viernes, 20 de agosto de 2010

Trotsky a 70 años de su muerte


A 70 años del asesinato de 
      T r o t s k y

 

Lev Davídovich Bronstein, mejor conocido como León Trotsky, fue asesinado por Stalin un 21 de agosto, hace justamente 70 años. Nacido en Ucrania en el 1879, tuvo que sufrir en vida, y tras la muerte, el exterminio implacable de casi todos sus familiares por el empeño de Stalin de asesinar su sangre, sus genes, su legado. 

Conoció a Vladimir Ilyich Lenin a principios de siglo XX  (1902) en Londres donde iniciaron una cooperación que se caracterizó durante un tiempo por contrastes marcados de coincidencias y divergencias. Las coincidencias, no obstante, terminaron imponiéndose, de manera que Trotsky se convirtió en el líder de masas triunfante en la Revolución Rusa de 1917, acatando, sin embargo, la jefatura intelectual de Lenin.

Aparte de este hecho que, de por sí bastaría para convertir su figura no sólo en una de las más importantes del siglo, pues la revolución rusa es la primera revolución social dirigida por un comité político inspirado en el pensamiento marxista, la historia le debe a Trotsky hechos milagrosos como lo fueron el triunfo militar de la guerra civil contra los "blancos" zaristas que sucedió al triunfo de la revolución a través de la estrategia de fundar los soviets de obreros y campesinos, y el triunfo sobre las varias invasiones que las potencias imperialistas occidentales emprendieron contra las temibles ideas de la revolución obrero-campesina y que obligó a Trotsky a luchar simultáneamente en diversos frentes. Para eso fundó de la nada un Ejército Rojo con las ruinas de los ejércitos del zar y con los oficiales zaristas que eran realmente enemigos suyos. Para lograrlo les puso al lado a comisarios políticos del partido que vigilaran cualquier desviación peligrosa a la revolución.

Lenin, acosado por males cerebro-vasculares, procuró sin éxito ponerlo a la cabeza de la nueva nación soviética tras su muerte. Stalin había tomado el control burocrático del partido y logró mover sus fichas a tiempo para alejar a Trostsky y desviar el legado de Lenin. Poco a poco fue despojando a Trotsky de sus posiciones, fue desarmando sus aliados uno a uno, fue distanciándolo del partido y de los asuntos fundamentales hasta lograr decretar su exilio. Tras el exilio, la persecución incesante que se prologó mucho más allá del asesinato de Trotsky, incluso, más allá de la muerte de Stalin, que dejó tras de sí el crimen imperdonable de haberle hecho pareja a la fama genocida del fascismo hitleriano. A Trostsky se le acusa de muchas muertes, pero fueron muertes de guerra "necesarias", como decía Martí, para la vida de la revolución. Las revoluciones verdaderas traen consigo, necesariamente, muchas muertes, pero no vamos a renegar de la democracia ni de las repúblicas porque los franceses
guillotinaran medio París. Los norteamericanos no tuvieron que hacer guerra civil, sino contra los ingleses, para traer la república, pero sí tuvieron que hacer guerra civil para defenderla en los tiempos de Lincoln.

Fue Trotsky un escritor prolífico, un filósofo revolucionario que analizó toda su vida los procesos
políticos de Rusia, Europa, Asia y el mundo entero. Él advirtió antes que nadie los desvíos en la ruta revolucionaria del país. Nuestro José Luis González tradujo a un primoroso español la biografía en tres volúmenes de este Profeta armado, Desarmado, y finalmente Desterrado que escribió Isaac Deutscher, comunista polaco, historiador y testigo de muchos de estos hechos. Leí la historia deslumbrante en los años setenta, y he vuelto a disfrutarla recientemente. La Revolución Rusa, y la figura de Lenin y Trotsky, están en el grupo selecto de mis fascinaciones, desde que de niño leí Miguel Strogoff de Julio Verne, y vi Doctor Zhivago

Marcos 
Reyes Dávila



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