernistas, ya fuera la complejidad del preciosismo que puede observarse en Lugones, el barroquismo de Herrera y Reissig, el esoterismo de Alfonso Reyes, o la ternura cotidiana de López Velarde. De España, como sabemos, en Machado, Azorín y Unamuno, y en el Juan Ramón que apadrinó a la generación del 27. Hay quien compara su trascendencia con Garcilaso, Quevedo y Góngora. Acaso debamos convenir, pues, con Octavio Paz, en que Darío no solo está presente en el espíritu de los poetas contemporáneos, sino que es el fundador de esa poesía.

El modernismo puertorriqueño

 
    “¡Levántate, revuélvete, resiste / haz como el toro acorralado: muge; o como el toro que no muge: embiste!”, exclama José de Diego. Y es que no puede pasarse por alto que el modernismo, en todo el mundo hispano, pero de manera muy concreta y específica en las Antillas y en España, tuvo que atravesar el campo minado que abrió el “minotauro americano” con su guerra imperialista de 1898.  Pronto estremecieron el planeta, amén de la revolución mexicana de 1910 y de otras fracturas semejantes en otras latitudes, toda esa cola de reivindicaciones traicionadas que derivaron hacia el indigenismo, criollismo y afroamericanismo. De la guerra del 1914, y de la revolución de 1917, no hay que decir más. No obstante, para Puerto Rico –muy especialmente–, la fractura del 98, o la generación del tránsito y el trauma, como la denominó uno nuestros primeros historiadores de la literatura puertorriqueña, trató de colocar este país ante el abismo de “la suprema definición”.  Así lo expresó nuestro mártir nacionalista de mayor trascendencia, Pedro Albizu Campos. El abismo de esa fractura coincidió en Puerto Rico con la entrada del modernismo.
    En Puerto Rico se publicaban versos de Darío desde el 1890. Rubén Darío se detiene en Puerto Rico en el 1892 cuando fue entrevistado para un periódico del país.  José Santos Chocano pasó por Puerto Rico en el 1913 y se presentó en teatros. Cesáreo Rosa Nieves, un impenitente trabajador de la cultura patria de esas décadas, dedicó todo un volumen, el segundo, de una antología en tres tomos de nuestra poesía, de unas 450 páginas cada uno, a nuestra poesía modernista. Sobre ella hay diferentes visiones. Hay quien comienza esta historia con un poema de 1878 del poeta romántico José Gautier Benítez –autor, dicho sea de paso, de la hermosa imagen que se refiere a Puerto Rico como “perla que el mar de entre su concha arranca / al agitar sus ondas placenteras / garza dormida entre la espuma blanca / del níveo cinturón de tus riberas”... Otros comienzan la historia con otro poeta, José de Jesús Domínguez, quien compuso en 1886 un poema de 816 versos titulado “Las huríes blancas”.  Algunos otros críticos incluyen a poetas de entresiglos como José de Diego, autor de los versos que cité antes, con una obra juvenil, titulada “Jovillos”, libro escrito antes de 1890, y en los cuales el propio Darío observó “los resplandores de la nueva lírica”.
    No obstante, es a Luis Llorens Torres al que se suele señalar como el poeta modernista de mayor rango. Estudió en España, y compuso versos “Al pie de La Alhambra”. Mas fue modernista principalmente desde sus Sonetos sinfónicos y luego en los versos publicados en su Revista de las Antillas de 1913: “Somos islas. Islas verdes. Esmeraldas en el pecho azul del mar”. Llorens articuló en su obra un sabroso maridaje de lo culto y popular que pudo echar flores como esta: “Ya está el lucero del alba / encimita del palmar / como horquilla de cristal / en el moño de una palma”. La marejada de la poesía modernista se extendió en Puerto Rico a lo largo de muchas décadas, de modo que aún hoy, en los pueblos y, en la cultura popular, se siguen oyendo sus voces incesantemente. El modernismo tocó el alma en la juventud ya vieja de nuestros poetas más importantes del siglo XX, como Corretjer, Matos Paoli y Chevremont, e incluso de nuestro poeta más conocido internacionalmente, por sus versos afroantillanos, Luis Palés Matos: “Allá entre las palmeras / está tendido el pueblo –Mussumba, Tombuctú, Farfangana– caserío irreal de paz y sueño. Mirad la luna, pez plata. Traedla a un anzuelo prendida”.
              
                                                                                       
                                                                                                         Marcos 
                                                                                                       Reyes Dávila
                                                                                                       ¡Albizu seas!    
PUBLICADO en "EN SENTIDO FIGURADO", http://www.ensentidofigurado.com/ESF71-14.pdf 
Año 9, NUM. 5, Ju´/Ago 2016 ISSN-2007-0071





   

lunes, 4 de julio de 2016

La mujer de repelillos




La mujer de repelillos


La mujer de repelillos
me alcanzó por el camino y
me compró con un pesito
cuando abrían los jacintos.

 






Puso un dedo en un anillo
un noviembre con destino
Y a pesar del repelillo
ahí vinieron dos chiquitos


 







Mas ya son cuarenta y pico
lo que dura aquel pesito
con osito y conejito
jugando en un anillo. 













Marcos
Reyes Dávila
¡Albizu seas!


sábado, 11 de junio de 2016

Puerto Rico: la colonia abandonada



Puerto Rico: 
la colonia abandonada


Eugenio María de Hostos, la figura de mayor proyección y altura intelectual, moral y revolucionaria en la historia de Puerto Rico, decía en la aduana de Brasil, en 1873, que no tenía patria, que estaba creándola. En ese entonces, de 1870 a 1874, peregrino por Colombia, Perú, Chile, y Argentina reclamando el apoyo de los países de la América Nuestra para la Cuba en armas en la guerra de independencia que se desarrolló entre 1868 y 1878. Reclamó a los bolivarianos de la gesta de independencia continental, aun vivos, y a sus sucesores en el poder, que se comprometieran con la proclama de Bolívar en Ayacucho, y con el compromiso del Libertador con la independencia de TODA Nuestra América. Sarmiento le contestó que era importante su comercio de tasajo con La Habana.  Tras su muerte, Cuba y Puerto Rico quedaron abandonados a su suerte. Empero, el más desdichado, el más humilde hijo de la colonia más pequeña, dio su sangre y su creatividad para la construcción de la “segunda independencia” del continente. Impulsó la construcción de una red de ferrocarriles por toda América, en general, y del tren trasandino en particular; creó una pedagogía para liberar pueblos que aplicó en Dominicana y en Chile; reclamó la igualdad absoluta de la mujer y aplicó el principio en sus sistemas educativos; defendió a cholos, chinos peruanos, esclavos negros, el pueblo inca, araucano, los gauchos; la creación, desde entonces, de un mercado común latinoamericano; la unidad confederada del continente que le permitira defenderse de los ataque imperialistas, incluidfo EEUU; al pueblo paraguayo; la neutralidad del futuro canal de transoceánico, en fin, tantas cosas. Por ello la Sociedad de Estados Americanos lo proclamó en la víspera del centenario de su natalicio –Perú, 1938–
“Ciudadano Eminente de América”.
    Este Hostos, que murió en el 1903, sufrió la agonía terrible de ver pasar a Puerto Rico de colonia española a colonia norteamericana.  Abandonó en el 1898, a los 58 años, cargado de hijos, su cómoda posición en Chile, para intentar desviar y evitar, con todos sus recursos intelectuales, jurídicos y morales, que Estados Unidos convirtieran a Puerto Rico en colonia. No lo logró. La Ley Foraker de 1900 estableció la definición de Puerto Rico que sigue vigente hoy, en el 2016, a 118 años de la ocupación: “Puerto Rico pertenece, pero no es parte de, Estados Unidos”. “La Libertad es un modo absolutamente indispensable de vivir”, dijo. Regresó a su exilio.
    A pesar de la llamada Constitución del Estado Libre Asociado –“status” fantasma– establecido en el 1952, tras décadas de resistencia armada de la puertorriqueños, tras la “guerra fría”, tras la caída del bloque soviético, tras el arranque vigoroso del neoliberalismo, Puerto Rico ya no le es útil. Por eso, a pesar del constante saqueo, lo han abandonado a su suerte sin disimulo y sin máscaras. El Tribunal Supremo de Estados Unidos, ahora, en el 2016, el 9 de junio, resolvió que Puerto Rico es una colonia sujeta a los poderes plenarios del Congreso y que carece de menos soberanía que sus comunidades indígenas: un gueto, como el de Varsovia.
    El Presidente así lo ha declarado en vistas congresionales desde el primer gobierno de Bush, y repetidamente, incluso Obama. El Congreso acaba de aprobar de manera coincidente, el 9 de junio, una ley, que llaman irónicamente “promesa”, y que crea una “junta de control fiscal”, cuyos integrantes serán nombrada por el presidente de EEUU, pero pagada –sobre 300 millones– por el “gobierno” de Puerto Rico, y compuesta por norteamericanos que no saben dónde está Puerto Rico en el mapa, para gobernar al país, en inglés –jeringonza en Puerto Rico–, cuyo propósito es pagarle a los bonistas buitres
una deuda imposible de pagar que, siendo ellos los soberanos, ellos mismos crearon. La junta privatizará todo, todo lo vendará o lo entregará como pago a los bonistas...
    ¿Quién se conduele de Puerto Rico? ¿Donde habrá un dolor parecido al
nuestro?, como decía Hostos. Hoy he mirado muchos periódicos del mundo. Venezolanos, mexicanos, españoles, RT... Desde Telesur, La Jornada, El PAÍS, incluso Granma, y no hallo una nota relativa a la Junta colonial o a la decisión del Supremo. Quedamos a nuestra suerte frente al poderío norteamericano que destroza a Siria, como antes a Libia, que aplasta gobiernos en Haití, República Dominicana, Chile, Perú, Bolivia, Panamá, Guatemala, Honduras, Brasil, Argentina, Uruguay, TODOS.
    Es difícil. Seguimos “creando patria”. Hemos resistido e intentaremos seguir resistiendo, en español, en el seno de la América Nuestra, a pesar de todo. 



Marcos
Reyes dávila
¡Albizu seas!
Publicado en REBELIÓN, el 11 de junio de 2016
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=213323
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