viernes, 14 de mayo de 2010

La UPR que no educa pero sí golpea


 La Universidad troglodita
 

Cualquiera con dos dedos de frente entiende que la asamblea de estudiantes de ayer, promovida y coauspiciada por la Junta de Síndicos, el Presidente de la UPR y el gobierno, bajo la premisa errónea de que una votación masiva, sustancial, rechazaría la huelga promovida según ellos por un grupo minúsculo --que, curiosamente, se proyecta de la misma manera en Río Piedras que en Humacao, en Aguadilla que en Ponce, en Carolina que en Arecibo, en Utuado que en Bayamón, etc.--, esa asamblea, repito, votó por negociar un acuerdo desde una universidad en huelga.

Pero el gobierno y la administración vio con estupor cómo sus premisas se desvanecían ante un estudiantado que daba lecciones de madurez reflexiva, voluntad de lucha, sabiduría y solidaridad.

Ante tales cualidades, enseñadas en el hogar según ellos mismos dicen, la administración y el gobierno quedan desnudos como lo que son: prepotentes trogloditas que no creen en absoluto en el diálogo, que reconocen que son incapaces de convencer y de prevalecer en una mesa de negociación. Dicen que la huelga es irracional porque no tienen capacidad intelectual para comprender el problema ante el cual se hallan. De modo que parecen hoy más dispuestos que nunca a hacer uso de la fuerza cavernícola, del músculo primitivo. 

Estas palabras se escriben ante el parte noticioso que da cuenta del despligue policiaco en UPR-Río Piedras y la alarma que anticipa el uso de la fuerza. Y este universitario no quiere creer que los educadores en la administración estén
dispuestos a darle a decenas de miles de estudiantes y a todo el país la lección de la brutalidad aplanadora que acuñó el fascismo intolerante.
La policía se creó para proteger a los ciudadanos, y los estudiantes, sus padres y sus madres, ciudadanos son.

La época en la que se podía justificar el uso de la macana rompe cabezas, del abuso contra los ciudadanos, pasó a la historia hace tiempo en todo el mundo. Aún en la Honduras golpista, en Venezuela, en Cuba, se respeta la vida y se evita el golpe bruto, por lo menos ante las cámaras.

¿Hará otra cosa el gobierno de Fortuño?
Porque este tranque, esta incapacidad para el diálogo, esta amenaza de fuerza primitiva que no educa viene de Fortaleza.

La administración universitaria que ordene o contemple sin detenerlo el ejercicio de la brutalidad, debe renunciar con dignidad antes, como siempre estuvo dispuesto a hacerlo un rector sabio, hostosiano y siempre triunfante: Juan Fernández. Ningún  maestro o educador puede rebajarse con el uso del golpe y la amenaza como argumento. La violencia no produce cátedras magistrales ni profesores eméritos!

¡El gobierno araña que todo lo daña!

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