Julia en el Puerto Rico CHATARRA
y el Festival Internacional de Poesía:
Lecciones del Ave Fénix
Febrero de 2014 llega a Puerto Rico a dos aguas, como las máscaras –de comedia y de tragedia– del teatro: de una parte la degradación de la capacidad del gobierno de Puerto Rico, y del otro lado, la apoteósica acogida al Centenario de Julia de Burgos. Hablamos de un país que transita a la vez por la caída a fondo de las finanzas públicas y por el cenit de la ilusión que le inspira una poeta fallecida hace 60 años.
Julia de Burgos (1914-1953) murió sin nombre, en una calle de la capital financiera del mundo: Nueva York. Enterrada como una Jane Doe, fue posteriormente identificada como la autora de algunos de los poemas más significativos y de mayor resonancia en la historia literaria puertorriqueña. En muy pocos libros, comenzando con el egregio Poema en veinte surcos, Julia se convirtió en ícono, y luego en mito, de una poesía incandescente que ha pasado, del fuego íntimo donde estuvo resguardada, a las plazas y los pabellones. Para lograrlo, Julia fraguó en versos auténticamente propios, y de hondo calado, la experiencia colectiva del vivir en un país aquejado de sufrimientos, pobreza e intensa opresión política. Julia fue, en efecto, una militante política de repercusiones caribeñas y atlánticas. Por su capacidad para convocar a grandes muchedumbres con una fuerza lírica que podían oír los sordos y ver los ciegos, y por esa militancia política libertaria que se desplegó tanto en el plano personal como en el colectivo, el Grupo Guajana la reconoce desde el 1964 como su precursora y como un valor cardinal de la poesía puertorriqueña, en el número cinco de su histórica revista.
Decenas de instituciones se han dado a la tarea de celebrar el centenario de su natalicio, aunque estamos seguros que la campana ha sonado en el corazón de cada escritor, artista y educador puertorriqueño. Se destacan entre otros, la Comisión Nacional Centenario de Julia de Burgos, el Municipio de Carolina y el Departamento de Educación, así como varias unidades de la Universidad de Puerto Rico, y otras en Puerto Rico. Pero el centenario ha germinado además más allá de nuestras costas, en países como la República Dominicana, España y Cuba, y estados norteamericanos como Nueva York y Chicago. Las celebraciones ya han comenzado en Puerto Rico con actividades preliminares en varios museos, pero su arranque formal será el 17 de febrero en Carolina. Artistas puertorriqueños como Zoraida Santiago y Lucesita Benítez, así como la agrupación española La Discreta Academia, han preparado producciones musicales especiales; intelectuales han preparado conferencias; artistas plásticos han creado numerosos carteles, y los dramaturgos escenas a representar. Se espera la publicación de una biografía novelada preparada por Mayra Santos Febres, la publicación de un centenar de cartas inéditas, videos, murales, certámenes, piquetes poéticos y muchísimo más. Hay un calendario global de actividades del Centenario preparado por la Comisión Nacional Centenario Julia de Burgos, continuamente actualizado, y las actividades se anuncian en su página de Facebook.
El Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico también se suma a la zaga celebratoria al dedicarle la sexta edición del festival que habrá de celebrarse del 31 de marzo al 5 de abril. Este año se espera la participación de alrededor de veinte poetas extranjeros, casi todos hispanoamericanos, a los que se suman una poeta de España y otro de la India. Vendrán poetas invitados de renombre internacional de la Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Dominicana, Uruguay y Venezuela.
La apertura se celebrará en la sede del Festival ubicada en el Recinto Metropolitano de la Universidad InterAmericana a las 7 de la noche, precedida por una conferencia de Chiqui Vicioso a las 5 de la tarde. Se han planificado actividades a celebrarse en Arecibo, Bayamón, San Juan, Carolina, Dorado, Vega Baja, Ponce, Humacao, Manatí, San Lorenzo, Utuado y Aibonito.
¿Cómo se vinculan la caída y el ascenso de los que hablamos al principio de estas líneas?
No hay que olvidar, en primer lugar, de que hablamos del mismo país. En un caso del gobierno colonial norteamericano en Puerto Rico; en el otro caso, de las fuerzas vivas y autogestionarias que sobreviven en su margen y más en desamparo que en amparo de un gobierno que, aunque diga lo contrario, se niega a sí mismo cuanto más puede.
A veces lamento que sea la gestión de mi generación, aquella que se fraguó en las luchas estudiantiles, sindicales, políticas y sociales de las décadas del sesenta y del setenta, la que entregue a sus hijos un país tan postrado como este Puerto Rico. Pero ello en realidad no es ni gestión ni culpa nuestras, como no lo fue de la generación de Betances y de Hostos asistir a la entrega de todo el país como botín de guerra a Estados Unidos, ni luego fue culpa de Albizu, Corretjer, Julia, Juan Mari Brás, los Macheteros, y de todos los que enfrentaron la adversidad con la mayor abnegación, incluyendo la libertad y la vida. Se trata de una marea planetaria, de raíz neoliberal, que muerde lo mismo a sotavento que a barlovento.
Lo que es de notar, y desde luego, también motivo de asombro, es que al margen de un gobierno colonial tan entregado al saqueo inmisericorde de la riqueza del país sobrevivan aún fuerzas tan poderosas que puedan levantar de un mar de cenizas, y con el fuego prometeico en el pico, un Fénix como Julia, la poeta caída en una calle de Nueva York. Cada 500 años muere el Ave Fénix, y renace después. 500 años de coloniaje llevamos. Julia se levanta por todo el país, y con Julia el pueblo de Puerto Rico. ¿Será casualidad o fatalidad? Que responda la historia. Nosotros, mientras tanto, seguimos trabajando.
Marcos
Reyes Dávila
¡Albizu seas!
Publicado el 14 de febrero de 2014 en 80 GRADOS
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