jueves, 28 de enero de 2010

Don Paco Francisco MATOS PAOLI me dice

Don Paco
Francisco MATOS PAOLI
me dice

    (Don Paco fue un perenne maestro y amigo. Me asomé por su casa aún adolescente para pedirle me ayudara con la tesina del Bachillerato en Estudios Generales. Iba a presentar mi poesía con un ensayo preliminar mío sobre la poesía. Don Paco me acogió enseguida, y desde entonces nos escribimos con frecuencia mientras estudiaba yo mi maestría en la UNAM, y luego conversamos  en infinidad de ocasiones. A principio de los 90, al asumir la dirección de la Revista EXÉGESIS, logré que la Junta Editora endosara mi propuesta de promover la candidatura de Don Paco para el Premio Nóbel de Literatura. Con ese propósito en mente, realizamos en el 1991 un simposio en UPR-Humacao dedicado a su obra.
    Transcribo ahora tres intervenciones suyas sobre mi poesía. La primera, resumida, son observaciones suyas a mi poesía de principios de los 70, incluidas en mi tesina. La segunda es una carta que me envió con motivo de “Pájaros de invierno” en el 1977. La tercera es otra carta escrita en el 1990 con motivo de mi opúsculo “Un océano maya para tus alhambras”, publicado en EXÉGESIS 9.
    Don Paco, además de un poeta sublime consagrado a la poesía, fue toda su vida un lector infatigable y un pensador tenaz sobre el fenómeno poético. Su obra crítica, no recogida en libros, es abundante. “Hombre de palabra” como lo fue literalmente, fue también un hombre honesto, sin dobleces de ninguna índole, franco. No endulzaba ni adobaba sus juicios, no mentía. Por eso, y porque muy pocos se compenetraron tan profundamente como él con la poesía, son tan valiosos sus juicios.   ––   MRD)

 
I. Observaciones en torno a la poesía de Marcos Reyes Dávila. (Resumen.)
     1. En esta poesía abundan, sobreabundan, las imágenes atrevidas y un poco chocantes.
    2. Observo una corriente irracionalista que creo se origina en parte, en la fuente del surrealismo.
    3. Ritmo amplio de envergadura prosística.

    4. Revelación de un intimismo lírico moderado.
    5. También encuentro huellas de Pablo Neruda en esta poesía.
    6. Prefiero algunos poemas como el que empieza: “Algunos pájaros”... A mi juicio es un poema logrado.
    7. También he notado la influencia de Juan Ramón Jiménez... Los poetas que influyen en Reyes Dávila son poetas de formación un poco vanguardista. Este experimentalismo estético es digno de alabanza... No se trata en él de un poeta rezagado, fuera de moda. Sino de un poeta que avizora los horizontes estéticos de la actualidad.

    8. Esta poesía está más allá de la lógica común, o mejor dicho, quiere imitar una irrupción caótica... Las asociaciones que, a veces, hace este poeta son hondamente imaginativas...
    9.  A pesar del vuelo intenso de la frase poética, observo también una caracterización que casi siempre desemboca en la sencillez de dicción.
    10. Todavía este poeta no se ha contaminado con la poesía panfletaria al uso hoy día...
    11. A veces aflora la melancolía. Pero el sentimiento estético, tantas veces encumbrado, vence el dolor. No podría calificarse a Reyes como poeta neorromántico. Este poeta está lleno de contención...
    12. Lo verdaderamente ejemplificante de esta poesía es su buceo interior de sutilidades. Hay hondura maravillada en el brotar de las imágenes.
    13. Hay ansia de lejanías, de perfección de la trascendencia.
    14. El poeta emplea continuamente neologismos, algunos propios...
    15. También emplea Reyes el monólogo interior en su prosa poética. Esto denota raigambre psicologista.
    18. Después de llegar al final de estos poemas concluyo:
    Lo que predomina es el tono menor de incertidumbre del neosurrealismo... Debe evitar ser tan evasivo... Finalmente, creo que Reyes posee el don de la poesía... Le auguro triunfos en el futuro. 
––FMP, 1973. (Tenía yo, entonces, 21 años.)

II. Mi querido Marcos:
    Celebro infinitamente que haya brotado de nuevo en ti la poesía, esta vez con mayor ímpetu de transparencia. Tu tono menor, hondamente lírico, me fascina. Has logrado mayor espíritu de sencillez en la dicción. Y, sobre todo, una profundidad a faz de tierra que busca el imperio de los sueños. Estás más aligerado del peso retórico de la palabra. Encuentras en esta fluidez cantarina tu verdadera alma. Así motivas también la divina proporción de las cosas... 
––FMP, 1977.


III. Una incursión en “Un océano maya para tus alhambras”.
    Marcos:
    Tu canto a Sulamita –oriunda de los colores del cielo, de la tierra y del mar– me ha sobrecogido, porque es la plenitud de las razas más sutiles que puebla nuestro entorno de isla-isla, en plenitud de amor azogado en un espejo invencible, de sol y luna que no se rinde jamás a los impostores de la historia, ya sea natural o sobrenatural. Veo aquí plasmado un Nuevo Cantar de los Cantares en que la vibrátil onda de la eternidad se confunde con los tiempos habidos y por haber, por sécula seculórum. Tu canto está lleno de una unción sagrada, bíblica y profana a la vez, y a veces oscila el canto de su brújula loca como queriendo reconciliar todas las contradicciones, todas las fantasmagorías que se nos echan encima como un descubrimiento de la muerte (muerte por amor) que es la perpetua vida asomada a los abismos del ser poético a que estamos todos consagrados. Mira tú la huella, entrecortada y virgen, como un pálpito mortal e inmortal a la vez, acceder a todas las fuentes abiertas de la poesía para alcanzar el sueño de nuestra vigilia en la gracia que nos da Nuestro Señor.
    He aquí también la sorpresa de una imagen centrada (metáfora, símbolo, lenguaje dialectal del pueblo) tanto en la herencia de la lengua que recibieron de España como de la reconstrucción vivísima y ebullente en zonas psico-geográficas de toda Nuestra América. Y, sobre todo, un aliento de Antillanía, una noción de gloria que tiene acceso a una paz definitiva entre hermanos separados, aparentemente, por la dialéctica de nuestra vividura nacional que single, como un barco ebrio de Rimbaud, entre el ser y el no ser.
     Este registro eterno de lo cronotípico, de lo dado, de la dádiva magia, que es el lema, es el signo más armonioso de lo sacro en este “Cantar de los Cantares”.  –– FMP, 10 de mayo de 1990.  


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