Ante el terremoto de Chile
En el mismo centro del pecho
llevas el alma rota
y un reclamo mudo de auxilio
que va más allá del jazmín
encendido de sangre
de tu mala hora
Que el cielo te apretó desnudo anoche
me decían llorando las sombras
Que la tierra te abrió las fauces de sus fosas
desaparecidas por siglos
y elegidas ahora para esta elegía
Que el mar te lanzó un zarpazo salado
para avinagrarte el vino de tus bienvenidas
Que te sorprendieron desnudo
cuando acariciabas el sueño
de una mañana nuevecita
Mas un hombre de Pelluhue
levanta tu bandera
sucia de golpes y de luchas
Con el pecho desgarrado por el medio
yergue otra vez tu corazón partido
Por el gesto ceñudo de ese hermano sé
que el esteban del gabo era chileno
y que no hay mal que pueda desprender
la altivez invicta de tus eucaliptos y tus álamos
Seguro de resistir y persistir
con aquella ardiente paciencia
de quien sabe que
en verdad no hay ausencia
y que un buen bicentenario
se lucha otra vez
y cada día
Y de la misma manera
En el mismo centro del pecho
llevamos, sí, el alma rota.
Pero sigue amando y trabajando.
Los ríos del amor
corren como tsunamis
para arriba!
(Borrador: acabo de redactarlo hace unos minutos.)
Marcos
Reyes
Dávila
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