sábado, 8 de febrero de 2020

El colorido espacio del vitral




El colorido espacio del vitral                                           “... lo que es
                        un astro hecho de dos”.
                                                          JRJ

 

No es vitral de asilo ni dispensas.

No es un simple jardín
de luces recluidas o de fiestas.
Es este vitral del que te hablaba.
Es esta morada
donde teñimos regocijo en los ajuares
de interminables reencuentros.
Yo voy y tú vienes.
Yo giro y tú giras.
Y siempre saludando enhorabuenas,
y qué tal, ¡oye!,
y cómo se chocan,
seguiditas,
nuestras copas.

A veces somos hojas
que se cruzan descalzas
sobre un tapiz de colores.
A veces un pie 
siembra verdes saludos breves
que remedan los huecos de las huellas.
A veces
los caminos convidados
parecen que se orbitan.
Que se instalan,
siempre encontradizos.
Que se revuelven y comparten,
tonos infinitos de abalorios.
Tonos que configuran
en el atril de vitrales deslumbrados
las señales del cielo
y el nombre de tu estrella.

Y todo se da más dulce
o complacido,
diluido o más fuerte,
transformado.
Todas las hojas de las horas
se alojan
entrevistando azules,
galopando rojos
cegados en los herrajes amarillos
de este vitral
que respira entre los dos.

En un vivo vitral juntos vivimos.
¡Qué azul este anochecido sueño!
Qué roja esta sangre alborotada!
Qué amarillo el de este asombro y su centella!
Amapola de una sincronía
que cantara en el loor de sus colores
el complacido alborozo alborotado
de ocupar un mismo espacio
como un astro hecho de dos.


*****

Y dices que el amarillo no te conviene.
Pero te desvergüenzas oro en quien te mira.
Dices que cuando vuelas cardenalicia
el azul te mira el sueño.
Que en el violeta te desvaneces.
Que el verde te sienta cuando estás serena
y cuando estás alegre.
Que el rojo se hace alfombra en tu camino
si me miras.
Todos los colores se abren en ti.
Palpitas luz, y llueves colorida.
En tu mirada
aun la sombra se hace ascua.


......

Cuando subías la escalera
en medio de la floresta de duraznos
al resguardado aposento del poeta
de pronto me mirabas hacia atrás,
y la luz abría las alas de su cuerpo sobre ti,    
lloviendo,
como las cromáticas plumas de un vitral.


MRD


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