Elecciones de 2012:
Entre el Júbilo y la Advertencia
El
triunfo del Partido Popular Democrático (PPD) mueve a júbilo a gran parte del
país, indudablemente. Pero no puede perderse de vista que su mayoría es minoritaria.
Ganó con un 47.85 % de los votos. Ganó, además, en una medida importante,
porque sectores fuera del PPD votaron a favor del candidato a gobernador, y
porque un porciento considerable del PNP no votó, desencantado, para reelegir a
Fortuño. La mayoría del PPD que le permite formar gobierno, es coyuntural,
fruto del momento, y quizás no se repita. En el caso de los llamados partidos
emergentes, lo comprueba la diferencia entre los índices que señalaban todas las
encuestas y el decepcionante voto realizado. La Independencia obtuvo 72.5 mil votos, pero en la elección el
Partido Independentista sólo consiguió
46 mil votos. García Padilla apeló directamente por ese alegado “voto
útil”, con fuerza.
Una de
las lecciones de esta elección es que el PPD necesita de otras fuerzas para
ganar elecciones. La razón para ello pudiera ponerla en evidencia los
resultados del mal llamado “plebiscito”. A pesar de que el PPD llamó a votar en
blanco, y no a favor del ELA Soberano, a pesar de que llamó el PPD a votar por
el Sí, es decir, por el ELA territorial–colonial, ese ELA colonial fue
rechazado por una mayoría importante, un 54 % frente a un 46 %. Más de 934 mil
puertorriqueños rechazaron el ELA colonial y territorial de 1952.
A pesar
de que el PPD no pidió un voto por el ELA Soberano (la República Asociada),
esta opción consiguió 437 mil votos frente a los 802 de la Estadidad y los 72.5
mil de la Independencia. Si se toma en
cuenta que los votos en blanco (468.5 mil) en esta elección son producto de un
llamado del PPD en ese sentido, es decir, el voto en blanco es un voto en
efecto, la suma del voto contra la Estadidad es de 978 mil, es decir, una
mayoría de 176 mil votos. El país, en
conclusión, parece haberse preparado, sin la participación del PPD –a excepción
de la campaña tímida del ex gobernador, Aníbal Acevedo— a solicitar los poderes
necesarios para salir de la dependencia y de la inferioridad, indigna en
palabras de Hostos, y recuperar el derecho humano fundamental, inalienable, de
todo pueblo de ejercer la soberanía y autodeterminarse.
Todo
país necesita de instituciones que afirmen al país, la nacionalidad, el orgullo
propio, y la democracia. Llegó la hora.
Marcos
Reyes Dávila
¡Albizu seas!
(Publicado en CLARIDAD el 8 de noviembre de 2012.)
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