Las presencias sibilinas
Para Hilda
Me habitan presencias sigilosas
de ríos profundos
sibilinos
Desnudas como el agua
me asaltan las presencias desde niño
como un afán ungido
o un deseo signado
A veces es el recuerdo de un mar
–otro mar de ayeres olvidados
Los grandes barcos de madera
en puertos de contrabando
Recuerdo también
un país con olor a tabaco
la calle alfombrada de caña,
y el viento perezoso
de la tarde entre las ramas
Me enredo en el tejido de piedra
de los alminares España
esa que lleva
repleta de espacio la mirada
caricias en la piedra
aguas dulces en La Alhambra
muros húmedos en Ávila
y un Juan Ramón herido
bajo la lluvia de la tarde
en Salamanca
La internacional me abraza
desde adentro en la guitarra
y los ríos y los puentes
el tren entre los bosques y los pinos
y el sóviet donde Lenin se levanta
Me obsede el onix
la obsidiana
la torre en la campana
la luz entre los pinos verdes
y el claustro de Sor Juana
Los volcanes y los lagos
las alpacas y la isla negra
el tren trasandino
y el cuzco transparente
y sibilino
Pero la presencia constante
y más fuerte
llega como un pájaro que habla
en los jardines de tus manos
como un zumbador alegre
que sobrevive
inexplicablemente
mil y una noches
al sol
cada mañana.
Marcos
Reyes Dávila
¡Albizu seas!
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