sábado, 17 de enero de 2015

Charlie HEBDO, 80 Grados, la Fundación de Nuevo Periodismo: LOS LOCOS SOMOS OTRO COSMOS


Charlie HEBDO, 
80 Grados, 
la Fundación de Nuevo Periodismo: 
LOS LOCOS SOMOS OTRO COSMOS



http://www.80grados.net/charlie-hebdo-galeria-de-imagenes/#disqus_thread

Me duele que 80 GRADOS y la Fundación de Nuevo Periodismo que fundó García Márquez publique una declaración tan simplona y acrítica como esta.

¿Quién dice que hay derecho a la burla? Esa cosa que hoy día se censura como "bullying"?

Una cosa es el elogio de la risa y el humor, y otra la humillación o el reírse de las ideas y modos ajenos.
Una cosa es la sátira contra los poderosos y otra la sátira contra la gente común, los desposeídos de la tierra, los oprimidos, las minorías, los esclavos, los negros, los spicks puertorriqueños.

¡De Galileo se rieron tanto! De Colón y del Buendìa que descubrió que el mundo era redondo. De Darwin.

En el mundo que vivimos la inmensa mayoría de los medios reproducen una ideología prepagada y dirigida desde el poder.


La cultura demuestra que la humanidad consiste de modos infinitos, y que en esa infinitud de maneras de la otredad está la riqueza de la condición humana y la relatividad del ser.

¿Alguien leyó "LOS LOCOS SOMOS OTRO COSMOS" de OSCAR DE LA BORBOLLA?

¡No, no es, no puede ser tan fácil andar de la mano de un imperialista como Hollande, Netanyahu, Cameron, el presidente de Ucrania, Obama, etc. !!  Así se linchan negros en Alabama y se destruyen con bombas países enteros en el medio oriente.
Voltaire, lo que quiso decir con "Los VIAJES DE GULLIVER", ES QUE LA CULTURA ES RELATIVA Y LOS MODOS HUMANOS DE SER SON INFINITOS. Y LOS VALORES, Y EL LENGUAJE Y LAS SEÑAS, Y LAS MANERAS DE HACER PAN, Y DE COMER, Y DE AMAR, Y DE MIRAR EL HIELO O EL BOSQUE, DE CANTAR O DE BAILAR, DE ADORAR AL DIOS QUE SEA.

DEJEN LIBRE A MARCO POLO Y GALILEO, POR FAVOR.

LA CARICATURA NO FUE LO QUE HIZO DARWIN, NI GALILEO NI MARCO POLO, SINO LO QUE HABÍA EN LA MENTE DE LOS QUE LOS ENCARCELARON, QUE SON LOS MISMOS PODEROSOS DE LA EUROPA IMPERIALISTA QUE BOMBARDEA Y DESTRUYE PAÍSES A SU PLACER.

¡Cómo se burlaron de Mandela, de Ghandi, de Albizu encarcelados !! 
¡Cómo se burlaron de Chávez, y se burlan de Fidel  los mismo que vendían en Europa colitas de pelo de chinos descabezados a principios de siglo XX!!

Marcos
Reyes Dávila


¡Albizu seas!
 

domingo, 11 de enero de 2015

Hostos, hombre de todos los eneros

Hostos,
Hombre De Todos Los ENEROS




La noche del   28 de abril de 1875, con 36 años de edad, Eugenio María de Hostos vive uno de los momentos más intensos de su vida. Es su último día en Nueva York, pues parte al día siguiente a la manigua cubana como parte de una expedición y con el propósito de luchar con las armas en mano por la independencia de las Antillas: Cuba y Puerto Rico. Pasa, pues, el día escribiendo cartas a familiares y amigos, y hace una relación de sus impresos y escritos. La razón es evidente. Martí hizo lo mismo cuando se disponía a ir a Cuba con una pistola en mano veinte años más tarde. Ambos enfrentaban la posibilidad de la muerte. 
    La dramática escena que refiero aparece en términos templados y sobrios en las páginas de su Diario (“Obras completas”, II, págs. 208). Hostos nunca llegó a Cuba: el bergantín naufragó a los pocos días. Pero en ese momento, y en otras ocasiones en la década de los setentas, Hostos estuvo dispuesto a luchar con las armas por la libertad de cubanos y puertorriqueños. Había nacido en las montañas de Mayagüez el once de enero de 1839 y desde los trece años había sido enviado a España para hacer estudios preparatorios y universitarios. Involucrado desde la adolescencia con la vida española, no tardó en discernir el trato tiránico de Madrid contra las Antillas. Armado de las ideas liberales de la Ilustración que forjaron la federación norteamericana en el 1776, el joven Hostos quiso luchar contra la tiranía monárquica en España para convertir a las Antillas en estados de una federación hispánica. Muchos defendían esas ideas entre los españoles, pero el liderato liberal que llegó al poder en el 1868 se negó a que las Antillas participaran de ellas. Por eso Hostos rompe con sus correligionarios españoles y se va a Nueva York a fines de 1869 para luchar contra ellos con las armas. No obstante, alcanzó a defender ante el mismo jefe del gobierno a los insurrectos de Lares y de Cuba, como antes, con su novela “La peregrinación de Bayoán”, defendió la lucha de la independencia dominicana..
    Ya en Nueva York Hostos descubre que el liderato de la emigración busca la independencia de España para solicitar la anexión a Estados Unidos. Hostos nunca favoreció la anexión porque esa fórmula significa el “exterminio” de sus pueblos. La utopía más acariciada de su espíritu era construir una Confederación de las Antillas. Es por esa razón que abandona la ciudad para emprender una peregrinación por varios países de la América del Sur.
    El viaje transformó nuevamente su visión del mundo. Antes de atracar en Colombia ya se sentía hijo de Bolívar y del proyecto de la Gran Patria Latinoamericana. Estudió profundamente los países que visitó sin sentirse nunca extranjero. Allí conoció muchos pueblos y culturas, la situación política y económica de cada país y los proyectos de desarrollo. Hostos se percató, por
ejemplo, en Perú, de que el mundo colonial había sobrevivido a la revolución de independencia. Y proclamó la necesidad de realizar una segunda independencia. Defendió las poblaciones autóctonas marginadas y esclavizadas de indios, negros, chinos y cholos. En Chile defendió la igualdad absoluta de los sexos y los derechos de la mujer. Defendió proyectos inmensos como el tren trasandino que unió, en efecto, durante décadas, a Buenos Aires con Chile. Defendió la integración de los países del Cono Sur en un Mercado Común Latinoamericano, pensando en fortalecer las economías, la libertad política y la defensa común frente a los continuos ataques y acosos de las potencias imperialistas del norte. Esa visión integral del mundo latinoamericano, así como la composición de los principios que debían regir la lucha de los pueblos que aspirasen a construir pueblos libres, fueron las bases del pensamiento latinoamericanista y libertario de José Martí. Hostos es un precursor de Unasur y de la CELAC.
    El fin de la guerra de independencia en Cuba es el factor que convierte al Hostos revolucionario en uno de los cincuenta educadores más importantes en la historia de la humanidad. Hostos fue un observador tenaz, poseedor de una curiosidad infinita. En la peregrinación por los países del hemisferio sur estudió tanto la historia, como las sociedades, la organización política, la vida cultural, los latifundios, e incluso levantó datos de los recursos de producción de las diversas comunidades. Desde joven, se dedicó diariamente al estudio de su carácter. Todo ello le permitió años después crear el primer “Tratado de Sociología” latinoamericano y formular una nueva Pedagogía. Aunque en diversos países le pidieron que se quedara a enseñar, no lo hizo hasta el fin de la guerra en Cuba, ocasión en que además aceptó contraer matrimonio. En la etapa de su vida como educador invirtió veinte años: diez en la República Dominicana, donde tuvo que partir de cero y crearlo todo, y diez en Chile, donde construyeron un liceo especialmente para él en la capital, y donde pudo enseñar, entre otros  cursos, Geografía y  Derecho Constitucional. La ausencia de textos científicos para las más diversas materias, lo obligó a redactarlos él mismo. Otra de sus obras maestras fue el “Tratado de moral”.
    A pesar de que habían transcurrido ya casi veinte años desde que abandonó la lucha armada para buscar la libertad de los pueblos a través de la educación, y a pesar de haber constituido una familia con muchos hijos, una vez José Martí reinicia la guerra de independencia antillana en Cuba, Hostos vuelve a la carga. Ni siquiera el presidente de Chile pudo persuadirlo de dejar de atacar a España. Y cuando se percató de que Estados Unidos intervendría en la guerra, abandonó su trabajo y su casa y regresó a Puerto Rico. Era el 1898 y la intención de declarar a Puerto Rico botín de guerra para continuar la colonia con nuevo amo le era evidente tanto a él como a Betances.
    Hostos, que se reinventó cuando abandonó la lucha por una república federal en España para iniciar la lucha independentista con las armas, que volvió a reinventarse cuando abandonó las armas para buscar la libertad a través de la educación y la forjación de su ideal de un ser humano “completo”, se reinventa
nuevamente en el 1898 cuando pone sobre la mesa las armas del Derecho y del poder de la sociedad civil. Fundó la Liga de Patriotas para intentar despertar al pueblo de Puerto Rico de modo que reclamase su derecho a la autodeterminación, y reclamó ante la prensa internacional, el Congreso y el mismo Presidente que la posesión de Puerto Rico era una violación profunda de su propia Constitución como república. Pero los tiempos para esas ideas aun no habían llegado, y tardarían más de medio siglo en constituirse en elementos de fuerza en el planeta. Al percatarse de la inutilidad de su llamado, opta por regresar a la República Dominicana donde muere en el 1903, como maestro de maestros. Allí descansa, con fuego   eterno, en el Panteón de los Héroes de la República Dominicana.
    Hostos, hombre de todos los eneros, es la personalidad más compleja y sublime de la historia de Puerto Rico.  (2015)    



Marcos
Reyes Dávila
¡Albizu seas!

(Publicado en EL NUEVO DÍA el 11 de enero de 2015, págs. 62-63.)

viernes, 9 de enero de 2015

Corretjer en la voz de Brunilda García: TIEMPO BOLÍVAR

Poema: Tiempo Bolívar Autor: Juan Antonio Corretjer Música: Brunilda E. García y Carlos Lazarte. La interpretación es de la Compañía músico teatral Cimarrón...

sábado, 3 de enero de 2015

Las caras de Julia



Las caras de JULIA 
         de Dennis Mario
            Por Marcos Reyes Dávila, Coordinador del Simposio


Con fecha de marzo de 1996 aparecen publicadas en la revista “A Propósito”,
que dirigía Beatriz Navia desde Ponce, los tres rostros de Julia que componen un tríptico del músico-pintor, artista, Dennis Mario. Ampliamente conocido por su obra monumental “Don Pedro y los pitirres” que se exhibe en su Museo sin Techo en una pared de la calle San Sebastián del Viejo San Juan, Dennis Mario es quizás, como Hostos, un “ilustre desconocido”. Ilustre porque todos conocen su celebrísimo Don Pedro y otras obras suyas de gran impacto. Pero pocos quizás conocen a su autor, muy poco dado a entrar en los grandes salones con bombos y platillos, un poco huidizo y anarquista, un rebelde absolutamente refractario al halago vacío y la prensa amarilla. Dennis Mario es un artista comprometido hasta el hueso con las causas más urgentes de los pueblos. Es un músico “cromático”, pero también un pintor “affannoso”.

    Las imágenes de Julia de Burgos de Dennis Mario las conocí ese mismo año del 96, en la revista de Navia, y jamás las olvidé. A pesar de que Julia es un motivo frecuentado por la plástica puertorriqueña, son simplemente impactantes. En este año de su centenario hemos visto una infinidad de obras de muy diversos autores, aunque no abundan las imágenes fotográficas. La preferida parece ser una foto de estudio tomada en Nueva York en la que Julia coloca su mano sobre el rostro y abre como plumas de ave los dedos meñique y anular de su mano izquierda. 


    Algunos artistas han ilustrado libros, poemas y versos de Julia, casi siempre atada al agua de su río o del mar de sus amores y sus distancias. En otros países también se ha trabajado el tema de Julia, y con otras artes, como la escultura y la música. José Manuel Sánchez-Darro Pérez, por ejemplo, es un pintor y escultor español que traerá obras inspiradas en Julia a una exposición que formará parte del Simposio “Me llamarán poeta - Julia de Burgos”, simposio
que se celebrará en la Universidad de Puerto Rico en Humacao en la primera semana de febrero de 2015. Las obras se exhibirán en el Museo Casa Roig.


    Rafy Trelles, puertorriqueño, ha realizado, para el cartel oficial de la Comisión Nacional del Centenario, una hermosísima obra a plumilla del retrato de Julia rodeada de esas esferas celestiales que sugieren aquella sinfonía de estrellas de la que hablaban los antiguos. A través de esa obra, Julia, celestiada de azul, se convierte en el émulo de una de esas figuras de los mitos clásicos que pusieron nombre a las constelaciones del cielo como Perseo y Orión. La obra de Trelles, más que metáfora, es encarnación de la poesía misma. Elizam Escobar ha producido varias obras impresionantes para una antología preparada por Judy García Allende y publicada por Ediciones SM.


    Dennis Mario optó por una visión quizás inversa a la de Trelles y marginal a las de Escobar. Menos etérea y celestial que la de Trelles, pero más encarnada y más telúrica. Ante los intentos de plasmar contenidos cerrados y específicos de Escobar, la relación de tres imágenes totalmente diferentes en la línea del dibujo, el color y la expresión, pero interrelacionadas e interdependientes, ofrecen la visión de una Julia más compleja, quizás fragmentada sin perder su organicidad, quizás conflictiva consigo misma, quizás realizada de maneras diferentes a lo largo de su corta vida. El tríptico, de 1992, se exhibió en el Congreso del Ateneo de ese año, dedicado a Julia de Burgos. Por esa multiplicidad de julias, y por el vínculo que une de esta manera a este simposio con el Congreso del Ateneo de 1992, hemos elegido como imagen oficial para el Simposio del 2015 el tríptico de Dennis Mario.


    La primera y la segunda julia de Dennis Mario, si leemos el tríptico de izquierda a derecha –como debe hacerse, pues cada pieza incluye una porción del nombre de la poeta– están en agudo contrapunto. La primera Julia, es la más afín a la conocida criatura del agua. Versos alusivos al poema “Río Grande de Loíza” aparecen al pie de la imagen, casi de color natural, pero rosada. La expresión sonriente y la mirada elusiva, le añaden algo de complacencia a una figura que sugiere evocación y ensueño, deseo y esperanza, en una Julia joven, pero dueña de sí. 


    La segunda imagen sorprende por el tono blanco de la piel. La línea de expresión del rostro es grave, adolorida, a tono con el rojizo colocado en los ojos, fácilmente vinculable al corazón tatuado en la frente, sobre el ojo izquierdo. Afloran signos de negritud en el semblante adusto, austero, como si esta Julia fuera la imagen de una negra albina. Es una imagen de severidad y desafío, claramente contestataria, presta a la batalla en su palidez de luna. No es lucha del que odia, sino la lucha de quien ama.


    La tercera imagen es ya el mito redimido. Pura encarnación de anaranjados muy saturados. La segunda Julia miraba desafiante hacia adelante. La tercera, como la segunda mira al vacío. La esperanza y la complacencia del primer rostro ha desaparecido, así como severidad beligerante del segundo. El rostro de esta Julia, a pesar de la encarnación, luce en paz, como quien remonta en los espacios insondables de la mente el camino recorrido y, desde la paz, las tormentas vividas. Es la Julia postrera acuñada en la eternidad. Hija del sol. Y ardiente.


    Dennis Mario nos ofrece tres lecturas nuevas, no arrimadas a las imágenes consabidas y trilladas. La selección del tríptico de Dennis Mario como representación del Simposio “Me llamarán poeta” pretende comunicar que Julia no es reducible a la imagen de víctima que se propaga popularmente. Mas a ninguna otra, tampoco. Que se trata de una Julia múltiple y enriquecida. Julia fue una mujer de profundas raíces y convicciones inclaudicables. Y aunque el tríptico habla de “tres tiempos”, el sentido de estos no debe reducirse al tiempo cronológico sino a una triple naturaleza, o quizás al
tránsito del paraíso al infierno, inverso a “La divina comedia” de Dante, pues Julia, más que llevada y traída, agenció su propia ruta –tal como lo proclamó en sus versos–,  y su destino fue asumido por voluntad propia. 


    Julia sí fue esa mujer de ensoñación en su juventud temprana, ensoñación que le permitió vivir toda su vida en una dimensión al margen de la cotidianidad rústica; que evolucionó con el corazón en la mano hacia el amor, tanto por la libertad de su pueblo como de todos los seres humanos, por igual, sin distinción de razas, nacionalidad, y por encima de los géneros; que amó intensamente como podía hacerlo una mujer que se atrevió a ser libre a pesar de piedras e injurias, y que se expresó en versos que vuelan como colibríes, y que a veces queman y se graban, entrañables, en la sensibilidad de públicos inmensos. 

 
    En la selección de textos incorporados a las imágenes convergen, en cierta manera, Trelles y Mario. Trelles cita el verso que dice: “¿Cómo podrán callarme / cuando todos los ecos del universo sean / sinfonías en mi frente?”; Mario, en cambio, cita el verso que dice: “Estarás en las ramas del universo entero.” Cielo en la tierra o tierra en el cielo. Es que por donde pasa Julia, se revuelven siempre tanto las palomas como las estrellas.



MRD
Este artículo se publicó el sábado 3 de enero de 2015 en El Nuevo Día, págs. 60-61.

     

jueves, 1 de enero de 2015

Todo llevará su nombre



“Todo llevará su nombre” 
de Fermín Goñi: 
               bueno, no todo.

 

Una vez supe, gracias a María Zamparelli, que Fermín Goñi, periodista español primero, según parece, y novelista después, presentaría en Puerto Rico, hace unos días apenas, una novela titulada “Todo llevará su nombre”, sobre los últimos días de Bolívar, no pude resistir la tentación que el Libertador me provoca siempre, y la pedí como regalo navideño.
            La novela, de unas doscientas páginas, está publicada por Rocaeditorial, de Barcelona, 2014, y tiene por portada la imagen de un león moribundo y sufriente, pues tiene una lanza enterrada en un costado. Se trata de una escultura del siglo XIX que se exhibe al aire libre en Lucerna, en homenaje a los caídos.    
    Aparte del tema del Libertador, me sedujo el título, para mí, tomado de un poema de Pablo Neruda, “Un canto para Bolívar”. Según Goñi, sin embargo, la expresión es de Marcelo Sierra, pronunciada cuando se develó en Nueva York la estatua ecuestre de Bolívar en el 1921. Sierra era descendiente de los músicos que tocaron en el funeral de Bolívar.
    No he de decir que la novela carece de interés. Su primera dificultad es la de ocuparse del triste derrotero de esos últimos días del Libertador moribundo que noveló, magistralmente, Gabriel García Márquez en la novela “El general en su laberinto”. La segunda dificultad es que Goñi no ha podido desprenderse de los modos como un periodista toma y refiere la información.
    La novela se construye dentro de la cronología, seguida al día a día, de la agonía de Bolívar. En algún momento casi desaparece, pues el Libertador apenas hace o dice nada, de modo que el espacio lo ocupan los personajes que lo acompañan. Estos se refieren a diversas anécdotas y momentos de la vida luminosa y heroica del Libertador, a menudo a instancias del médico francés, Reverend, que lo asiste, puesto que no ha sido testigo de sus hazañas. Sin embargo, estos momentos no pueden desplazar del primer plano los horrores de la agonía, de modo que luzca, como prometen lo editores en la contratapa, la “novela triunfal”, el retrato de “la figura imponente del gran general”. Ese propósito, a mi juicio, al que se refiere precisamente el título, queda fallido. Y justamente eso quería.
    Fíjese el lector si esto es así, que la novela refiere de manera minuciosa el examen post mortem del cuerpo sin vida de Bolívar y su embalsamamiento, incluyendo “el manantial de pus marrón” de su pulmón derecho.
    Hay varias referencias a Puerto Rico, pues, como es sabido, estuvo entre los proyectos no realizados de Bolívar, liberar de la tiranía colonial monárquica a las Antillas. La novela incluye varios momentos posteriores, de 1842, 1921, un colofón, el inventario de sus bienes que se hizo en el 1830, y las subastas de los herederos. En el de 1921, referente a la estatua develada en Central Park en presencia del presidente Harding, este habla del “destino manifiesto”, de una unión de las américas que el imperialismo del norte hace imposible y que nunca se puede confundir con la utopía de la Gran Patria Latinoamericana, la de la América Nuestra que no incluye al minotauro del norte, y de la lealtad latinoamericana a su bandera que, según el presidente, es el caso del Puerto Rico colonial. Mucho me hubiera gustado que esa información se refiriese de otra manera.
    Yo, sin querer colocarme como ejemplo para otros, no me hubiera atrevido a tratar el mismo asunto que trató antes García Márquez. Aun cuando “El general en su laberinto” no sea su mejor novela, el nóbel colombiano es genial siempre. La novela de Goñi no pasa de ser, considerada de este modo, un anexo suyo.  


Marcos
Reyes Dávila
¡Albizu seas!

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