sábado, 28 de agosto de 2010

Los EUA nos destruye




La imagen del Time, los mineros chilenos, 
las masacres de México...
 
Los EUA nos destruye       


Una compañera me envía la nueva portada de Time. La foto evoca una famosa portada de National Geographic de hace muchísimos años que contenía la imagen de una bellísima jovencita afgana. Aquella foto, más tarde pareada con la foto de la misma mujer, encontrada ya mucho mayor, lucía como una foto de reportero de guerra o de national geographic, tomada casi al azar, la intuición de un instante fugaz que logra capturar un fotógrafo atento. La nueva imagen del Time me luce, en cambio, de estudio fotográfico. Las fotos de estudio fotográfico están pensadas, están preconcebidas, son intencionadas, son políticas. El Time nos quiere convencer de que es necesario destruir un país para salvarle la nariz a la bella joven. Más honesto me parece que es el Premio Nóbel alemán, Günter Grass, cuando en la primera nota de su novela “Mi siglo”, correspondiente al año 1900, habla de cuando el Káiser envió sus ejércitos contra los chinos a cumplir sus “grandes tareas, del enemigo cruel” mientras les ordenaba “no hacer prisioneros”. Al llegar las tropas alemanas a China se encontraron allí a los norteamericanos, claro está, y a los japoneses, rusos y británicos, que llevarían a la milenaria China “de una vez y para siempre el camino a la cultura”. Unos probaron sus nuevas ametralladoras, otros sus nuevos cañones. Unos fusilaban en grupos y otros uno a uno. Los británicos vendieron todo el opio de sus almacenes. Ya sabemos cuánta cultura llevaron a China, cuán exitosos fueron. Grass habla con absoluta ironía, claro está. El Time habla con absoluta mentira. Para sacar a Hussein del gobierno y sus armas –inexistentes– de destrucción masiva hubo que destruir un país hasta la piedra y asesinar millones. Esperan que alguien les dé las gracias. Una pobrísima familia de Guayanilla llamaba “héroe” al hijo de 20 años muerto en Afganistán a los pocos días de llegar. En Puerto Rico se asesinan tantas mujeres al año, que deben pasar un bombardero de esos sobre cada pueblo cada semana.

El extraordinario entrampamiento de los mineros chilenos, por otra parte, que han sobrevivido, por docenas, el derrumbe en profundidades asfixiantes –para mi pobre imaginación–, reconforta de júbilo nuestro espíritu tan acorralado por los males de la superficie. El mundo enteró celebró saber que los mineros estaban vivos, y hemos visto con asombro inaudito las escenas de un grupo de ellos, descamisados y enterrados en vida, mientras comparten, y solidariamente, recogen el fruto de haber podido, con inteligencia y capacidad para lograr acuerdos, distribuir y consumir de manera racionada lo poco que quedó con ellos y que los ha mantenido con vida.

Habíamos leído libros en estos últimos días en los que predominaba la crueldad. Quisiera pensar que el caso de los mineros desmiente los carteles de droga que han colombianizado a México, la tesis homicida de la novela Pérez Reverte recién reseñada, o la matanza de la guerra civil española. No lejos de nuestra atención, están los atroces crímenes de las dictaduras latinoamericanas, las guerras y genocidios africanos, las matanzas del lejano oriente, las guerras pro-isralíes contra Irak, Afganistán, Palestina –y quizás pronto contra Irán–, las guerras norteamericanas que han ensangrentado el mundo entero. Conmueve el caso de los mineros, pero no da para aliviar tanta sangre que ha teñido de rojo la tierra del mundo. Cuando el Káiser enviaba sus ejércitos a la China, qué sabía o veía el pueblo alemán que hacían sus soldados por esas tierras lejanas, sino  "civilizar". Ahora es distinto. Vimos los misiles caer sobre Bagdad y sabemos que esos mostruosos bombardeos destruyen pueblos llenos de mujeres y niños en instantes. Nuestra responsabilidad por las acciones de los poderes imperialistas
es mayor hoy de lo que era hace un siglo o dos. Sale en CNN, suavizada y tolerable, pero nuestra capacidad para ver los cuerpos degollados y los ríos de sangre es mucho mayor.

La tendencia de todo lo anterior es a relativizar la terrible realidad que se vive en un Puerto Rico en caída libre, derrumbe pleno, destrucción acelerada de aquello que fuera mero imaginario de una falsificación o sensación verdadera de una seguridad práctica de orden y progreso que predominó durante algunas pocas décadas, o permitió al menos, que se hablara de ello. Hoy día es innegable el retroceso de la guagua, como dice Juan Luis Guerra, la haitianización de este país –colonia– que dirige con toda intención el imperio norteamericano con la ayuda de una administración que sigue hablando de sus aspiraciones a la estadidad mientras el imperio lo destruye y la gente opta entre la droga, el exilio, el suicidio, las masacres, Maripily o Alomar.

Vivimos en una sociedad drogada por la publicidad y la irrealidad,
esquizofrénica.

Si le permitimos al gobierno y al imperio continuar con su política de desmantelamiento y depauperización, lo perderemos todo. Los índices económicos nos colocan hace tiempo al lado de Haití. La realidad social que veremos en la calle lo hará también en pocos años.

Los ingleses, al abandonar la India, se llevaron hasta los mármoles con los que construyeron los palacios imperiales de la India. Los norteamericanos se lo llevarán todo del mismo modo. Su compromiso con el bienestar de los puertorriqueños no existe. No existió nunca. Algunos me preguntan por qué yo vinculo a Obama con lo que hace Fortuño, como si ignoraran que en una colonia manda el colonizador. No se mueve una hoja en Puerto Rico sin la voluntad del imperio.
No existen autoridades federales en Puerto Rico. Nunca existieron. Han sido siempre autoridades coloniales. He ahí, al desnudo, la esquizofrenia. No hace falta llegar a la “ciudadanía común” para merecer electro-shocks.

Aquellos que piden la estadidad mientras ven cómo se destruye la Universidad, la escuela, la salud, mientras ven el acelerado empobrecimiento del país, mientras ven cómo el FBI asesina ante las cámaras de televisión, con absoluta impunidad a Filiberto Ojeda Ríos o a quien quieran, tendrán, más tarde o más temprano, que reevaluar sus prioridades y sus lealtades.


Marcos 
Reyes 
Dávila

lunes, 23 de agosto de 2010

El pintor de batallas -reseña de una novela de Pérez Reverte



El pintor de batallas
de Arturo Pérez Reverte

 

Conocí la narrativa de Arturo Pérez Reverte como muchos: a través del Capitán Alatriste. Alguna de las novelas de esa saga de aventuras del siglo de oro. ¿Evasión pura al estilo romántico, más que modernista? Quizás. Mas la vida le deparó a su autor, Pérez Reverte, la experiencia perturbadora del corresponsal de guerra cuya cobertura le valió un Príncipe de Asturias de Periodismo, y también varias novelas, entre las cuales se incluye la que reseñamos ahora.

No he sido un fiel lector de Pérez Reverte. El Alatriste no me movió lo suficiente como para seguirlo. Y no fue sino hasta “Un día de cólera” que regresé a un novelar, que ya sí me pareció extraordinario, y que hace en esta ocasión el reportaje casi periodístico del inicio de la rebelión madrileña contra los invasores franceses, anclado en ese primer día notable.

Conocedor de esa parte de su vida de corresponsal de guerra, el título y la nota de presentación de “El pintor de batallas” me sedujo. Acabo de leer el libro y me sacudo aquí las perturbaciones que me produjo. Anterior al mismo leí y reseñé la biografíade Miguel Hernández de Eutimio Martín. Para mi pesar, no pude con la novela distanciarme un ápice de la pesadilla del mundo real. Lo que era en "Un día de cólera" la crónica de hechos extraordinarios observados por un testigo privilegiado, se convierte en el "pintor de batallas", título que apunta al sujeto, en una perpectiva que no puede huirle ya a la introspección de la experiencia. 

La nota de presentación del libro nos habla de un fotógrafo de guerra que intenta crear a través de la pintura, aislado en una torre frente al mar mediterráneo, la imagen que no pudo hallar con un diluvio de fotos de episodios atroces. Un personaje del pasado le anuncia una visita, que lleva la intención de cobrar una deuda mortal. Otro, una mujer que fue compañera de guerra, de cámaras, imágenes y amores apasionados, fallecida, constituyen el reducido núcleo de personajes principales. El entramado se nutre del diálogo triple que construyen en diferentes tiempos la pormenorizada descripción de esa pintura inacabada que es, en realidad, un enorme mural circular que contiene la imagen de la condición humana. Se expone en el mural la historia de las guerras, las pintadas en innumerables cuadros célebres a lo largo de los siglos, y las guerras observadas in situ, en sus fotos. El entramado incluye de manera destacada, además, la relación amorosa que permite la exposición a través del diálogo, de reflexiones en torno a las imágenes de fotos y pinturas de guerra, y también los diálogos con este visitante del pasado que estudia, como el fotógrafo-pintor Fulques, tanto en el recuerdo como en la pintura, la vivencia de la inacabable atrocidad humana.

Poco a poco, como quien descubre en un mar de imágenes pintadas o fotografíadas ese entramado, se compone un cuadro multidimensional de situaciones evocadas al azar o desprendidas por las provocaciones del diálogo, en el que inciden las sendas historias de estos tres personajes, la crónica de atrocidades que se ejecutan en el universo humano del tiempo y el espacio, y la manera como el color, las formas, las perspectivas recogen, develan y revelan el mundo humano de caos y malignidad que no cesa, que está siempre ahí, aunque no lo veamos, aunque no querramos verlo. Aunque la imagen se desplace a África, a Suramérica, o a Asia, enfoca principalmente Europa, y dentro de ella, la guerra de los Balcanes que desmembró la antigua Yugoeslavia y asoló con el afán de la limpieza étnica a serbios, croatas y bosnios.

Andrés Faulques intenta crear con la pintura la imagen intemporal del caos bajo la teoría de que el caos es parte inalienable del orden. Múltiples aristas se desprenden de la idea germinal, a la vez que utiliza como apoyos para la exposición los elementos teóricos y técnicos propios de artes diferentes, como la fotografía y la pintura. Mas el foco está concentrado en algo que va más allá de aquella preocupación latinoamericana con el torturador, pues Pérez Reverte no habla, por ejemplo, del fascismo, y aunque pone al capitalismo en la obra, lo coloca fuera del perímetro explícito.  En realidad ve la malignidad en la condición humana misma, presta a mostrarse a la menor provocación, a la menor oportunidad. Lo que no se revela a la menor provocación es la manera como lo vivido desgarra la imagen interna de un sujeto que por todos los medios intenta ver sin ver, ver distante y desde el hielo mientras enfoca, ver sin involucrarse ni comprometerse con el horror y el diluvio de sangre caliente que se vierte sin motivo aparente.

De repente nos damos cuenta de lo insignificante que es discutir sobre la influencia de la violencia en la televisión y sobre los niños, o en las portadas de los periódicos de Venezuela, México, etc. De la inutilidad, quizás, de abogar por la paz en un mundo donde la violencia y la guerra saturan y permean todo, incluso la vivencia cotidiana del amor, pues queda demostrado en la novela que no se trata de fenómenos que ocurren lejos, en mundos terceros o cuartos, pobrísimos e incultos, sino de fenómenos retrados de manera inmisericorde a través de los siglos en los cuadros que se exhiben en El Prado, México, Londres, o el Louvre, que retrataron ayer con pinceles lo que hoy retratan las películas en el centro de la civilizada Europa, fenómenos que no están desvinculados, ni de los cuales están verdaderamente protegidos, las ciudades castillo modernas como Manhattan donde se publican las imágenes, de horror premiadas, en periódicos
de enorme circulación y revistas de lujo, y para consumo en la paz del hogar.

Pérez Reverte ha escrito una extraña novela, extraordinaria y perturbadora. Me pregunto cómo sobrevivió él mismo, si, como parece, la escribió con las heridas abiertas y las entrañas en las manos. El lenguaje es fundamentalmente directo, espléndido por ratos, salpicado de poesía unas veces, otras demasiado académico-universitario, inmerso constantemente en el curso de las fórmulas técnicas del color, la pintura, la fotografía, el fotoperiodismo, incluso algo de griego y de filosofía, de lecciones de humanidades, de inventario de innumerables pinturas y pintores, de la teoría del caos y del efecto de la mariposa, de historia moderna y contemporánea, que margina sin embargo, las pretendidas causas y justificaciones dadas fraudulentamente a las guerras, pues el fotógrafo-pintor, ahora novelista, sabe que la muerte nunca es ajena. Como si lo buscara sin buscarlo, como si se acercara de espaldas, como desde la negación, se concreta lentamente la mirada en la mirada que lentamente satura una culpa insoportable. En realidad, para Pérez Reverte, nadie escapa sin culpa: ni la mujer hermosa, ni el artista, ni el objetivo periodista, ¡ni los niños!

Su enamorada, Olvido Ferrara, consciente de la belleza del horror, le dice al fotógrafo-pintor en una ocasión: “Ya no hay bárbaros, Fulques. Están todos dentro”. En esa observación está concentrada toda la terrible verdad que postula esta novela: ¡"Homo occisor"!
Marcos 
Reyes Dávila

viernes, 20 de agosto de 2010

Trotsky a 70 años de su muerte


A 70 años del asesinato de 
      T r o t s k y

 

Lev Davídovich Bronstein, mejor conocido como León Trotsky, fue asesinado por Stalin un 21 de agosto, hace justamente 70 años. Nacido en Ucrania en el 1879, tuvo que sufrir en vida, y tras la muerte, el exterminio implacable de casi todos sus familiares por el empeño de Stalin de asesinar su sangre, sus genes, su legado. 

Conoció a Vladimir Ilyich Lenin a principios de siglo XX  (1902) en Londres donde iniciaron una cooperación que se caracterizó durante un tiempo por contrastes marcados de coincidencias y divergencias. Las coincidencias, no obstante, terminaron imponiéndose, de manera que Trotsky se convirtió en el líder de masas triunfante en la Revolución Rusa de 1917, acatando, sin embargo, la jefatura intelectual de Lenin.

Aparte de este hecho que, de por sí bastaría para convertir su figura no sólo en una de las más importantes del siglo, pues la revolución rusa es la primera revolución social dirigida por un comité político inspirado en el pensamiento marxista, la historia le debe a Trotsky hechos milagrosos como lo fueron el triunfo militar de la guerra civil contra los "blancos" zaristas que sucedió al triunfo de la revolución a través de la estrategia de fundar los soviets de obreros y campesinos, y el triunfo sobre las varias invasiones que las potencias imperialistas occidentales emprendieron contra las temibles ideas de la revolución obrero-campesina y que obligó a Trotsky a luchar simultáneamente en diversos frentes. Para eso fundó de la nada un Ejército Rojo con las ruinas de los ejércitos del zar y con los oficiales zaristas que eran realmente enemigos suyos. Para lograrlo les puso al lado a comisarios políticos del partido que vigilaran cualquier desviación peligrosa a la revolución.

Lenin, acosado por males cerebro-vasculares, procuró sin éxito ponerlo a la cabeza de la nueva nación soviética tras su muerte. Stalin había tomado el control burocrático del partido y logró mover sus fichas a tiempo para alejar a Trostsky y desviar el legado de Lenin. Poco a poco fue despojando a Trotsky de sus posiciones, fue desarmando sus aliados uno a uno, fue distanciándolo del partido y de los asuntos fundamentales hasta lograr decretar su exilio. Tras el exilio, la persecución incesante que se prologó mucho más allá del asesinato de Trotsky, incluso, más allá de la muerte de Stalin, que dejó tras de sí el crimen imperdonable de haberle hecho pareja a la fama genocida del fascismo hitleriano. A Trostsky se le acusa de muchas muertes, pero fueron muertes de guerra "necesarias", como decía Martí, para la vida de la revolución. Las revoluciones verdaderas traen consigo, necesariamente, muchas muertes, pero no vamos a renegar de la democracia ni de las repúblicas porque los franceses
guillotinaran medio París. Los norteamericanos no tuvieron que hacer guerra civil, sino contra los ingleses, para traer la república, pero sí tuvieron que hacer guerra civil para defenderla en los tiempos de Lincoln.

Fue Trotsky un escritor prolífico, un filósofo revolucionario que analizó toda su vida los procesos
políticos de Rusia, Europa, Asia y el mundo entero. Él advirtió antes que nadie los desvíos en la ruta revolucionaria del país. Nuestro José Luis González tradujo a un primoroso español la biografía en tres volúmenes de este Profeta armado, Desarmado, y finalmente Desterrado que escribió Isaac Deutscher, comunista polaco, historiador y testigo de muchos de estos hechos. Leí la historia deslumbrante en los años setenta, y he vuelto a disfrutarla recientemente. La Revolución Rusa, y la figura de Lenin y Trotsky, están en el grupo selecto de mis fascinaciones, desde que de niño leí Miguel Strogoff de Julio Verne, y vi Doctor Zhivago

Marcos 
Reyes Dávila



lunes, 16 de agosto de 2010

Miguel Hernández contra el franquismo

MIGUEL HERNÁNDEZ:
denuncia otra vez 

al fascismo franquista     

(Eutimio Martín. Oficio de poeta. Miguel Hernández. 
Madrid: Aguilar, 2010, 700 págs.)
                   
Para José Manuel Maldonado
y Carmen Hilda Cordero,
en la certeza del canto del amor y de la ausencia.

No hay impugnación más rotunda, más llena de rayos que no cesan, de la brutalidad criminal y fascista del franquismo, brutalidad ejercida con la más íntima y estrecha complicidad de la Iglesia Católica, que esta biografía de 700 páginas  de Eutimio Martín sobre Miguel Hernández.

Nos ha tocado llorar –más que leer–  la segunda edición, sacada a la luz apenas un mes después de la primera. La buscamos y solicitamos como pudimos en las librerías del país y en las páginas electrónicas de Aguilar sin resultado. Un amigo querido me ha ayudado a conseguirla al traérmela desde Madrid tal como Vicente Aleixandre hacía, cuanto pudo, por auxiliar y atender los suplicios incesantes de un poeta condenado, a tres años de muerte, por el régimen franquista.   
Eutimio Martín logra escribir un libro que expone con absoluta claridad las penosísimas circunstancias de la vida de este celebrísimo “poeta-pastor” de Orihuela, localidad del Levante español, próxima a Alicante. Hablo de “circunstancias” porque su autor se extiende bastante en la vida española en esta región, la de antes de la guerra y durante la guerra. De la posguerra muy poco, pues el poeta muere apenas tres años después de terminada la misma, producto de una ejecución lentísima pero inexorable, en pleno auge del fascismo europeo y de la Segunda Guerra Mundial.

Sin comprender estas circunstancias imperiosas de la vida española, especialmente para los campesinos y pastores –pues el fascismo es una ideología de clase–, no es posible comprender ni la vida ni la obra del poeta. En este renglón Martín expone con documentación irrefutable cómo se traduce en el día a día la imagen infausta de un pueblo aplastado literalmente por un gigantesco seminario en lo alto del peñasco al que se arrima la comunidad de Orihuela. En ella la Iglesia Católica, fundida a la clase terrateniente como las dos caras de la misma moneda, es todopoderosa. Ella inculca inculpando la obediencia y la resignación al pobre a la vez que inculca con mimos al poderoso su derecho a prevalecer. El trabajo sufrido, sin paga, es según la Iglesia parte del orden divino que predispone al pobre a sufrir hambre para ganar con ese suplicio el reino de los cielos. Ésa era parte de la doctrina oficial del “sindicalismo” católico. De ahí viene el Opus Dei.

Miguel Hernández nace y crece dentro de este orden asfixiante y desquiciado. Su única opción de educación la ofrece el seminario, los jesuitas. Martín intenta desprenderse del mito del poeta-pastor, pero a mi juicio no lo consigue. Quizás, todo lo contrario, pues el biógrafo no deja de reconocer que Miguel no logrará nunca reponerse del desprendiento a la educación en el seminario que le impone por la fuerza el padre convencido de que “hijo de cabrero, cabrero”. 

Ello explica también la naturaleza de su relación con un José Marín, conocido como Ramón Sijé, joya plenamente adaptada a la doctrina jesuítica y, por eso, paradigma exitoso del hombre de letras de Orihuela, entregado a la Iglesia y los poderosos. La relación entre este orden divino y el fascismo que se erige por toda Europa, fascismo que llevará en España la “camisa azul” de la Falange, hace de Sijé un personaje que atribula y lastima. Miguel, que vivía asfixiado dentro de ese mundo esquizofrénico, no tuvo más remedio que vivir un pacto con él, mas no dejó de buscar la manera de escapar a Madrid. Así lo hizo.


Tuvo muy serias dificultades de adaptación en Madrid. Miguel no había sido educado en las maneras aburguesadas de los señoritos que se dedicaban a las letras, fuera Bergamín o fuera Lorca o Alberti. Lorca tuvo dificultades para tolerarle las maneras rústicas, pero la mayor parte de los escritores tuvieron que rendirse pronto ante su vena poética genial y su pasión irrefrenable de vida. No obstante, casi inédito, y con una obra que rinde culto al dogma medieval del catolicismo retrógrado, el hambre lo oprime en su primer intento en Madrid y lo fuerza a volver. En esa época los impulsos vitales lo desesperaban. Martín expone con mucha claridad la naturaleza críptica de los versos de esta primera época hernandiana centrada en los temas  escatológicos, rústicos, carnales y terrenales  de su “Perito en lunas” y las urgencias sexuales insatisfechas de “El rayo que no cesa”. Es numerosa la obra citada por Martín, muchas veces corregida de versiones previas editadas, incluso en las obras completas del 1992, y analizada por Martín enderezando el hipérbaton y aclarando las metáforas e imágenes.    

A su vuelta a Orihuela, Miguel, ya con ansiedad de hijos, busca mujer, pero busca además como vivir de su don del verso y la palabra en una comunidad saturada de sotanas. A la demanda paterna de las cabras, Miguel le opone su anhelado oficio de poeta. Tanto la banca como el gobierno y los contados medios de impresión están bajo el control de la iglesia. Miguel se allana a la realidad produciendo para ella poemas y un auto sacramental extraordinarios. Se presenta ante sus ojos, seguido de una admiración hacia Federico García Lorca que habría de jugar un paso determinante en su vida, la intención de abrirse paso en el teatro. A su regreso a Madrid las tensiones sociales y políticas se han ido acentuando. Cayó la monarquía, y la república intenta levantarse sobre un medio social marcadamente hostil.

Asombra la fácil aceptación y acomodo que logra el poeta entre las figuras más altas de la cultura de España. No le faltará Altolaguirre, el mismísimo Juan Ramón Jiménez, ni Pablo Neruda. Miguel, que en algún momento de confusión transitoria se describe como una mezcla de fascista y comunista, ha iniciado un desplazamiento ideológico que ya no tendrá vuelta. Es, no obstante, a juicio de Martín, el asesinato de Federico, lo que decide la incorporación, del poeta que no quiere ser pastor, en la guerra civil ya iniciada. En ella Miguel se convertirá, de “comisario de guerra” comprometido a animar e incentivar la lucha, en “el poeta de la guerra” civil. Su punto de vista va más allá del dominio de la ideología política que la anima: Miguel tiene en los trabajadores y campesinos su origen, de manera que él puede, mejor que nadie, ser su portavoz. Es al calor de esa lucha que nace “Viento del pueblo” y su teatro de guerra. Más tarde, cuando apriete la guerra y la situación se torne más desesperada, escribirá los poemas más sombríos que épicolíricos de “El hombre acecha”.    
   
Al terminar la guerra civil asistimos al periplo más lastimoso de su vida. Martín, a lo largo de esta biografía, discute muchos equívocos y desmiente con evidencias muchas declaraciones hechas, incluso, de Pablo Neruda. Dispone, como quizás ninguno, de más testimonios y un cuadro más completo de versiones y documentos rescatados. Además del viacrucis impuesto al célebre poeta de la revolución por el régimen franquista que le fue inmisericorde, Martín expone con abundante documentación la naturaleza de la represión descontrolada que practicó Franco contra el pueblo español con la colaboración plena de la Iglesia, no sólo en la persona de sacerdotes y obispos, sino de la institución representada por las entidades de más alto rango, incluido el Vaticano.

En mi época de estudios en la UNAM tomé varios seminarios de posgrado sobre muchos de estos poetas. Entre ellos Antonio Machado, Rafael Alberti, León Felipe, y el mismo Miguel Hernández. Como hice mi tesis de maestría sobre León Felipe leí bastante sobre la guerra civil, incluyendo los dos o tres tomos de su historia escritos por Hugh Thomas. Debo haber olvidado, sin duda, infinidad de detalles. No obstante, los datos que encuentro en el libro de Martín me resultaron escalofriantes. El sadismo ejercido por las autoridades militares-eclesiásticas sorprendió a los propios nazis. En el penal de Córdoba nada más, y sólo en el año 1941, murieron 502 de hambre. Los delitos atribuidos se legislaron a posteriori de los hechos, es decir, que las violaciones a las leyes se aplicaron de manera retroactiva. Si usted era una persona honesta que exhibió una conducta ímproba, era por eso más peligroso. Si usted conocía a los asesinos, era ya uno de los asesinos. Si usted confesó, después de quemarle los senos, merece la muerte. El delito era simultáneamente pecado, y el pecado, delito.

En el 1939 el 10 por ciento de la población de Madrid estaba encarcelada. El estado no le proveía alimentos. No obstante, solo en un año, de mediados del 39 al 40, asesinaron sólo en Madrid unas 200 mil personas. Un cálculo sencillo, según Martín, permite establecer una norma de cerca de cien fallecidos por día. En Valencia se halló en el 2008 una fosa común con más 24 mil personas, entre ellas, alrededor de 600 niños. La Iglesia Católica nunca hizo señalamiento alguno ante tales atrocidades. Curas de negra sotana participaban a veces en las ejecuciones. El gran dolor de cabeza de la Iglesia era establecer si los reos condenados a muerte tenían derecho al sacramento de la extremaución, pues el dogma lo asigna a personas moribundas. Se concluyó, por tanto, que se les aplicara, si hubiera oportunidad de así hacerlo, “después de la primera descarga, antes del tiro de gracia” (546).

Miguel Hernández tomó al principio con muy buen talante su encarcelamiento. Se dedicó a tapar las penas que sufría y a ofrecer un punto de vista optimista, casi turístico, a quienes lograron verlo. Se las arregló para estudiar francés, inglés y matemáticas. Empero, el frío, el hacinamiento y el hambre lo hicieron presa de un tifus intestinal y una tuberculosis pulmonar aguda. Abundaron los esfuerzos de amigos y familiares para que se le aplicara a Miguel el derecho al tratamiento sanatorio reglamentario. Nunca lo consiguieron.

Con dificultad fue redactando los poemas, póstumos, de su celebradísimo “Cancionero y romancero de ausencias”. En estos poemas el verso inicialmente barroco de Miguel, y luego épico-lírico, depura y destila hasta la desnudez sus agonías y sus sombras. Así como antes fue voz del pastor y del hombre de la tierra, y más tarde el portavoz de la república en armas y de los trabajadores “rojos” revolucionarios, ahora será el portavoz de toda una nación de encarcelados en las prisiones franquistas. No son “ausencias” sólo de Miguel, sino las “ausencias” y desdichas de todo un pueblo todavía insepulto aunque bajo tierra, pues todavía permanecen sellados los documentos de  procesos tan demenciales que la sola idea de abrirlos anega de espanto aún al pueblo español, víctima aún de la represión del franquismo católico. Como sabemos, el famoso Juez Garzón ha sido acusado y procesado en España por atreverse intentar hacer justicia a los centenares de miles de muertos y a los familiares que les sobrevivieron. El franquismo, creo, puede ser definido sin menoscabo mayor, como fascismo católico.

Y razones para tanto pavor no huelgan. El fascismo sigue vivo en Europa porque el neoliberalismo es la fuente de su fuerza. Ese neoliberalismo que, de un modo allá, y otro al otro lado del Atlántico, repercute con la misma idea fascista del desprecio de clases, de la idea del derecho a explotar a los más débiles, a vampirizar el salario de los trabajadores. En Puerto Rico, el PNP de camisas azules como la Falange, lo etiqueta “such is life”. Con esa ideología el pueblo se empobrece hasta la miseria mientras crece la opulencia de los senadores y “empresaurios” del gobierno*.

Anotemos, ya para terminar esta reseña, que así como no deja de señalar
Martín que “es difícil encontrar en la historia de la literatura española un autor enfrentado a circunstancias más adversas”, particularmente el hambre y la “miseria afectiva” (660), como Miguel Hernández, tampoco, concluye Martín, “ningún escritor ha ejercido con mayor dignidad el oficio de poeta” (662). Libro duro, como una pedrada o un rayo, mas no es ajeno al milagro de contemplar como el fuego hace del carbón un luminoso diamante.   

El Comité de Puerto Rico “Miguel Hernández: Año Hernandiano”, continua las actividades de conmemoración del centenario del poeta. A
principios de noviembre, presentará en Orihuela un espectáculo que se creó con ese motivo. Mientras, sigue la venta del libro con dos discos compactos que se realiza con el fin de llevar a nombre de Puerto Rico este homenaje a uno de los poetas más singulares y trascendentales de la historia de España. Y de la América Nuestra.

Sus ojos, dicen los testigos de su muerte, nunca se cerraron. 



Marcos 
Reyes Dávila
Catedrático UPR-H

_________
 * "Empresaurios" no es una errata. Es un neologismo creado por nosotros con licencia poética.

Una flor para Lolita -Ángel Pizarro -Chile

 


(UNA 
FLOR
PARA 
LOLITA)

             
        Ángel Pizarro, 
            Chile

No se sabe,
no se sabe
por qué nacen las flores en el desierto de mi patria
 

pasan los años sin una gota de agua
las semillas no duermen
sueñan
acurrucadas en sus lares*
el sol crepita en las arenas 
las abriga
y las mantiene
ponen  el oído fino
para  auscultar alguna nube que ha perdido el rumbo,
nube que tropieza y cae
 

no son estrellas las que por la pampa ruedan
son flores espléndidas que surgen del fondo de la tierra,
son las semillas que han roto sus caparazones
y salen


a mirar el sol
emergen
a mostrarse,
a deleitarnos,
a ayudarnos a vivir con el canto a flor de labios

no se sabe
no se sabe
por qué cada cien años florece el desierto en mi país natal
cada cien años
como Bolívar

no se sabe
como Sandino
no se sabe
como Lautaro
por qué
en cualquier lugar
como Tupac Amaru,
cercano o recóndito
encuentras a tu hermano
en cualquier lugar de este patio grande que tanto amamos,
encuentras de pronto a una madre
a una madre que no te cobijó en su seno
a una madre nacida de las multitudes
de las ansias desatadas
del dolor,
del desaliento
de la rabia incontenible y del fuego
no se sabe
no se sabe
tal vez
quién sabe
seguro
Lolita Lebrón,
de Puerto Rico
le doy lo mejor que tengo
para adornar su tumba
porque es lo más escaso,
porque allí está la semilla
le doy el desierto florido de mi patria
que este año

ha florecido.



ÁNGEL PIZARRO,
Chile

--------------
*El original recibido decía "su lares". Como seguramente Pizarro conoce la historia heroica de Lares, cuna natal de Lolita, dudamos si era errata o no era. Optamos por esta manera más acorde a la concordancia gramatical ya que la palabra "Lares" que imperturbada.

domingo, 15 de agosto de 2010

Elegía para EXÉGESIS




Como el mar de 
          El Contemplado*

                   Al vigesimoquinto aniversario
                       de la revista EXÉGESIS.

                   “El Contemplado.”  Pedro Salinas.

Si a tu mañana le quiebran
los huesos de su sueño
     –puro crist
al de cielos
y es echada al fuego
dará a luz
Mucha luz
No cabe duda

Increpará la luz que crepita
cuando la palabra se encabrita
Cuando la llama
echa al aire del mundo el libro
Esa palabra fósil de revista
que atesoran las páginas

desde que el fuego impregnó
de manos y venados

la cuevas de Altamira
                                   
Si a tu mañana le quiebran
sus cristales de cielo
y ante el rocío   
aborta la tinta que imprime
el rostro deslumbrado de tus páginas    
Josemilio desbancará otra vez
las bibliotecas quemadas
y José Ferrer Canales
volverá a sembrar
los madrigales del cariño
Martí unirá la tierra toda americana
por encima de una mar
llena de puentes
Y oceánico otra vez
Hostos peregrinará

en otro barco de papel
para enfrentar con él
los acorazados de la intolerancia.
Águedo Mojica buscará los planos
de su recinto en llamas
–¿dónde están las preguntas?
¿dónde las respuestas?–
en una universidad
ahora sordomuda
Santa Teresa vivirá muriendo
otra vez en los muros de Ávila
y Fray Luis repetirá en Salamanca
que es calabozo un mundo sin palabras

Francisco Matos Paoli regresará
su canto de pitirre a la locura
y al yunque de los héroes de la patria
justo donde Pablo Neruda
entonará de nuevo su canción de gesta
porque sabe que la palabra
brilla más que el oro en Aconcagua.

Betances enardecerá el grito de sus lares
llamando a la mariana del alba
Juan Mari Brás recitará
el derecho de nacer con la palabra entera
Y vencerá Vieques otra vez
detrás de la yihad palestina
de Foucault
Deleuze
y Hegel,
y los poetas del paraná
y el río de la plata

Benedetti enarbolará
una nueva oda a la alegría
Corretjer nos buscará en el paraíso
y en la alabanza
Se reunirán aquí los siete ríos de Corrientes
como se aúna y aísla la diáspora boricua
Bolívar cruzará el Caribe
con la certeza de que América es una
y Guajana nos brindará otra vez
un festival de poesía y cañabrava

Nilita nos hallará con nombre
de crucero
de yunques
y banderas
y José Luis González nos sacará del caño
ahíto en un candombe de plenas
Martín García, Trelles,
Rodón, Buscaglia y Ángel Vega
Elizam, Víctor, y Lind
pincelarán otra pintura caribeña
por donde huya el gato de la torre 
lejos de donde Cuba ampara
a las antillas
y a toda centroamérica

Si tu mañana se quiebra
de cristal
rojo como la sangre
el fuego mirará como un foco fijo
al gacho doble
y doble tuerto del pirata
Pero ni Hitler ni Winship
ni McKinley
Franco
o el Romero gitano de la mala muerte
pudieron borrarle a Lorca un solo verso
ni un grito a Albizu
ni una sonrisa a Lolita
No hay fuego que pueda con el abecé
que canta turpiales y pitirres
Con toda la vida que se refugia
en una sola letra
y en cada letra florece
orquídeas a la idea y al sentimiento

No hay fuego que puedacon los 25 años de exégesis
que se cumplirán en mi escritorio
de cualquier modo
ni con los cristales
que multiplican al infinito las playas
en las infinitas páginas
y colores de una mañana

Por más humo que hagas
y por más negra que la noche seas
brillarán los aerolitos y las luciérnagas
porque junto al fuego de la hoguera
se unen los abrazos
que despiden
 
y que esperan.

Si a tu mañana la quiebran
de cristal de cielo
allí estará la plaza abierta a los colores
como el mar del Contemplado.

Contemplémosle el universo
de páginas aupadas y entramadas.

Contemplado
Exégesis
¡ Contemplado !

    ***


Página en blanco eras
como un vientre de cera
Y en cada letra dibujé o teñí
un trozo de la huella que urga
la impronta indeleble que ama
y la leyenda absorta de un lienzo
ungido de una luz extraña

Aunado a un soviet de hermanos
alma te di
en suma
del puro cristal del cielo
que transita en mi mirada.


Que otro mundo es posible
me dices
Dime dónde
dime cuándo! 

___________
“El  Contemplado” es el nombre que halló Pedro Salinas (poeta español, 1891-1951) para el mar de Puerto Rico, y el título de uno de sus poemas más sobresalientes y distintivos.

Marcos 
Reyes 
Dávila

viernes, 13 de agosto de 2010

.
Lares, cielos y gritos




Ahora ocurre que el señor alcalde de Lares, Roberto Pagán, prefiere ignorar la historia de su pueblo y de su país, prefiere dar la espalda a uno de los acontecimientos más significativos de Puerto Rico, para seguir las visiones "proféticas" de una pastora.

Aparte del asunto de la separación de iglesia y estado, vital hasta el extremo en una democracia que debe saber que el dogma anega en sangre la tierra, ¿cuál iglesia es la que sigue este alcalde? ¿O es que Lares ya no es un pueblo predominantemente católico?

No es sólo cuestión de historia la elección del cognomento del pueblo: es un diluvio artístico, que en todas sus formas, sea teatro, música o pintura, pero sobre todo poesía, distingue a Lares en Puerto Rico, en el Caribe y en el mundo entero.

Lares es cuna, sólo a modo de ejemplo paradigmático, de Francisco Matos Paoli, Premio Nóbel de Literatura --aunque no lo recibiera en verdad nunca por ser poeta de una colonia. La significación histórica de Lares es un valor inestimable, una joya sin precio imaginable, para la mayoría de los puertorriqueños. 


El señor alcalde, sigue las fantasías de una pastora para darle la espalda a una nación que por casi 150 años ha encontrado en el Grito de Lares sus señas de identidad, guiado a ello por uno de los próceres más estimados por el pueblo puertorriqueño, internacionalmente conocido, mucho más que Luis Muñoz Marín o Luis Fortuño: Pedro Albizu Campos. A sólo una semana de la muerte de Lolita Lebrón, el alcalde Roberto Pagán pone en evidencia síntomas que requieren ingreso urgente en el Hospital de Psiquiatría. Oír voces es síntoma de esquizofrenia, señor Pagán. Seguir a un loco es cosa muy seria, según lo dice Sancho Panza en "El Quijote".

Después que Luis Llorens Torres rescatara con una obra de teatro para la memoria colectiva del pueblo de Puerto Rico la gesta de Lares y de Ramón

Emeterio Betances, Padre de la Patria, después que Pedro Albizu Campos enseñara a este país la obligación de peregrinar a Lares para rendirle nuestros respetos a los héroes, no hay alcalde ni pastora capaz de borrar la historia. 

Es infinitamente más significativo lo que hacen los pueblos, los productos de la cultura, que las bondades de la naturaleza. Pues aunque la naturaleza sea imponente, los pueblos para sobrevivir tienen que fajarse con ella de alguna manera. Es en esa faja que adquieren su molde, su morfología, su identidad, y los motivos de orgullo.

En efecto, señorito Pagán, cuya falta de cultura apunta a un analfabetismo funcional: los cielos son abiertos, pero su luz no puede taparse con una mano. Ese tipo de pretensiones anticulturales son síntomas inequívocos de las actitudes fascistas que azotan al pueblo puertorriqueño. 


Lares es, y seguirá siendo, ciudad de cielos abiertos como todos los pueblos del país, del Caribe, y de casi todo el mundo. Pero en Lares, son cielos abiertos, de par en par, al Grito, al Grito de Lares. Ésa es la particularidad y la seña de identidad del pueblo de Lares.



Marcos 
Reyes Dávila

miércoles, 11 de agosto de 2010

Defendamos a EXÉGESIS

.
EXÉGESIS,
 ¿Llegará a cumplir los 25 años?

El que sigue, es uno de los trabajos de "arte" que nos inspiró el cercano vigésimoquinto aniversario de la Revista EXÉGESIS.

       
El Rector Interino de la Universidad de Puerto Rico en Humacao, Dr. Ángel Gierbolini, miembro de la Junta Editora fundadora de la revista EXÉGESIS, me informó personalmente ayer, martes 10 de agosto de 2010, que no se harán excepciones de clase alguna en la política administrativa de cero otorgación de descargas, de manera que el Director de la Revista EXÉGESIS, que ha realizado su trabajo desde el 1990 con ese único auxilio, tendría que seguir dirigiendo la Revista a la vez que realiza su tarea académica completa regular. Es decir, ad honorem.

Nuestro compromiso con la revista es de tal naturaleza que, al ser designados al cargo, aceptamos la eliminación de la secretaria y de la bonificación al director que disfrutó por tres años el director fundador, Andrés Candelario, medidas que anunciaron como “temporeras”. Cuando salímos en destaque al Recinto de Río Piedras para dirigir el Instituto de Estudios Hostosianos en el 1994 exigimos que se nos permitiera dar, ad honorem, un curso en Humacao y continuar diseñando la revista como miembro de la Junta Editora, aunque ya no como director. No deseábamos perder nuestro vínculo con este recinto ni con la revista.


En este momento la situación que se plantea es la de realizar una tarea doble con el pago de una sola. Varias diferencias contrastan este momento con el año de nuestra designación a la dirección por el entonces rector, Félix Castrodad, y con el momento de nuestro destaque del año natural 1994: han transcurrido dieciséis años, y aunque hayamos madurado y crecido en muchos aspectos, nuestras energías vitales no son las mismas.


Además, pero por otra parte, en los 24 años de su existencia, EXÉGESIS se convirtió en una revista única en su clase en la comunidad universitaria, de un alcance y un prestigio internacionales que nadie cuestiona. Por eso mismo, EXÉGESIS merece una atención especial que no cabe reducir a cumplir con los requisitos de publicaciones de las entidades acreditadoras.


Para celebrar su décimo aniversario en el 1996, el artista premiado Martín García, ex miembro de la Junta Editora de EXÉGESIS, creó la figura emblemática que desde entonces nos distingue. La misma consiste de dos figuras humanas, femenina y masculina que, aunque miran una a la derecha y otra a la izquierda, las unen el mar común que las define isla, una choza humilde entre hojas y al pie de grandes edificios e
industrias, un pueblo en la calle que enarbola la palabra “PAZ”, una cotorra boricua, la sierra del Yunque, la lluvia, y un cielo gris de barrunto.
 
El decimoquinto aniversario se celebró institucionalmente con la apertura de la Sala de EXÉGESIS en el vestíbulo del edificio de rectoría. La Junta Editora acordó publicar un número dedicado a la mujer y a la unidad de amor y vida que ella significa. Era el 2001, el pueblo de Puerto Rico defendía al pueblo de Vieques, municipio del área oriental del país, al que sirve esta institución, y asimismo lo hizo, reiteradamente, la revista EXÉGESIS.

 El vigésimo aniversario lo conmemoramos con un simposio internacional extraordinario dedicado a las revistas culturales-académicas. En homenaje a Nilita Vientós Gastón y su revista Asomante / Sin Nombre, participaron decenas de revistas puertorriqueñas, y además, Ínsula, de España, Repertorio Americano de Costa Rica, Archipiélago y EBA-Áurea de México, Brecha de Uruguay, así como la Red AlyC de México, la Asociación de Revistas Culturales de España (ARCE), y la Federación Iberoamericana de Revistas Culturales (FIRC).

Este simposio nos recuerda momentos extraordinarios de la Revista atados a actividades que organizamos y dirigimos, como el simposio dedicado a Francisco Matos Paoli, la conmemoración, también monumental y con carácter internacional del centenario de la muerte de Eugenio María de Hostos y la Medalla Hostos a la Solidaridad que entregamos al pueblo de Vieques, y el simposio dedicado a la Generación del sesenta y la revista Guajana.


Momentos extraordinarios también lo han sido nuestra participación en el sesquicentenario del natalicio de Hostos en 1989, la publicación pionera en internet que le debemos al compañero José Sotero, los varios números monográficos, algunos de ellos confeccionados con instituciones culturales de otros países hermanos, como Cuba, Chile, Uruguay y Paraguay, el centenario de la muerte de José Martí, el homenaje póstumo a José Luis González, los reconocimientos a Juan Antonio Corretjer y a Juan Mari Brás, el monográfico dedicado al congreso de la Comunicación Social de las Ciencias celebrado en Granada, el cincuentenario de Luis Palés Matos, la obra gráfica de Ángel Vega, la obra plástica de numerosos pintores y escultores, el centenario de Miguel Hernández y el bicentenario de la emancipación de Nuestra América, simposios de filosofía y de historia, un libro dedicado a Hostos, las dos ediciones del Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico, el número doble preparado como expresión de gratitud ante las muchísimas colaboraciones que recibimos desde el extranjero y que llenó sus tapas con los sellos de correos, entre muchas otras cosas.    


La Junta Editora definió a EXÉGESIS en el documento de institucionalización aprobado y en su Reglamento como revista de la facultad de la Universidad de Puerto Rico en Humacao. Esa Junta ha estado compuesta por destacados compañeros docentes de muchos departamentos, incluyendo Matemáticas, Física, Química y Biología, y se ha esforzado por servir a toda la comunidad universitaria humacaeña mucho más de lo que fructificó finalmente y se conoce. Nutrimos cada año nuestra biblioteca con decenas de libros y revistas que llegan a manera de intercambio. En nuestra opinión, no hicimos sólo una revista: ayudamos a hacer de UPR-Humacao una gran universidad.


Este año académico 2010-2011 debería iniciarse el vigesimoquinto aniversario. Habíamos contemplado realizar un simposio internacional que fuera una fiesta del Caribe y que llamamos Antillanía. La incertidumbre con la asignación presupuestaria y la situación fiscal del recinto nos movió a cancelarlo. Ahora, la administración lo que propone para celebrarlo es eliminar las descargas del director para que edite, dirija y represente al margen de sus horas
regulares de trabajo. Redujo, además, en más de la mitad, el presupuesto de los últimos años.

Creemos que toda la comunidad universitaria debe defender la existencia de la revista de su comunidad académica. La de UPR-Humacao, y la del país. Los exhorto a hacerlo ahora.
 

Marcos Reyes Dávila

Catedrático
Director de EXÉGESIS


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viernes, 6 de agosto de 2010

"Ahora viene lo peor" -El Nuevo Día


“Ahora viene lo peor”

Lo anuncia El Nuevo Día reducido a la evidencia irrefutable y caudalosa. Lo anuncia con una foto llena de palmas de azote. Lo anuncia tras las dimisiones abundantes y el nuevo Juez del Supremo podrido.

Los maestros anuncian paros y marchas. Dice David Noriega que Fortuño está cansado de marchas y protestas. Quizás también de huevos, huevazos y abucheos, pero todo eso da picor, nada más. Molesta, pero no detiene, no da marcha atrás, no cambia el estado de cosas.

Detrás de la gran marcha, ¿qué? El año pasado, detrás de las protestas, ¿qué? Detrás de la formidable huelga universitaria, ¿qué?

Viene lo peor, no cabe duda. Y al fascismo no lo detienen las marchas ni los paros porque el fascista no piensa. Sólo usa la fuerza. Sólo la fuerza le llama la atención.

Aquí hay que detener esta proliferación de gritos y quejas aisladas e inútiles.

Hay que unirse, hay que ponerlo de rodillas y pasarle la guillotina de una vez, antes que ellos nos la pasen a todos los demás.

Hay una muerte anunciada. La crónica la escribirán Fortuño, Schatanás y los empresaurios, o el pueblo de Puerto Rico.*

___________
*La inferencia lógica es que Fortuño, Schatanás y los empresaurios no son parte del pueblo de Puerto Rico.

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