lunes, 6 de diciembre de 2010

El gobierno NO desea el Cierre de UPR

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Gobierno no desea 
el cierre de la UPR


Uno de los factores que se están tomando en cuenta en relación con la presente crisis universitaria es el alegado temor de que el gobierno y la alta administración universitaria desean y buscan el cierre de la UPR y la desacreditación de los recintos. La temeridad, la intransigencia  y la soberbia impositiva y antidiálogo de esa administración se aduce como prueba o señal de que la intención es provocar la huelga para cerrar la universidad y que la Middle States la desacredite.

Ese temor mueve a muchos a sostener la teoría de que no hay que recurrir a la huelga, y en su lugar, buscar otras maneras de defender la democracia, la universidad pública, el pago de la cuota. Es como si se creyera que la responsabilidad de la protesta, de la huelga o de la desacreditación de la UPR fuera de quienes protestan y no de quienes hacen las cosas que nos obligan a protestar. En el fondo, quienes piensan así, no creen en su causa ni en sus razones.

No digo que no tengan ninguna razón quienes sostienen lo anotado arriba. Pero sí digo que, sí es necesario absolutamente que aparezca alguna manera efectiva de enfrentar a esa alta administración, porque no resistir sería desastroso. Y esa manera no puede ser tan absurda como pedirle a Ygrí Rivera y a De la Torre la despolitización de la UPR, si la razón de ser de la Junta de Síndicos es la politización de la universidad. Es pedirle peras al olmo.

En el fondo no creemos en la teoría esbozada arriba. La aprobación por parte de la Legislatura de la nueva beca y el retiro de los portones de la entrada de los recintos, entre otras cosas, la desmiente. Sí coincidimos en los síntomas. La explicación a la actitud temeraria y desafiante de los Síndicos y del gobierno es otra.

NO. El gobierno no desea el cierre de la UPR. Se trata simplemente, a nuestro juicio, del desprecio al diálogo y la concordia porque ellos parten del desdén a la discrepancia y a la disidencia, de rendir culto a la obediencia y avasallamiento de los “otros” o de los “de-más”, y del odio a la inteligencia y a la propia universidad.

Lo que hay detrás de la conducta de Síndicos, Rodríguez Ema y José Ramón de la Torre es el perfil de pichones del fascismo. Del mismo fascismo que prefiere destruir a compartir y cooperar, y que no admite opiniones diferentes ni el derecho a protestar o sencillamente disentir. Es el gobierno de una gran universidad por un personal antiuniversitario y rencoroso hasta la médula.

Frente al fascismo es inútil pretender esconder la cabeza bajo tierra, ceder principios y seguir intentando un diálogo que nunca jamás admitirán. Los que sigan intentando razonar enfrentarán el rechazo frío y metálico de las puertas cerradas. Los que sigan buscando hacerles entender y comprender cosas razonables serán echados a la basura, justo al lado de los que desean resistir.

Frente al fascismo la actitud del ministro inglés Chamberlain fue un absoluto fracaso y sólo causó más destrucción y más muertos. Exactamente lo mismo le ocurrió al presidente de gobierno de la República Española en el 1936. Cuando quiso reaccionar armando al pueblo, se le había hecho tarde.

Frente al fascismo sólo vale resistir, en todos los campos. Y todo el tiempo. Todos tenemos la obligación de defender nuestras ideas y principios. Siempre.

Marcos 
Reyes Dávila

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