viernes, 29 de mayo de 2015

Cuba: la lucha por la libertad



“Cuba: La lucha por la libertad.”
(Hugh Thomas. Barcelona: Debolsillo, 2012, 1283 págs.)


    Sí: mil doscientas ochentaitrés páginas! 

    Ya conocía a Hugh Thomas por su historia en dos tomos de “La Guerra Civil Española” (México: Grijalbo, 1976) que estudié hace más de 30 años como parte de la preparación de mi tesis sobre León Felipe. El libro sobre Cuba, amén del alusivo título sobre la libertad, me interesó porque parte de 1762, cubre toda la lucha antillana que se particulariza y distancia de la de tierra firme, y se extiende a lo largo de todo el siglo XX, es decir, que incluye la revolución cubana castrista. Thomas, inglés, es un graduado de Cambridge y La Sorbona, miembro de las academias de Historia de España y de Inglaterra. Tengo recuerdos muy gratos de su historia de la guerra civil española. 


    El libro no es decepcionante, pero tampoco es todo lo que esperé de él. Comenzó a escribirlo en el 1961. Fue publicado en el 1971. Tiene 109 capítulos y un “postcriptum” que actualiza el libro, escrito 30 años después. La edición lleva fecha de 2010. Thomas ordena sus análisis a partir de los aspectos económicos, es decir, del desarrollo de los medios de producción. Sin embargo, no parece sacar todo el partido y consecuencia de esa óptica que, en principio, es materialista. El mismo autor anota en la introducción que la primera mitad del libro “es historia”, y la segunda mitad “política contemporánea”, juicio que no es justo en realidad. Los análisis socioeconómicos extensos continúan incluso en la era de Castro. Sin embargo, de vez en vez asoman expresiones en las que luce una franca incomprensión de la cultura latinoamericana.       Digamos, para ilustrar esto con un ejemplo elocuente, que no simpatiza con José Martí. Dice de él que “parece más un contemporáneo de Rousseau que de Marx” (232), y que “no encontraba ninguna norteamericana a la que poder seducir” (220). Esta última expresión me asombró en el cuidadoso historiador, así como algunas otras, por su caracter gratuito, impertinente e irrelevante. Thomas se retrata como un autor de valores liberales que es incapaz de comprender la sustancia de una revolución de clases como la que dirigió Fidel. Y por más que detalla las infinitas intervenciones norteamericanas a todo lo largo de la historia de Cuba, su afán de absorberla, poseerla y dominarla, la presencia de miles de agentes de la CIA en los primeros años de la Revolución Castrista, los ataques, los sabotajes, los asesinatos, la corrupción, la invasión, el bloqueo, la historia de dominio de los procónsules bajo la enmienda Platt, la ocupación de Guantánamo, su tolerancia con los regímenes dictatoriales y los asesinatos diarios, todavía tiene la desfachatez de acusar a Cuba de haber dado fin a unas relaciones muy prolongadas con Estados Unidos, y de haber constituido una dictadura que además del voto entregó un fusil a cada cubano. Es como si pudiera en verdad hablarse de las “relaciones” entre aquel que secuestra, viola y somete a la trata a una mujer, y su violador.
    No empecé lo objetable, el libro posee basta información y su lectura resulta fascinante. Mencionemos algunas de las cosas que me llaman la atención.


    1. Jefferson expresó, desde el 1808, el deseo de EUA de comprar Cuba.
    2. La lucha por la libertad de Cuba comenzó en el 1809 bajo la dirección del masón Ramón de la Luz.
    3. El gran freno que impidió que se repitiera en Cuba lo que ocurría en el continente a partir de 1810 fue el temor a Haití, es decir, a que se constituyesen en las Antillas otras repúblicas de esclavos. Caracas invitó a la junta superior cubana a unírsele, cosa que Cuba rechazó. Entonces, la oleada de inmigrantes incondicionales proespañoles inundó las islas.
    4. No obstante, las Antillas jugaron papeles importantes en el proceso.
Bolívar amenazó con marchar sobre Cuba y Puerto Rico si no se reconocía la independencia de Colombia.
    5. EUA vetó toda iniciativa en ese sentido pues prefería que las islas continuaran como colonias españolas. También temía EUA que las revueltas de esclavos del Caribe animaran el fuego en los estados esclavistas del sur  (108).
    6. En la historia de la esclavitud suele quedar al margen el papel que desempeñaron los reyes africanos. Ellos era quienes vendían los esclavos a los traficantes europeos (141) que salían principalmente de las poblaciones entre Bissau y Luanda.
    7. Durante la primera mitad del siglo XIX Cuba tuvo una ligera mayoría poblacional negra-mulata (147), Hubo pocas “granjas de crianza de esclavos”como las de Virginia (148). Dormían apenas cuatro horas al día.
    8. Cuba gozó una extraordinaria riqueza como la principal productora de azúcar del mundo (163). Hubo una temprana inclinación al comecio con EUA. En 1826, de 964 barcos que entraron a puerto en La Habana, 783 eran norteamericanos (164).
    9. Antes de fin de siglo arreció la campaña en EUA para absorber a Cuba. En esa gesta se destacó Narciso López.
    10. La propuesta de abolir la esclavitud que hicieran en España los delegados puertorriqueños en el 1866 horrorizó a los cubanos (191).
    11. Los rebeldes de Céspedes y Gómez llegaron a contar con un ejército de entre 10 y 20 mil hombres (200). Si bien en ocasiones se menciona a Puerto Rico, en realidad Thomas ignora, como si no se hubiese documentado, las aportaciones de los puertorriqueños en el proceso cubano.
    12. Martí, dice, dejó en Guatemala a la hija de un ex presidente “por una chica que le convenía más, Carmen Zayas Bazán” (219). En otra ocasión dice que aunque Martí afirmaba poner el pueblo delante de todo, “quien le apoyaba en todo era un rico exiliado, Rafael Serra” (221).          
    13. Weyler intentó convertir toda la isla en un inmenso campo de concentración (245). Eso significaba sacar a la población de sus casas y propiedades para colocarlos en zonas militares abastecidas por zonas de cultivo.
    14. De la Améria Latina, solo Eloy Alfaro, de Ecuador, prestó algún apoyo a los cubanos.
    15. Thomas relata las muchas ocasiones en que Hearst y Pulitzer pregonaban la guerra contra España en Cuba con mentiras (254). Incluso financiaban por su cuenta y ordenaban acciones militares pagadas por ellos y de su propia iniciativa.
    16. España esperaba ganar la guerra contra los insurgentes para dar paso a reformas que hubieran dado a Cuba un estatus similar al de Canadá (259). (Ese estatus fue objeto de estudio por Hostos en el 1865.)
    17. Le guerra entre EUA y España fue una comedia de equívocos. España quería “perder la guerra en el tiempo más corto posible” (283). Pero el ejército de EUA era de blancos y los insurgentes cubanos negros. De modo que los soldados de EUA preferían confraternizar más con su enemigo español que con su aliado cubano (290).
    18. La “enmienda Foraker” prohibió concesiones comerciales a Cuba para impedir que EUA no quisiera retirarse nunca de la isla (315).
    19. Curiosamente, la inversión española aumentó tres veces tras la guerra. La mitad de los 50 mil comerciantes eran españoles (364).
    20. “Al igual que el hueso al cuerpo humano y el eje a la rueda y el canto a un pájaro y el aire al ala, así es la libertad la esencia de la vida. Cualquier cosa que se haga sin ella es imperfecta”: José Martí (447).
    21. EUA intervino militarmente en países extranjeros 20 veces entre el 1898 y 1920. En Nicaragua, de 1912 a 1927; en Dominicana, de 1916 a 1930; en Haití, de 1915 a 1934. (En Puerto Rico, de 1898 hasta hoy.)
    22. Había un anarco-sindicalismo desde 1880 y núcleos socialistas desde el 1905. Desde el 1925 había un Partido Comunista de Cuba (423). A ese partido perteneció Julio Antonio Mella.
    23. La historia cubana del primer medio siglo XX es una cadena interminable de golpes de estado, asesinatos políticos, cambio infinito de alianzas que involucró a todas las fuerzas políticas. Es increíble ver cómo surge Batista de la nada al frente de un grupo de militares de bajo rango y él mismo se asciende de rango una y otra vez hasta tomar el control del ejército y del país. Es muy curioso su devenir entre las fuerzas progresistas y las conservadoras. Todo un caos y continuo cambio de alianzas y asesinatos. Batista fue apoyado y apoyó al Partido Comunista, incluso, en ocasiones, y en otras ocasiones lo tuvo de enemigo. Se fundaron grupos muy interesantes. Por ejemplo, el ABC, sociedad secreta constituida por jóvenes profesores y abogados organizados en células relacionadas por medio de enlaces cuyos verdaderos nombres no se conocían (438). La comunidad universitaria también jugó papeles a gran escala. En todo, hasta la revolución, la intervención continua del embajador de EUA gracias a la constante amenaza de intervención militar norteamericana que permitía la famosa Enmienda Platt vigente entre el 1903 y el 1934.
    24. Interesante la manera cómo se hizo la rebelión del 26 de julio y se constituyó el movimiento ecléctico que le siguió, constituido por fuerzas diversas. Es interesante la desvinculación del movimiento con el Partido Comunista que  fueron incluso enemigos políticos durante gran parte del proceso anterior a la victoria. Es interesante la situación extremadamente precaria en la que quedan los compañeros del Granma tras el desembarco y cómo logran estabilizar la situación y sobreponerse. Gran parte de la estrategia fue de imagen y proyección. En ello jugó un rol importante la prensa internacional.
    25. Fidel Castro no era marxista, aunque Raúl parece que sí lo era entonces. Atacó el Cuartel Moncada en el 53 e inició la guerra en el 56 como seguidor del liberal Chibás y por la restauración de la Constitución de 1940. El Partido Comunista no apoyó a los revolucionarios del movimiento ni a los de Sierra Maestra y Fidel no los incluyó. 
    26. En algunas ocasiones Batista envió contra Fidel hasta 17 batallones, alrededor de 17 mil hombres, con compañía de tanques y apoyo aéreo para combatir a Fidel que entonces contaba apenas con 300 hombres. Es interesante cómo estos pocos revolucionarios lograron capturar a centenares de soldados batistianos que invariablemente eran liberados sin maltrato alguno por los revolucionarios (786).
    27. El Ché Guevara salió a liberar la región de Santa Clara con menos de 150 hombres, región que Batista había reforzado con 10 compañías de 100 hombres y tres batallones de 400. De un ejército de apenas 300 hombres que tenía Fidel  a mediados del 58, creció a unos tres mil a fines de ese año.
    29. Ya triunfante, frente a la multitud que lo espera en el Palacio de La Habana, Castro “pide que abrieran una fila para dejarle pasar sin necesidad de soldados que le ayudaran a hacerlo” (820). Más tarde, en el campamento militar dio otro discurso y “volvía a tener la impresión de que José Martí había reaparecido realmente. Cuando Castro empezó a hablar, alguien entre la multitud soltó dos palomas; una de ellas se posó en el hombro de Castro: símbolo y presagio de paz” (820).
    30. Fidel no asumió el poder político, aunque era suyo. Inicialmente estuvo el juez Urrutia y posteriormente se nombró presidente a Dorticós. Millones de cubanos desfilaron en enero del 59 en apoyo al gobierno y las ejecuciones de los asesinos del régimen de Batista (868).
    31. Aun bajo la presidencia de Eisenhower se comenzó a entrenar a cubanos para derrocar a Castro, en Florida y en la Nicaragua del dictador Somoza. La batalla de Bahía de Cochinos la organizó la CIA. Comenzó con un bombardeo de 8 aviones B26, una flota que transportó 6 batallones de 200 hombres cada uno, paracaidistas, cañoñes lanza cohetes, tanques. Vieques, desgraciadamente, participó en esto. Se radicalizó el régimen de Castro.
    32. La crisis de los cohetes soviéticos terminó con la promesa de no invadir nunca a Cuba nuevamente. Más radicalización del gobierno cubano.
    33. En la última parte, el “Epílogo”, Thomas explora en capítulos separados temas de la Cuba revolucionaria tales como “Los utopistas”, “La zafra de los diez millones”, “Los hombres nuevos”, "Los guardianes” –se refiere a cómo el partido guarda y trata de promover la utopía comunista–, “Nuevos y viejos amigos”, “La búsqueda de la libertad”. Esta es la parte en la que se margina el historiador y se entrona el analista político... liberal. Thomas admite los enormes progresos de la revolución en salud, educación, pero no puede perdonar que se haya suprimido la libertad de prensa y el voto estilo sociedad liberal con la democracia socialista y la construcción de organizaciones armadas en defensa de la revolución. En el fondo Thomas no comprende que capitalismo y socialismo no pueden coexistir en  una misma sociedad porque son sistemas excluyentes y contradictorios, igual que lo fue la sociedad aristocrática y la burguesa. La antigua sociedad jamás renunciaría a sus privilegios, tal como ocurrió en Francia. A pesar del intento de borrarla con la guillotina s
e coronó emperador Napoleón. ¿Cómo podría coexistir la Rusia de los zares con el estado bolchevique? Aún después de casi un siglo de revolución, tras la caída de la Unión Soviética, los herederos de príncipes y duques reclamaron a la nueva Rusia la devolución de sus propiedades y riquezas. Exactamente eso pasaría en Cuba, aún después de más de medio siglo de revolución.
    El problema cubano es la inmediatez a Estados Unidos, tal como le ocurre a México. Que se vean los cubanos en el espejo de México, corrupto, entregado al crimen, los asesinatos masivos, y el narcotrafico que es, como ha dicho Evo Morales, una industria capitalista. No hay tintas medias para Cuba: o mantiene su independencia con una política de arduo resguardo ante los poderes inmensos del imperio, o sucumbe. Es precisamente esa política combativa la que ha permitido a F
idel y su revolución permanecer en el poder por más de medio siglo e influir en muchas partes del planeta como si fuera una gran potencia. ¿Acaso no ha enfrentado exitosamente Cuba a los poderes de los imperios europeos en muchas partes de África? ¿Acaso no posee los índices más altos de salud y educación del hemisferio? Fidel Castro es la figura más grande del siglo XX para las Américas todas, así como Lenin –por la Revolución Rusa– es la figura más importante del planeta entero en el siglo XX.
    34. El libro de Thomas tiene una bibliografía de 23 páginas y alrededor de 600 fichas.


Marcos
Reyes Dávila
¡Albizu seas!

   







   

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