Creemos la
ALIANZA ANTIFASCISTA
de Puerto Rico
La posibilidad de crear una Alianza Antifascista puertorriqueña no debe descartarse. El peligro es tan real y patente, y la conciencia de estar ante la presencia de esa bestia está tan generalizada en los sectores más instruidos y conocedores del país, que la alianza se convierte en una necesidad. Su sola creación debe tener un fuerte impacto en y fuera del país.
Todo régimen colonial es, por su propia naturaleza, fascista. Pero no siempre se muestra con toda la crudeza y desnuda virulencia destructiva que vivimos ahora.
Pienso que la alianza puede estar constituida por personas que endosen la idea en su carácter personal, pero aspiraría a verla constituida por instituciones como el Colegio de Abogados, la APPU y la CONAPU, el Ateneo, la Asociación de Periodistas, la Federación y la Asociación de Maestros, la UTIER y demás uniones obreras, la HEEND, los frentes por la cultura, por la paz, los presos políticos y por el idioma, los artistas plásticos y de la música, las editoriales y librerías, las revistas culturales como EXÉGESIS, el Instituto de Estudios Hostosianos, los defensores del ambiente y los recursos naturales, las iglesias de labor social, los poetas, etc. No sé si le sea permitido ello a la Comisión de Derechos Civiles, y aunque no pueda hacerlo institucionalmente el Instituto de Cultura, sí sus empleados.
La posibilidad de crear una Alianza Antifascista puertorriqueña no debe descartarse. El peligro es tan real y patente, y la conciencia de estar ante la presencia de esa bestia está tan generalizada en los sectores más instruidos y conocedores del país, que la alianza se convierte en una necesidad. Su sola creación debe tener un fuerte impacto en y fuera del país.
Todo régimen colonial es, por su propia naturaleza, fascista. Pero no siempre se muestra con toda la crudeza y desnuda virulencia destructiva que vivimos ahora.
Pienso que la alianza puede estar constituida por personas que endosen la idea en su carácter personal, pero aspiraría a verla constituida por instituciones como el Colegio de Abogados, la APPU y la CONAPU, el Ateneo, la Asociación de Periodistas, la Federación y la Asociación de Maestros, la UTIER y demás uniones obreras, la HEEND, los frentes por la cultura, por la paz, los presos políticos y por el idioma, los artistas plásticos y de la música, las editoriales y librerías, las revistas culturales como EXÉGESIS, el Instituto de Estudios Hostosianos, los defensores del ambiente y los recursos naturales, las iglesias de labor social, los poetas, etc. No sé si le sea permitido ello a la Comisión de Derechos Civiles, y aunque no pueda hacerlo institucionalmente el Instituto de Cultura, sí sus empleados.
La dificultad será siempre la misma: los egos, la soberbia individual, y las
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