miércoles, 27 de agosto de 2014

Julia Eterna Siempre Canto


Peregrinando al Simposio 
           "Me llamarán poeta"

Julia eterna siempre canto 

                - Guajana -


Julia la del eterno río,
Julia la del eterno llanto,
Julia eterna siempre río,
Julia eterna siempre canto
”.
GUAJANA, 1.5, 1964.

 

Aunque haya quien afirme que Julia fue olvidada por los puertorriqueños, el cotejo histórico  –sin necesidad de recurrir a las corrientes subyacentes de los amores íntimos, callados–  proclama lo contrario. Unánime fue en vida el aprecio por su obra entre los poetas y los académicos del país (como Josemilio González y Margot Arce de Vázquez), los poetas más grandes de los países hermanos (como Pablo Neruda y Juan Ramón Jiménez), y el pueblo patriota de Puerto Rico, entonces mayoría, que la llamaba en la flor de sus cariños “novia del nacionalismo”. Es imposible ofrecer en estas breves líneas la evidencia documentada. Me remito tan solo a la efervescencia febril que se ha podido constatar en lo que va del centenario. Me remito al rebautizo de la Revista Mairena, dirigida durante veinte años por Manuel de la Puebla, con el nombre de Julia, en el año 2000.  (El número 20 de Mairena, de 1985, se le dedicó a Julia.)  Me remito al Congreso Internacional Julia de Burgos celebrado por el Ateneo Puertorriqueño en el 1992 bajo la dirección de Edgar Martínez Mazdeu, generador de frutos notables. Me remito al Doctorado Honoris Causa otorgado por la Universidad de Puerto Rico en el Recinto de Humacao en el 1987. Me remito, finalmente, al homenaje que el grupo de jóvenes poetas le dedicó a Julia en el número 5 de su célebre revista GUAJANA en el 1964.
    Cuando Guajana publica este número de su revista, incipiente aún, sólo habían dedicado números a Luis Palés Matos, Luis Llorens Torres, y a Hugo Margenat, precursor de su generación. En la sexta tirada, tras el número dedicado a Julia, se publicaría el número dedicado a Pedro Albizu Campos que ungió a Guajana con el carácter definitivo que se imprimiera en la historia. Desde el segundo número de la revista, de 1962, ya publica en ella su sobrino, Juan Sáez Burgos. Pero no es Juanito quien ofrece el homenaje, según los créditos de la publicación, aunque pudiera haber sido su precipitante. La revista la dirige Vicente Rodríguez Nietzsche, y José Manuel Torres Santiago figura como editor. Es por esta circunstancia que nos luce que sea Torres Santiago el autor del editorial –de cinco páginas, no numeradas– que se publica en “Homenaje a Julia de Burgos”, seguido de otros textos, uno de Francisco Manrique Cabrera, que también la enaltece. Justamente de José Manuel Torres Santiago, saldrá muy pronto un libro biográfico sobre Julia, hasta ahora inédito, bajo el sello de Los Libros de la Iguana, titulado Julia de Burgos: poeta maldita.
    El editorial de Guajana es un homenaje poético desde la entrada : “1914:
Madrugada”. Tras aclarar que el homenaje que le debe un poeta ya lo rindieron antes cuando fundieron –ellos, los poetas de Guajana– su propio ser con la poesía de Julia, la califican como “nuestra más grande mujer poeta”. A su juicio, “su vida fue el poema más intenso”, “un milagro desprendido de la tierra al alba”, de quien fue, antes que nada, “una amanecida del amor”. El autor apunta que hablar de Julia en el amor “es pretender decirla toda ella”. Por eso la leyenda la preside, “casi mito”, “como novia del río”. Y de ahí la adscripción que le atribuyen a Julia dentro de la tradición de Jorge Manrique, puesto que desemboca en la muerte.
    Pero estos poetas ven a Julia “sin lágrimas”, como lo hará luego Pedro Mir.
Están muy conscientes de que Julia tuvo que vivir luchando contra la “estrechez” y la “mediocridad” del país, y de que su voluntad le advirtió, según ella misma lo expresara, que “dejarse vencer por la vida es peor que dejarse vencer por la muerte”. Por eso a los futuros poetas comprometidos y militantes no se les escapa la Julia desafiante y contestataria que denuncia al pueblo esclavo y al arrabal, en defensa de la “patria” y de los oprimidos del planeta.
    En el editorial se lamenta la pérdida de gran parte de la producción poética de los años neoyorkinos de Julia. Pero tras repasar el acopio de los males que la acechan, terminan el editorial con un cuarteto en el que evocan a Julia como la del eterno río, la del eterno llanto, la Julia siempre río, la “Julia eterna siempre canto”.

 

Marcos Reyes Dávila
Revista EXÉGESIS - UPRH
Comisión Nacional del Centenario
“Me llamarán poeta” - El Simposio

   
   
   

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