lunes, 1 de noviembre de 2010

Ese alien llamado Vargas Llosa


   
El Nóbel no cura la miopía

Ese alien llamado Vargas Llosa


Repite nuevamente el Vargas Nóbel: “El nacionalismo es una forma disimulada del racismo”. “Es un sentimiento hostil contra el otro” Y añade: “Es un disparate (convertir en un valor la circunstancia accidental del lugar de nacimiento) porque las gentes deben valer por lo que hacen y no por dónde nacen, ni por la raza que tienen, y el nacionalismo es una forma disimulada de racismo”, dijo Vargas Llosa al diario limeño El Comercio. A eso reducen las gríngolas de su inteligencia de elefante el conflicto en Medio Oriente. El nobelito asesinó la historia.

Y no es que Vargas Llosa no tenga un ápice de motivos para hacer ese señalamiento. Pero confunde lo accidental con lo sustancial. Y margina las muy diversas circunstancias y modos en que actúa el nacionalismo. En el mundo en que hemos vivido, en las infinitas guerras de ocupación y de dominio que la historia registra de horrores, en esos siglos del imperialismo occidental que destruyó las sociedades, los pueblos y comunidades de gran parte del planeta, el nacionalismo actuó para matar, saquear y dominar o actuó en defensa propia de los pueblos masacrados. ¿Debieron permitir los chinos que siguieran vendiendo en Europa como souvenirs sus colitas después de ser decapitados ?

No es que Vargas Llosa ignore realmente la explotación inmisericorde del capitalismo imperialista. Es que su óptica es inglesa, occidental, norteña, de modo que la generalización le permite reducir y minimizar la depauperación de gran parte de la humanidad para ver sólo como luce la riqueza acumulada del robo sistemático de los diamantes ensangrentados.


Hostos denunció a fines del siglo XIX la explotación imperialista occidental en su Tratado de moral. Y en la formulación de sus principios no olvidó acuñar esta frase imponente: “Amamos la patria porque es el punto de partida”. En efecto, lo humano es amar la cuna de nuestros orígenes que nos define como hijos de Manuel y Sarah, hijos de Borinken. Otra cosa, es ser un alien.



Marcos 
Reyes 
Dávila

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