Héctor Ferrer:
Del equívoco al Fascismo
.
1. Los asesinatos de Maravilla
y la Conjura contra Héctor Ferrer
El abuso cometido contra la familia de Héctor Ferrer --contra él mismo, su mujer y sus hijos menores de edad, no lo olvidemos--, me recuerda los asesinatos del Cerro Maravilla, planificados desde Fortaleza por instrucciones del ex gobernador de Puerto Rico, como sabe todo el mundo, pues fueron motivo incluso de una película filmada en Hollywood bajo el título A show of force. En aquel entonces, el gobierno utilizó todos los poderes del estado, comenzando con la Policía y los fiscales del Departamento de Justicia, para aplastar y encubrir la verdad, mondada y desnudada poco a poco en las más célebres vistas de la legislatura de Puerto Rico, bajo la presidencia de don Miguel Hernández Agosto.
En esta ocasión hemos sido todos testigos de cómo el gobierno de Puerto Rico aprovecha una escena motivada por la separación sentimental de una pareja de gran importancia --puesto que él es un ex presidente del principal partido de oposición, portavoz de la mayoría en la Cámara de Representantes y candidato a la alcaldía de la capital-- para secuestrar, coaccionar, chantajear, sobornar y amenazar con retirarle la custodia de los hijos a miembros de una de las familias más prominentes y poderosas del país.
El gobierno de Fortuño tiró contra la familia de Ferrer todas las fuerzas del estado, desde el Secretario de Justicia y la Secretaria del Departamento de la Familia, la Policía, y la jefa de la Procuradoría de la Mujer.
A pesar de que la esposa ha gritado incesantemente que no quiere ni ha pedido esa intervención masiva, torrencial, del gobierno, el jefe de Justicia insiste en llamarla víctima a pesar de sus protestas constantes.
Desde Maravilla no se había visto una conspiración criminal tan grande del gobierno contra ciudadanos. Hoy amaneció la capital de Puerto Rico con pancartas del gobierno que acusan a Ferrer de violencia doméstica. Significativamente, la pancarta está colocada en un patio exterior de la Fortaleza, oficina del gobernador, saturada de una fuerza policiaca especial.
Es el gobierno el único culpable aquí de VIOLENCIA DOMÉSTICA.
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2. Erré con Ferrer
Mea culpa.
Admito que de haber tenido toda la información ayer en la mañana, la nota que distribuí ayer hubiera sido diferente.
No erré del todo, sin embargo.
Creo, casi palabra por palabra, que mi apreciación del caso de Héctor Ferrer –arriba expuesta– es sustantivamente correcta. Lo evidencia la aparición súbita de una campaña con pancartas desde Fortaleza y por todo San Juan.
Pero ya a mediodía pude percibir que no conocía toda la historia. Nadie la conoce, de hecho.
Los datos de la declaración primera de la señora de Ferrer, sin embargo, exigían mantener mayor cautela.
En sí mismos, no hay nada en lo señalado que llame a mayor escándalo.
Amenazar con quemar ropa, romper un celular o decir palabras soeces no son, por sí solos, evidencia ni de maltrato ni de violencia doméstica.
Todo depende de la manera, forma y tono como se hayan producido.
Nadie conoce la rutina de las alcobas ajenas, y a veces ni las propias.
Pero el hecho da un espacio mínimo al alegato del gobierno contra Ferrer y pone en duda o en entredicho las segundas declaraciones juradas de la señora esposa.
Sin duda, fue un auto gol para el PPD.
En un país en el que la política se mezcla de manera inadecuada e injusta con la vida personal de los políticos, eso ocurre. Aquí se hace política, no debatiendo las ideas de los adversarios, sino cuestionando a las personas, puros argumentos ad hominem, es decir, un tipo de falacia.
Los políticos son parte de la farándula, por culpa, en buena medida, de los periodistas y los medios de comunicación.
Fue cosa común oír en los medios, por ejemplo, en el pasado mensaje de Fortuño sobre el Mal Estado del País, que sí estaba fulano allí junto al otro, que si lo miró bien o lo miró mal; en la hora previa al mensaje del gobernador, la transmisión trataba a los políticos como si fueran los artistas que desfilan por la alfombra roja antes de la ceremonia de los óscares.
No obstante, reconozco que ante gran parte del país lo sucedido descalifica a Ferrer, aunque a mí no me basta. Pero la campaña sucia ya está desplegada.
Repito, que sigo creyendo correctas mis apreciaciones de ayer. Una cosa es lo sucedido entre los miembros de esa familia, y otra el manejo de las agencias de gobierno. De lo primero, sabemos muy poco y todo es alegable. De lo segundo, hubo un exceso, transparentemente selectivo, de fuerza de las agencias del gobierno, que olieron sangre y soltaron las jaurías.
De no haber sido Héctor Ferrer, otra hubiera sido la historia.
3. Característica Visible del Facismo:
Fusión de Partido y Gobierno
Una de las características más visibles e inequívocas del Facismo, es la fusión del partido con el gobierno. A quien haya visto las películas de la época de Hitler le resultará familiar la suástica en su brazo y en el de todos sus generales y ministros.
En Puerto Rico, bajo el rossellato, se acostumbró el uso de la palma entre los secretarios de los departamentos y jefes de agencias. Bajo Fortuño quizás no hemos visto muchas palmas, pero la fusión de partido y gobierno se ha manifestado como nunca antes.
El caso de Héctor Ferrer es la última prueba.
Como nunca antes se vio el acoso, el acecho, la torrencial movida de la jauría gubernamental, desde el mismo Secretario de Justicia, los fiscales, la Procuradoría de la Mujer, el Departamento de la Familia, la Policía, los gatilleros que rápidamente desplegaron una campaña por toda la capital para hacer daño al partido de la oposición a costa de la integridad y dignidad de toda una familia, incluyendo los hijos.
Benny Frankie Cerezo puso hoy el dedo en la llaga al observar que el contenido del sumario fiscal, incluyendo la narrativa a puño y letra de la esposa de Ferrer, fue divulgada en los medios del chisme televisivo por el personal del Secretario de Justicia a pesar del carácter absolutamente privado y confidencial del mismo. Quien quiera lo haya hecho, es responsabilidad del Secretario de Justicia. Sólo por eso, sin incluir el ascenso a la fiscal que produjo en tiempo récord el expediente acusador que tanto deseaban Fortuño y el alcalde Santini, debería renunciar.
El abuso criminal es una de las consecuencias ineludibles que ocurren cuando el gobierno trabaja como partido. De ahí viene el fétido olor a Fascismo que permea al gobierno de Puerto Rico.
y la Conjura contra Héctor Ferrer
El abuso cometido contra la familia de Héctor Ferrer --contra él mismo, su mujer y sus hijos menores de edad, no lo olvidemos--, me recuerda los asesinatos del Cerro Maravilla, planificados desde Fortaleza por instrucciones del ex gobernador de Puerto Rico, como sabe todo el mundo, pues fueron motivo incluso de una película filmada en Hollywood bajo el título A show of force. En aquel entonces, el gobierno utilizó todos los poderes del estado, comenzando con la Policía y los fiscales del Departamento de Justicia, para aplastar y encubrir la verdad, mondada y desnudada poco a poco en las más célebres vistas de la legislatura de Puerto Rico, bajo la presidencia de don Miguel Hernández Agosto.
En esta ocasión hemos sido todos testigos de cómo el gobierno de Puerto Rico aprovecha una escena motivada por la separación sentimental de una pareja de gran importancia --puesto que él es un ex presidente del principal partido de oposición, portavoz de la mayoría en la Cámara de Representantes y candidato a la alcaldía de la capital-- para secuestrar, coaccionar, chantajear, sobornar y amenazar con retirarle la custodia de los hijos a miembros de una de las familias más prominentes y poderosas del país.
El gobierno de Fortuño tiró contra la familia de Ferrer todas las fuerzas del estado, desde el Secretario de Justicia y la Secretaria del Departamento de la Familia, la Policía, y la jefa de la Procuradoría de la Mujer.
A pesar de que la esposa ha gritado incesantemente que no quiere ni ha pedido esa intervención masiva, torrencial, del gobierno, el jefe de Justicia insiste en llamarla víctima a pesar de sus protestas constantes.
Desde Maravilla no se había visto una conspiración criminal tan grande del gobierno contra ciudadanos. Hoy amaneció la capital de Puerto Rico con pancartas del gobierno que acusan a Ferrer de violencia doméstica. Significativamente, la pancarta está colocada en un patio exterior de la Fortaleza, oficina del gobernador, saturada de una fuerza policiaca especial.
Es el gobierno el único culpable aquí de VIOLENCIA DOMÉSTICA.
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2. Erré con Ferrer
Mea culpa.
Admito que de haber tenido toda la información ayer en la mañana, la nota que distribuí ayer hubiera sido diferente.
No erré del todo, sin embargo.
Creo, casi palabra por palabra, que mi apreciación del caso de Héctor Ferrer –arriba expuesta– es sustantivamente correcta. Lo evidencia la aparición súbita de una campaña con pancartas desde Fortaleza y por todo San Juan.
Pero ya a mediodía pude percibir que no conocía toda la historia. Nadie la conoce, de hecho.
Los datos de la declaración primera de la señora de Ferrer, sin embargo, exigían mantener mayor cautela.
En sí mismos, no hay nada en lo señalado que llame a mayor escándalo.
Amenazar con quemar ropa, romper un celular o decir palabras soeces no son, por sí solos, evidencia ni de maltrato ni de violencia doméstica.
Todo depende de la manera, forma y tono como se hayan producido.
Nadie conoce la rutina de las alcobas ajenas, y a veces ni las propias.
Pero el hecho da un espacio mínimo al alegato del gobierno contra Ferrer y pone en duda o en entredicho las segundas declaraciones juradas de la señora esposa.
Sin duda, fue un auto gol para el PPD.
En un país en el que la política se mezcla de manera inadecuada e injusta con la vida personal de los políticos, eso ocurre. Aquí se hace política, no debatiendo las ideas de los adversarios, sino cuestionando a las personas, puros argumentos ad hominem, es decir, un tipo de falacia.
Los políticos son parte de la farándula, por culpa, en buena medida, de los periodistas y los medios de comunicación.
Fue cosa común oír en los medios, por ejemplo, en el pasado mensaje de Fortuño sobre el Mal Estado del País, que sí estaba fulano allí junto al otro, que si lo miró bien o lo miró mal; en la hora previa al mensaje del gobernador, la transmisión trataba a los políticos como si fueran los artistas que desfilan por la alfombra roja antes de la ceremonia de los óscares.
No obstante, reconozco que ante gran parte del país lo sucedido descalifica a Ferrer, aunque a mí no me basta. Pero la campaña sucia ya está desplegada.
Repito, que sigo creyendo correctas mis apreciaciones de ayer. Una cosa es lo sucedido entre los miembros de esa familia, y otra el manejo de las agencias de gobierno. De lo primero, sabemos muy poco y todo es alegable. De lo segundo, hubo un exceso, transparentemente selectivo, de fuerza de las agencias del gobierno, que olieron sangre y soltaron las jaurías.
De no haber sido Héctor Ferrer, otra hubiera sido la historia.
3. Característica Visible del Facismo:
Fusión de Partido y Gobierno
Una de las características más visibles e inequívocas del Facismo, es la fusión del partido con el gobierno. A quien haya visto las películas de la época de Hitler le resultará familiar la suástica en su brazo y en el de todos sus generales y ministros.
En Puerto Rico, bajo el rossellato, se acostumbró el uso de la palma entre los secretarios de los departamentos y jefes de agencias. Bajo Fortuño quizás no hemos visto muchas palmas, pero la fusión de partido y gobierno se ha manifestado como nunca antes.
El caso de Héctor Ferrer es la última prueba.
Como nunca antes se vio el acoso, el acecho, la torrencial movida de la jauría gubernamental, desde el mismo Secretario de Justicia, los fiscales, la Procuradoría de la Mujer, el Departamento de la Familia, la Policía, los gatilleros que rápidamente desplegaron una campaña por toda la capital para hacer daño al partido de la oposición a costa de la integridad y dignidad de toda una familia, incluyendo los hijos.
Benny Frankie Cerezo puso hoy el dedo en la llaga al observar que el contenido del sumario fiscal, incluyendo la narrativa a puño y letra de la esposa de Ferrer, fue divulgada en los medios del chisme televisivo por el personal del Secretario de Justicia a pesar del carácter absolutamente privado y confidencial del mismo. Quien quiera lo haya hecho, es responsabilidad del Secretario de Justicia. Sólo por eso, sin incluir el ascenso a la fiscal que produjo en tiempo récord el expediente acusador que tanto deseaban Fortuño y el alcalde Santini, debería renunciar.
El abuso criminal es una de las consecuencias ineludibles que ocurren cuando el gobierno trabaja como partido. De ahí viene el fétido olor a Fascismo que permea al gobierno de Puerto Rico.
Marcos
Reyes
Dávila
Reyes
Dávila
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