miércoles, 28 de septiembre de 2011

Carta de famila -Para mis hermanos en los 90 de mamá

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Carta de familia

                   
Para mis hermanos, en los 90 años de mamá


            (Evocación)   
           
Paso largo tiempo mirando 

el medio siglo de esta foto
Leyenda de un reino extraordinario 

Sol está arriba
como presidiendo, feliz y mirando al frente,
y repartiendo a ambos lados
A la derecha, Miguel abraza a Manolo
Ambos miran al lado, a mami quizás,
mientras papá, 

seguramente, enfoca la cámara
Miguel está seriecito

quizás por lo que está pensando 
Manolo esboza una sonrisa de tono menor,
quizás complacido y complaciente


A la izquierda, vestido igual que Miguel,
de guayabera de manga larga,
está Marcos, seriecito, igual que Miguel
Se apoya en Carlos, vestido igual que Manolo
mientras mira lánguido con el índice en la boca,
como quien pondera
Y apoya a Marcos
Marcos y Carlos miran a donde mira Sol,
al frente 

donde  papá detiene el oro del tiempo
Una foto tiene poder de evocación

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            (El poder de la sangre)

La infancia y la niñez
son los tiempos en que se funda
       (zapata y armazón)
la estructura de acero de la personalidad 

la identidad de familia,
el punto de partida común 

Enseñamos eso cada año
cuando hablamos de la lengua vernácula
y explicamos esa fuerza natural
       e irresistible
que impele a cada cual
a hablar la lengua de papá y de mamá
Pero...
¿Tenía razón Jorge Manrique?:
“nuestras vidas son los ríos
que van a dar a la mar,
que es el morir”;

¿o tenía razón Corretjer?:
“sabe el hombre dónde nace
y no dónde va a morir”.

Quizás ambos.
Quizás la vida transcurre como los ríos,
aunque esa imagen tenga algo de invertida
porque la infancia, insisto,
determina los patrones más profundos
y permanentes
de la personalidad
Por eso su irresistible poder de evocación 

Por eso la sombra permanente,
más o menos positiva o negativa,
según el caso sea,
que nos persigue la vida entera
desde la madre y el padre
el hogar

los hermanos 
El poder de la sangre
funda y sostiene toda vida del mundo.
Sin ese poder, literalmente,
"la vida no vale nada"

Sin embargo,
no deja de tener razón Corretjer
“Sabe el hombre dónde nace”,
tal como él lo dice,
pero “en la cruz de los caminos”
elige su destino
y dónde
      y cómo
va a morir
Alguna importancia tendrá,
(creo - imagino - supongo)
puesto ya el pie en el estribo,
saber si hemos vivido fieles al,
o renegando del,
punto de partida

Ella y tú "son uno",
dijo uno y dice dos
Mi compañera y yo no lo somos
Cada quien tiene su carácter
y sus propios pensamientos,
de modo que mejor que decir que somos uno
--"soy tú misma" se dice en la Casa del Amor,
o "Amada en el Amado transformada", dice San Juan--
me gusta más la idea del "astro hecho de dos",
como dice Juan Ramón
Es más divertido compartir con una pareja
que mirarse en un espejo

El amor se tiene para darlo
como dijo Palés Matos
Sólo así multiplica
y preserva la vida misma

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             (Y cuando el vacío...)

Una foto estrujada parece
una imagen estremecida sobre el agua,
compungida por la humedad
Los rostros parece que
se descomponen y hablan
Es infinitamente triste cuando ocurre
que ni aún aquellos que nos vieron nacer
y crecer y vivir una vida entera
conocen nuestro corazón 

o el sabor de nuestra  sangre
Como si nos desconocieran
nos desocupan y vacían el pecho
Como si de verdad fuera posible darle la espalda
a unas raíces que no se limitan a papá y mamá
sino a la enredadera del nido que ellos crearon
Y seguir caminando...

No existe el vacío


Todo vacío se llena de llanto

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      (Yo llevo el nido conmigo)

Yo llevo el nido conmigo
Cualquiera lo sabe

Jorge Manrique escribe
las coplas por la muerte de su padre
para evocar con nostalgia la pérdida
de un tiempo amado que se fue con el padre
Para algunos,
como dicen las coplas,
sólo nos queda el consuelo de esa memoria

Al final de Camelot, la película musical de los 60,
un niño llega al campo de batalla
donde el Rey Arturo lamenta la destrucción de su sueño
para pelear por él,
y Arturo, comprendiendo que los sueños
que amparan al corazón no mueren,
lo envía a ir ardiente 

por las aldeas 
hablando de él 
Eso justamente,
como hijo de mi propio Arturo,
estoy haciendo
           
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        (Falsa Posdata a Una canción sin fin para mamá)
   
Nada tiene la unción 
estremecedora de la eternidad
como el abrazo de una madre
Una madre es un viento que acaricia
desde más allá del tiempo,
más allá del horizonte más remoto del recuerdo

En torno de mi madre gravita la alegría
Siempre luminosa           
Y siempre fuente
Como la luz del sol cuando se refocila en el agua
La suma de todo es el valor,
el valor de una joya sin precio

Mi madre es una mujer brava...
De esas que arrancan
la sorpresa incontenible del aplauso
cuando dice ¡bravo!... ¡bravo!
Pero mi madre es brava también
porque nunca se amilana o se reduce
Puro pecho de una vela tenaz
más fuerte       
mientras más le sople en contra      
el viento adverso
Brava como el roble florecido      
Cobana negra

Mi madre es germinal
Un semillero
Doquiera le brotan las orquídeas      
sobre el árbol más seco

Mi madre es hormonal
Como enzima

de encina
Levadura que mientras más cree asentarse
más levanta la masa de su pan...
En torno de ella      
crecen interminablemente las palomas
e inconteniblemente los geranios
Y también la paz de lo perfectamente cumplido...          
Y, a pesar de todo,
siempre amanecida
porque una canción sin fin, como eres,
no tiene adiós
posdata
ni punto final         


Marcos Reyes Dávila

       
(26 de septiembre de 2011)

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