Un día será García Lorca

Un día será García Lorca
       
        Para Josemanuel Maldonado

            (...¿Y por quién doblan
        las campanas de España?)

Sobre el podio vencido
del paraninfo
llueven aún
los otoños viejos               
pero nunca convencidos
de Salamanca   

Bajo el arcano arco
de sus puertas
sigue amordazado
con la sábana blanca
el grito de granito
de aquel rector de la agonía
que yace hoy  
con don Quijote
codo a codo
en el sepulcro 

Que no te conoce
el niño de jacinto
la melancolía gitana
ni los muros de Ávila
Y por eso no saben
los juzgados de Madrid
por qué vuelan las palomas a las cinco
por qué lloran las madres
ahogadas de tierra
en las tumbas sin nombre
de Manzanares
en las ruinas salobres del molino
en el pozo del sollozo
de tus heridas de toro

Desde el Paraninfo
platica don Miguel con Federico
justo a las cinco cada tarde
Platican por debajo del Tajo
y del Guadalquivir
Platican del agua turbia
de la sangre yerma de Bernarda
de su vivir muriendo
y del olivo del olvido de su España
mientras otro Miguel
le canta a Federico
la luna de sus mayos
y el cante jondo de la ausencia

Afuera esperan

Esperan el silencio nevado
de su sierra
los naranjos y los amarillos
y –lejos de los alcázares
de Franco–  el viñedo añejo
de un dolor amortajado 
Espera también un amor andaluz
como La Alhambra
capaz de encontrarte finalmente
y de rescatar tu cuerpo
del encierro perenne
de tu sudor de nieve
para devolverte abiertos
los cielos de tu Andalucía
y la alegría del agua
que corre con sus ojos claros
por las fuentes del Generalife

Un día será
García Lorca
Un día destiznado de elegías
y desvestido de nostalgias
más potente que las rosas
rojas de sangre
que aún huelen
por tu Granada grana
Que yo sí quiero verte
y desamordazarte
junto a esas brigadas internacionales
que saben muy bien
por quiénes doblan
las campanas de España.

El Juez Garzón

también juró por ti
–por mí
y por tantos–
a las cinco en punto de la tarde

Venceréis
pero no convenceréis
sigue muy vivo en el paraninfo
que apartará de ti este cáliz
Con él campanea
también viva
la esperanza

Marcos 

Reyes 

Dávila