sábado, 16 de junio de 2012

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Mi padre 
se esconde en mi camisa


La piedra, muda, 
está blanquísima hoy
    –ausente
y sin sombras
Mi padre se escurre por la tierra

como el agua profunda
y adereza las flores de mi casa

Me trae el sol cada mañana
y un trozo de caña
si no lloro cuando anochece
Se esconde en mis camisas
se enrojece en la rosa
de mi cuarto

cuando no quiere dormir
y le llueve encima
Viene a mí cuando por el camino
se me cruzan los carriles
y cuando se me enredan 

de otro modo
las letras de mis libros
Su sonrisa guarda
aquella suavidad de plumas
que no tiene resquicio
de sospecha
resquemor
ni peligro
Mi padre transita por la casa
con su gorra de capitán
de medio lado
y la mirada algodonada
Me induce una alegría
en la vena más sana
Ante él me siento
sumergido en agua tibia
o en agua fresca
según lo necesite yo
según me haga falta
Mañana cumple 95 años
Y hace cuatro me dio su última lección:
Sarah, yo te quiero mucho
le dijo a mi madre
justo antes de soltar
todos los lastres
y de echarse a volar en el viento
como las reinitas.


(16 de junio de 2012)
Marcos 
Reyes 
Dávila
¡Albizu seas!

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