La atrocidad de la agresión policiaca ayer sigue creciendo como un monstruo de muchas cabezas.
Escuchamos relatos en la radio de experiencias vividas que dejan atónito a los expertos.
Uno de ellos es el de la Representante Popular, Carmen Yulín, que tras presenciar cómo policías agredían a patadas a jóvenes miembros de la prensa, intentó acudir en su auxilio para encontrarse de pronto, ella misma, siendo agredida por la policía a macanazos y gases a pesar de identificarse como Representante del Pueblo de Puerto Rico.
¿Habrá forma de justificar eso?
La evidencia acumulada demuestra que el SuperIntendente Figueroa Sancha había planificado los actos de represión de los que se proclama responsable, pues, dice, que él mismo, en persona, dio todas las instrucciones. Lo peor es que muy pronto muchos subordinados intentarán emularlo.
Ayer se violaron innumerables disposiciones de ley y de las constituciones que aplican en Puerto Rico. Ayer se violaron los derechos humanos del pueblo de Puerto Rico. Ayer se le dio un GOLPE de ESTADO a la Constitución, y al Pueblo de Puerto Rico violado, abusado.
¿Cómo es posible que Figueroa Sancha rete de esa manera al país y a la ley?
Eso lo hace la impunidad. Eso lo hace haber asesinado a los ojos de todo el mundo y ser nombrado Super policiaco después.
Pero la impunidad es transitoria, Sancha. Hoy, muchos te acusan, y muchos más te acusarán mañana.
Pero el poder pasa de mano en mano.
Hoy sólo puede el gobierno colonial --no federal-- hacer algo para juzgarte, y de seguro, no lo hará. Eres su peoncito.
Pero ni Pinochet se salvó, Fortuño, Rivera Schatz, Sancha.
Ni Pinochet se salvó. Esperen.
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